Salvador Dalí: quién fue y cuál fue su aporte al arte

Salvador Dalí

Te explicamos quién fue Salvador Dalí, cuáles fueron sus contribuciones a la pintura y al cine, y cómo se convirtió en un ícono del surrealismo europeo.

Salvador Dalí es uno de los máximos exponentes del arte surrealista.

¿Quién fue Salvador Dalí?

Salvador Dalí fue un pintor, escultor, escritor, dibujante, grabador y orfebre español, y uno de los más célebres artistas surrealistas europeos. Su obra se caracteriza por el uso de imágenes oníricas y sugerentes, así como por un manejo extraordinario del dibujo, y por el uso de un método creativo de invención propia, que bautizó “paranoico-crítico”, fuertemente influenciado por el psicoanálisis.

La fama de Dalí proviene no solo de sus numerosas pinturas, esculturas y grabados, muchos de los cuales constituyen imágenes de gran popularidad en la cultura contemporánea, sino también de sus asociaciones con otros creadores de importancia, como Federico García Lorca (1898-1936), Luis Buñuel (1900-1983), Alfred Hitchcock (1899-1980) o Luchino Visconti (1906-1976).

A lo largo de su vida, Dalí cultivó una imagen extravagante y narcisista, que le ganó tanto detractores como fanáticos. Incluso, en 1982, recibió un título nobiliario hecho a su medida: el marquesado de Dalí de Púbol. Por otro lado, su musa y principal asociada, su esposa Gala Éluard Dalí (1894-1982), fue coautora de algunas de sus obras.

Nacimiento y juventud de Salvador Dalí

Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí i Domènech nació el 11 de mayo de 1904 en la población española de Figueras (Cataluña), en la región fronteriza con Francia. Sus padres fueron el abogado y notario Salvador Dalí Cusí y su esposa, Felipa Domènech Ferrés, quienes el año anterior habían perdido a un hijo, llamado también Salvador, y de quien el joven Dalí creería, más adelante, ser el alma reencarnada.

La infancia de Dalí transcurrió en el seno de un hogar de clase media. Se educó en la Escuela Pública de Párvulos de Figueres y en el colegio Hispano-Francés de la Inmaculada Concepción de Figueres, donde adquirió el francés, lengua que lo acompañó toda la vida. En 1908, además, nació su hermana menor, Ana María.

Dalí demostró desde temprano su interés por el arte. Sus primeros roces con la pintura tuvieron lugar a los doce años de edad, durante las visitas que sus padres hacían a la familia de Ramón Pichot (1871-1925), un pintor muy en contacto con la vida intelectual de París. Gracias a los consejos de Pichot, el padre de Dalí lo inscribió en las clases del pintor hispano flamenco Juan Núñez Fernández (1877-1963), en la Escuela Municipal de Dibujo de Figueres.

Los dibujos en carboncillo de Dalí pronto despertaron el entusiasmo de su padre, quien llegó a organizar una pequeña exhibición casera. En 1919, con apenas catorce años, Dalí participó en su primera exposición pública de arte, en el Teatro de Figueras, en conjunto con otros jóvenes pintores locales. La muestra se repitió poco después en Barcelona, donde Dalí recibió un reconocimiento especial de la Rectoría de la Universidad de Barcelona. 

Ese mismo año, además, publicó algunos de sus primeros escritos, en una revista estudiantil fundada en conjunto con un grupo de compañeros del instituto Ramón Muntaner, donde cursaba bachillerato. 

En 1921, su madre falleció debido a un cáncer uterino. Su padre, poco después, se volvió a casar, esta vez con su cuñada, una unión que el joven Dalí jamás aprobó. En 1922, siguiendo las instrucciones de su padre, Dalí se marchó a Madrid, donde cursó estudios de pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Los años en Madrid de Salvador Dalí 

Dalí frecuentó artistas e intelectuales, como Moreno Villa, Luis Buñuel, Federico García Lorca y José Antonio Rubio.

Salvador Dalí llegó a Madrid a comienzos de 1922 y se hospedó en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid. Esta residencia era un lugar de encuentro de intelectuales internacionales y de jóvenes talentos españoles, donde Dalí frecuentó a futuras personalidades de la cultura, como Federico García Lorca, Luis Buñuel y Maruja Mallo (1902-1995), entre otros, con quienes compartía su interés por el cubismo.

En esa época, sin embargo, la producción artística de Dalí no era precisamente vanguardista, sino que trataba de afiliarse a la tradición italiana. Su primera exposición individual, que tuvo lugar en la Sociedad de Artistas Ibéricos en Madrid y en las Galeries Dalmau de Barcelona, evidenciaba esta tendencia. 

Alrededor de 1924, Dalí entró en contacto con el dadaísmo, y eso lo marcó para toda la vida. Ese año ilustró el poema Les Bruixes de Llers, de su amigo y compañero de residencia catalán Carles Fages de Climent (1902-1968), con quien colaboró después en numerosos proyectos. En estas ilustraciones aparecieron, por primera vez, muchos de los motivos recurrentes de la obra de Dalí, como los relojes detenidos y las hormigas.

Dalí y García Lorca sostuvieron una relación particularmente estrecha, que muchos de sus biógrafos no dudan en catalogar de amorosa. Además, ambos se influenciaron artísticamente entre 1925 y 1928. Décadas después, Dalí bautizó esta relación como “un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartirlo”.

En 1926, Dalí fue expulsado de la Academia, por negarse a ser evaluado por quienes consideraba por debajo de su criterio artístico. Ese año se marchó a París, donde entró en contacto con Pablo Picasso (1881-1973), quien ya tenía noticias suyas por recomendación de Joan Miró (1893-1983). 

A partir de entonces, el estilo de Dalí se hizo más heterogéneo. Sus influencias clásicas, provenientes de autores como Rafael Sanzio (1483-1520), Johannes Vermeer (1632-1675) y Diego Velásquez (1599-1660), se hibridaron con las tendencias vanguardistas más rupturistas. Al mismo tiempo, el aspecto de Dalí comenzaba a hacerse extravagante: se dejó crecer un largo y delgado bigote que sería su marca personal.

Dalí y el surrealismo

El cortometraje surrealista “Un perro andaluz” fue la colaboración más célebre entre Dalí y Luis Buñuel.

En 1924, el poeta francés André Bretón (1896-1966) publicó su Manifiesto surrealista y le puso nombre a un movimiento antirracionalista que pronto integraron autores franceses como Paul Éluard (1895-1952), Robert Desnos (1900-1945) y Benjamin Péret (1899-1959), entre otros. Deslumbrado por los ensayos psicoanalíticos de Sigmund Freud (1856-1939), Dalí se sintió convocado a integrar este nuevo movimiento estético.

Sin embargo, fue en 1929 cuando dio un primer paso en firme en esa dirección: ese año apareció una de sus colaboraciones más célebres con el cineasta Luis Buñuel. Juntos crearon el cortometraje mudo Un perro andaluz (Un chien andalou), que resultó polémico por sus imágenes perturbadoras y narración onírica. La obra se estrenó en París y en Madrid.

Ese mismo año, en agosto, Dalí conoció a la pintora rusa Elena Ivánovna Diákonova (1894-1982), esposa en ese entonces del poeta francés Paul Éluard. El matrimonio se reunió con Dalí en Cadaqués, acompañados por Buñuel y por el pintor belga René Magritte (1898-1967), sin sospechar que Dalí y Diákonova comenzarían una relación clandestina, que condujo a la mujer a divorciarse de Éluard. 

Elena Diákonova y Dalí se casaron en 1934, luego de años de convivencia, cuando ya la mujer era conocida como Gala Dalí. La llegada de Gala a la vida de Dalí fue un evento sumamente importante, no solo por motivos afectivos, sino porque hizo las veces de agente e intermediaria del pintor, especialmente tras su migración a Estados Unidos en 1940.

Su romance con Gala, sin embargo, enemistó a Dalí con su propio padre, quien veía además con malos ojos su pertenencia al grupo surrealista, considerado por buena parte de la prensa del momento como “inmoral”. La ruptura entre padre e hijo se produjo tras la publicación, en París, de un dibujo de Dalí del sagrado corazón de Jesucristo con una leyenda provocativa que mencionaba a su propia madre. El padre de Dalí le exigió unas disculpas públicas, y ante la negativa del artista, lo expulsó de su casa, lo desheredó y le prohibió regresar a Cadaqués

Así, a comienzos de la década de 1930, Dalí se había mudado a París e integraba plenamente el movimiento surrealista. Su pintura comenzó a florecer, a través de un método creativo creado por él y que bautizó como “paranoico-crítico”, y cuyas bases estableció en el artículo “El asno podrido” (L'Âne pourri) publicado en el primer número de la revista El surrealismo al servicio de la Revolución (Le Surréalisme au service de la Révolution). 

Entre 1929 y 1937, Dalí produjo decenas de cuadros, entre ellos algunas de las obras que le dieron fama mundial: La persistencia de la memoria (1931), La memoria de la mujer-niña (1932), Construcción blanda con judías hervidas (1936) o La metamorfosis de Narciso (1937). 

Además, en 1930 estrenó una segunda película en colaboración con Buñuel: La edad de oro (L’Age d’or) y también su primer libro, La mujer invisible, donde reúne varios de sus textos críticos. Cuatro años después, llevó a cabo su primer viaje a Estados Unidos, para inaugurar varias muestras en Nueva York y Connecticut.

El método “paranoico-crítico” de Dalí consistía en el cultivo de una mirada paranoica, es decir, capaz de dar con nexos o vínculos allí donde no parece haberlos a primera vista, apelando a la construcción de un “conocimiento irracional”. El propio Dalí lo definió como un “método espontáneo de conocimiento irracional basado en la objetividad crítica y sistemática de las asociaciones e interpretaciones de fenómenos delirantes”.

El escape a los Estados Unidos

La muerte de su amigo García Lorca en la guerra civil española afectó profundamente a Dalí.

En 1936 estalló la Guerra Civil Española y Dalí supo la noticia del asesinato de García Lorca. Esto lo afectó enormemente y en varios de sus cuadros posteriores, muchos de los cuales tenían la Guerra Civil como tema, el rostro de García Lorca se vislumbra entre las formas dibujadas. 

Las posturas políticas de Dalí, de cara al auge del fascismo en Europa fueron, sin embargo, difíciles de digerir para sus compañeros surrealistas. Dalí abogaba por un movimiento apolítico, contrario al arte comprometido que defendía Bretón, por lo que muchos lo acusaron de simpatizar con los nazis y, en consecuencia, Dalí fue expulsado del grupo surrealista, no sin antes responder a Bretón con su célebre provocación: “La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista”.

Dalí, sin embargo, continuó con su carrera, gracias en buena medida al apoyo de su mecenas, el británico Edward Frank Willis James (1907-1984). Bretón, por su parte, llegó a referirse a Dalí en ocasiones mediante el anagrama “Alvida Dollars”, sugiriendo que el pintor solamente estaba motivado por el dinero

Finalmente, en 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial y al año siguiente los nazis ocuparon Francia. Gala y Dalí escaparon del conflicto hacia los Estados Unidos, país en el que vivieron durante los siguientes ocho años, durante los cuales Dalí se dedicó a diseñar escenarios teatrales, decoraciones interiores e incluso joyería. 

Durante esos primeros años en Nueva York, Dalí escribió su autobiografía, La vida secreta de Salvador Dalí, publicada en 1942. Asimismo, compuso la novela Caras ocultas, que apareció en 1944. Entre sus colaboraciones más famosas están el filme Spellbound (traducido al español como “Recuerda” o “Cuéntame tu vida”) de Alfred Hitchcock, y un filme animado llamado Destino que emprendió con Walt Disney (1901-1966), pero que quedó inconcluso.  

La estancia en Estados Unidos de Dalí fue prolífica y acentuó en él la extravagancia en el vestir y en sus presentaciones. Su cercanía a la cultura de consumo y el diseño comercial, sin embargo, le valieron las críticas de quienes pensaban que difuminaba la frontera entre el arte y el merchandising cultural. De hecho, más adelante, el célebre artista estadounidense Andy Warhol (1928-1987) lo incluyó entre los principales referentes del pop art.

En 1948, culminada la Guerra Civil Española, Dalí regresó a Cataluña.

El período místico-nuclear de Dalí

En las décadas de 1960 y 1970, Dalí gozó de un enorme prestigio internacional.

Entre 1950 y 1970, Dalí retomó la pintura y esta vez se dedicó, en buena medida, a pintar cuadros con motivos religiosos cristianos. Sin embargo, al mismo tiempo se interesó por asuntos científicos, como la energía atómica, muy presente en el imaginario de la sociedad de la Guerra Fría. Dalí definió esta etapa como su “período místico-nuclear”.

A este período pertenecen pinturas como Crucifixión (Corpus Hypercubus) de 1954, La gare de Perpignan de 1965 y El torero alucinógeno de 1968-1970. Su gran proyecto durante esta etapa, sin embargo, fue la construcción de un museo personal a partir de las ruinas del antiguo Teatro Municipal en Figueras, destruido durante la guerra, en el cual comenzó a trabajar a partir de 1960. 

En 1958, Gala y Dalí volvieron a casarse, esta vez mediante el rito católico. Su relación se mantenía sólida a pesar de los años y un símbolo de ello fue el obsequio que Dalí le hizo a su mujer en 1968: el castillo de Púbol, una construcción del siglo XI ubicada en Girona. 

El castillo estaba en muy malas condiciones y tuvo que ser restaurado, por lo que el propio Dalí intervino en el diseño de sus decorados. Gala habitó el castillo durante las épocas estivales, entre 1970 y 1980, mientras que Dalí podía visitarla únicamente por invitación escrita. 

La relación amorosa entre Gala y Dalí fue sumamente particular y ha sido motivo de estudio por parte de sus biógrafos. Ella era diez años mayor que él y actuaba dentro de la pareja como su agente, su organizadora y, según Dalí, su “efebo femenino”. El pintor consentía que ella tuviera numerosos amantes y solía hablar abiertamente de los sentimientos masoquistas que ella sabía despertarle.

Por otro lado, a lo largo de las décadas de 1960 y 1970, Dalí recibió numerosos homenajes y reconocimientos a su genio artístico. Así, en 1964 recibió la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña y también la Gran Cruz de Isabel la Católica, máxima distinción española. A la vez, se inauguraron exposiciones en su honor en New York, París, Tokyo, Rotterdam, Londres y otras ciudades.  

En 1974, además, se inauguró el Teatro-Museo Dalí en su pueblo natal de Figueres. En 1979 fue nombrado miembro asociado extranjero de la Académie des Beaux-Arts del Instituto de Francia y, el 24 de julio de 1982, el entonces rey de España, Juan Carlos I (1938-), le concedió el título nobiliario de Marqués de Dalí de Púbol.

La muerte de Gala y los últimos años de Dalí

Tras la muerte de Gala, Dalí vivió a solas en su castillo de Púbol.

A comienzos de la década de 1980, la salud de Gala y de Dalí se había deteriorado bastante. Solían consumir psicofármacos y ansiolíticos, y en ese entonces la pareja mostraba ya claros síntomas de senilidad. 

El 10 de junio de 1982, Gala falleció y Dalí quedó desolado. El pintor se mudó al castillo de Púbol, que conservó tal cual Gala lo había dejado, y vivió allí recluido el resto de sus días. El cadáver de Gala fue sepultado en la cripta que Dalí había diseñado para ello, y en donde aguardaba también su propia tumba.

Dos años después, un incendio consumió su dormitorio en el castillo, y dejó a Dalí maltrecho físicamente. Fue trasladado de vuelta a su hogar en Figueras y custodiado por un grupo de artistas y mecenas hasta que, en noviembre de 1988, fue conducido al hospital debido a un fallo cardíaco. Su muerte, sin embargo, se produjo el 23 de enero del año siguiente, en su residencia de Figueras, a los ochenta y cuatro años de edad.

Conforme a sus últimos deseos, el cuerpo de Dalí fue embalsamado y sepultado con el rostro cubierto en el Teatro-Museo de Figueras, y no junto a su esposa fallecida en el castillo de Púbol, y la propiedad de sus obras fue transmitida al Estado español. Este patrimonio fue luego cedido a la Fundación Gala-Salvador Dalí, creada por el propio pintor en diciembre de 1983.

El legado de Dalí, sin embargo, es hoy en día universal. Sus obras han inspirado a generaciones enteras de creadores y pensadores, y se emplean en la ilustración de libros, obras arquitectónicas, piezas cinematográficas y objetos de consumo. Además, la gran importancia de Dalí dentro del arte contemporáneo occidental y, más específicamente, dentro del movimiento surrealista, es hoy en día ampliamente reconocida.

Algunas de las pinturas más conocidas de Dalí son:

  • El gran masturbador (1929)
  • La persistencia de la memoria (1931)
  • Construcción blanda con judías hervidas (1936)
  • Cisnes reflejando elefantes (1937)
  • La metamorfosis de Narciso (1937)
  • La cara de la guerra (1940)
  • La tentación de San Antonio (1946)
  • Crucifixión (Corpus hypercubus) (1954)

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Referencias

  • Dalí, S. (2005). Obra Completa (Vol. IV). Ediciones Destino, Fundació Gala-Salvador Dalí y Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
  • Fundació Gala - Salvador Dalí. (s. f.). “Salvador Dalí i Domènech”. https://www.salvador-dali.org/ 
  • Gibson, I. (2016). Lorca-Dalí: El amor que no pudo ser. Penguin Random House.
  • Montesarchio, S. y Varriale, P. (2020). Salvador Dalí: la alquimia de un genio. Trad. Jorge Ledezma Millán. Babelcube Inc.
  • The Encyclopaedia Britannica. (2023). Salvador Dali (Spanish artist). https://www.britannica.com/ 
  • Thyssen-Bornemisza. Museo Nacional. (2023). Salvador Dalí. https://www.museothyssen.org/

¿Cómo citar?

"Salvador Dalí". Autor: Gilberto Farías. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/salvador-dali/. Última edición: 9 enero, 2024. Consultado: 24 abril, 2024.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Fecha de actualización: 9 enero, 2024
Fecha de publicación: 30 diciembre, 2023

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