El portero Rubén Blanco, traspasado por el Celta de Vigo al Olympique de Marsella, publicó una carta en sus redes sociales para despedirse del celtismo y del club en el que estuvo toda su carrera deportiva salvo el curso pasado cuando jugó, en calidad de cedido, en el conjunto francés.
“Desde que llegué a la cantera del Celta siendo un niño, en infantiles, empecé a cumplir el sueño de todo niño celtista. Tengo recuerdos imborrables de A Madroa, los entrenamientos, el aprendizaje, los compañeros y el ir subiendo peldaños hasta llegar al primer equipo”, aseguró el internacional sub-21.
El nuevo portero del equipo dirigido por Marcelino García Toral recuerda los “momentos inolvidables” que vivió en 2013 cuando debutó con el primer equipo del Celta frente al Valladolid en Zorrilla.
“Tuve la oportunidad de debutar en Primera con 17 años en Valladolid y, una semana después, defendí la portería de Balaídos jugándonos y consiguiendo la permanencia. Jamás olvidaré cómo salí a hombros de Balaídos aun siendo casi un niño”, destaca.
Rubén Blanco insiste en que siempre lo ha dado “todo” por la camiseta celeste, y se marcha contento por haber disputado 142 partidos oficiales con el primer equipo.
“Me marcho del Celta, pero el Celta no se marcha de mí porque lo llevaré siempre conmigo allá donde vaya”, apuntó el meta gallego, que ha firmado un contrato por tres temporadas con el Olympique de Marsella.
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