Rui Costa, diez años después, vuelve a hacer la del Mundial de Florencia

Rui Costa, diez años después, vuelve a hacer la del Mundial de Florencia

Vuelta a España | 15.ª etapa

El veterano excampeón del mundo es el más listo de una escapada en la que se infiltra de nuevo Evenepoel

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Rui Costa, a la izquierda, se impone a Kämna en Lekunberri 

ANDER GILLENEA / AFP

El 29 de septiembre se cumplirá una década de aquel desenlace tan cruel. Las lágrimas de Purito Rodríguez en el podio del Mundial de Florencia no tenían consuelo. A su lado, Rui Costa, el portugués que llegó por detrás y le privó de la gloria del arco iris cuando el de Parets ya acaricia el éxito. Han pasado diez años y cien batallas pero Rui Costa sigue siendo un as en el arte de llevar al borde del ataque de nervios a sus rivales para acabar levantando los brazos.

Sigue sacando réditos a su sangre fría. Le volvió a salir bien la pillería, guardar fuerzas, dar pocos relevos y fiarse de su punta de velocidad. Lo comprobaron esta vez el alemán Kämna y el colombiano Buitrago en Lekunberri, compañeros en una escapada en la que volvió a meterse, por segundo día seguido, Evenepoel, que descarado como ninguno se planta en la fuga en busca de una segunda victoria consecutiva. A la hora de la verdad le pesa la exhibición del día anterior.

La garra de Evenepoel

Con dos etapas en el Giro, dos en la Vuelta, dos en la Volta, la Lieja y la Klasikoa, el belga aún quiere más

El jefe del equipo Soudal no ha ganado ninguna de las dos grandes vueltas que se propuso pero ha llegado a liderarlas ambas y ¿alguien se atreve a decir que no ha tenido un buen año un corredor que ha ganado dos etapas en el Giro, dos etapas en la Vuelta de momento –tiene ganas de más–, otras dos en la Volta, se ha llevado un monumento como la Lieja, además de la Clásica de San Sebastián, y fue campeón del mundo contrarreloj y de su país en línea? Su garra se echa en falta en otros que aún se mantiene en el top-10.

El belga notó el cansancio y no pudo entrar en la pelea cuando Buitrago, escalador puro que ya sabe lo que es triunfar en la montaña del Giro, atacó en Zuarrarrate. Rui Costa sí que supo sufrir para conectar pero de ninguna manera quiere colaborar cuando el colombiano se lo pide. Esa parsimonia permitió llegar a Kämna, vencedor en el Collado de la Cruz de Caravaca, que arriesgó en la bajada y se cayó.

Se quedaron otra vez Buitrago y Rui Costa y de nuevo la misma escena, la misma conversación. “Le decía que me ayudara que él sabía que al sprint me iba a ganar. Yo no quería un sprint con cinco corredores”, probaba de convencerle Buitrago. Y el luso en sus trece. Que no. Ante el parón, Kämna les vuelve a atrapar. Y Rui Costa, tranquilo.

Viejo lobo

En 2013, el portugués hizo llorar a Purito Rodríguez. En Lekunberri, una década después, jugó con los nervios de Buitrago y Kämna, que incluso se cayó

El alemán es el primero en lanzar el sprint, ya en la última recta. Y ahí sí que se activa Rui Costa, consciente de que es el momento clave, y se pone a rueda para en los últimos metros rebasarlo y ganar su primera etapa en la Vuelta, con 36 años, a punto de 37.

“La gente decía que Rui ya no puede más, que Rui está cansado y Rui está viejo. Pero esta es la prueba de que la veteranía sirve y que hay que tener calma”, dice el ganador a los que le querían retirar ya. No ganaba en una grande desde el Tour de 2013 también pero diez años después Rui Costa domina como pocos los finales nerviosos.

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