Rub�n Vargas, ritmo caribe�o para la delantera de Suiza

No hay una selecci�n en el mundo en la que en su vestuario se pueda cambiar de idioma con tanta facilidad como en el de Suiza. El equipo que ahora entrena Murat Yakin (or�genes turcos) tiene futbolistas con ra�ces en muchas partes de los Balcanes, en �frica, en Espa�a, Sudam�rica y tambi�n en el Caribe.

El representante de esta �ltima zona del planeta es Rub�n Vargas, delantero del Augsburgo. Naci� en Lucerna l 5 de agosto de 1998. Su padre es un inmigrante dominicano que se cas� con una ciudadana suiza. Ella tambi�n posee la nacionalidad italiana y form� parte el equipo suizo de gimnasia deportiva.

Desde muy ni�o destac� con la pelota, lo que con el paso del tiempo le ha llevado hasta la Bundesliga. En el Ausgburgo vivi� uno de los momentos m�s especiales de su carrera. Fue cuando el equipo del WWK Arena fich� en el verano del 2019 al �dolo de su infancia, al jugador que ten�a en p�sters en su habitaci�n: Stephan Lichtsteiner, 108 veces internacional con Suiza y ex de Lazio, Juve o Arsenal. Los dos crecieron en la misma ciudad Adligenswil, una poblaci�n cercana a Lucerna de menos de 6.000 habitantes.

Delantero que maneja bien las dos piernas y que se puede mover por todo el ataque, se estren� con la selecci�n suiza -tambi�n posee pasaporte dominicano-el 8 de septiembre de 2019: 4-0 ante Gibraltar. Su estreno se precipit� porque Seferovic, ex de la Real Sociedad, caus� baja al ser padre.

Familia, religi�n y golf

Vargas guarda un recuerdo agridulce de la pasada Eurocopa, su primera fase final. Fue protagonista de los penaltis que metieron a Suiza en octavos ante Francia, pero suyo fue el error que decant� el pase a semifinales en la tanda ante Espa�a. D�as despu�s, al ser preguntado por las muestras de apoyo recibidas tras el error, destac� la de los jugadores espa�oles sobre el c�sped del campo del Zenit.

De profundas creencias religiosas, Vargas tiene a su familia y a sus amigos como piedra angulares de una vida que ha querido mantener en la discreci�n y la humildad a pesar del salto a la fama como futbolista de elite.

Cuando fue traspasado del Lucerna al Augsburgo, una de las cosas que no se olvid� fueron sus palos de golf. El green, las calles y los bunkers son lugares de su infancia. Creci� en ese ambiente porque su padre es instructor de golf.

Ma�ana el nuevo Shaqiri, como se le bautiz�, se mide de nuevo Espa�a. Y ya van tres en 25 partidos.