Todo por un cuerpo de esa piedra
| Inéditos
La Venus de las piedras
Tendré que engendrar hace mil años
–cuánto ansío tocar puerto–
a una humanidad distinta.
Ni primera ni última,
no pasada ni futura
–hace mil años promete el día de mañana.
Una humanidad no menos cruel.
No más ingenua.
Ama a sus madres y a sus hijos con igual fervor,
y con ese mismo amor mata a sus madres y a sus hijos.
Pero distinta
porque conoce piedras diferentes.
Piedras que guardan hueso,
azúcar o lumbre,
hablan profecía y lloran lágrimas
formadas en torno a un eclipse mínimo.
No son nuestras
y no las deseo para los míos.
Engendraré tal humanidad,
cualquier cosa por un cuerpo inmediato.
Un cuerpo hoy,
de piedra presente.
*
Ojalá que mis hijos,
por amor o instintiva obediencia,
me extraigan del peñasco
y me moldeen sin órganos que den calor.
Sin sangre hirviendo,
sin leche tibia.
Sin tejido caliente, por fin hasta hoy,
habitando dentro.
Todo por un cuerpo de esa piedra
a la que tan bien y nada conocemos.
Absolutamente opaca.
Saturada de forma.
Si la ves de cerca, dicen,
mide un perímetro infinito.
Y en el vientre sólo piedra
–una, varias,
según la distancia en que se mire–,
piedra que guardar en mi útero
los próximos mil años y un día.
Ni vida ni criatura alguna
—ni una más, más nunca—
que necesite ser colmada de aire.
Luisa Manero Serna / Estado de México, 1992. Poeta y dramaturga. A la par, lleva a cabo un proyecto de investigación sobre poéticas rituales lacandonas en la UNAM, gracias al cual publicó el libro U k’ayir barum: el Canto del jaguar. Se han estrenado las obras teatrales de su autoría El tiempo tiembla y Necesítote: Un movimiento en siete telegramas (acreedora al apoyo internacional IBERESCENA 2023).