La doble celebración de Rita Moreno: su 90º cumpleaños y el estreno de la nueva West Side Story de Spielberg

La artista puertorriqueña participa en la nueva versión del musical de Bernstein y Sondheim que la hizo famosa hace más de medio siglo.
Rita Moreno en el photocall de los Oscars en 2018
Rita Moreno en el photocall de los Oscars en 2018© Jordan Strauss/GTRES

Cuando el 9 de abril de 1962 Rita Moreno subió al escenario Santa Monica Civic Auditorium para recoger el Oscar a la Mejor actriz de reparto por West Side Story, su discurso apenas duró 15 segundos. “No pensaba que fuera a ganar”, reconocería posteriormente la actriz, que estaba convencida de que la estatuilla sería para Judy Garland por ¿Vencedores o vencidos?

Después de años trabajando en producciones de Broadway y Hollywood, Moreno se convertía así en la primera mujer latina en recibir una estatuilla de la Academia de Cine de Hollywood, institución que no se ha caracterizado precisamente por tratar bien a los actores latinos o negros. De hecho, cuando Moreno ganó el Oscar, se habían celebrado ya nada menos que 33 ediciones de esos prestigiosos premios. Tanto es así, que hubo que esperar otras tres décadas para que la hazaña de Moreno fuera repetida por actriz mexicana Lupita Nyong’o que, en 2014, ganó el Oscar por su papel en 12 años de esclavitud.

Gracias a ese reconocimiento por parte de la Academia, la popularidad de Moreno se multiplicó. Viajó por todo el mundo, fue recibida por destacadas personalidades del mundo de la cultura y la política y protagonizó todo tipo de homenajes, algunos de ellos bastante delirantes. Durante una visita a París en abril de 1963, por ejemplo, llegó a ser obsequiada con una tarta de más de tres metros y medio de diámetro y otros tantos de altura, que requirió 500 horas de trabajo. Una locura de la repostería que fue recibida por Moreno con cierto recelo: “Aunque soy muy golosa, mi afición a lo dulce no llega a tanto”, reconoció. Sin embargo, todo ese éxito no evitó que la actriz continuase interpretando papeles que repetían una y otra vez los lugares comunes que habían marcado su carrera, desde que el mismísimo Louis B. Mayer le firmase su primer contrato para la MGM y la presentase a los medios como la “Elizabeth Taylor hispana”. Concretamente, los de personajes racializados cuyos registros oscilaban entre la peligrosa emigrante latina, la doncella analfabeta, la mujer ardiente, la dama exótica o la amiga simpática.

Una infancia difícil

Rita Moreno, de nombre real Rosa Dolores Alverío, nació en la ciudad portorriqueña de Humacao el 11 de diciembre de 1931. A los cinco años emigró con su madre a Estados Unidos, dejando en la isla boricua a su padre y a un hermano más pequeño al que nunca más volvería a ver, a pesar de que, cuando ya era una celebridad, llegó a contratar los servicios de investigadores privados para localizarlo.

Rita y su madre se radicaron en el Bronx, barrio neoyorquino en el que sufrieron las consecuencias de ser inmigrantes, dificultades que se vieron agravadas por el hecho de no saber inglés y ser dos mujeres solas. En sus memorias, publicadas en 2011, Moreno recordaba las estrecheces económicas que pasaron las dos en esa época, hacía referencia a las burlas sufridas por su madre a consecuencia de su torpe pronunciación del idioma e incluso denunciaba haber sido agredida sexualmente en su juventud por el que fuera su representante, con la excusa de ser el peaje necesario para triunfar en el mundo de espectáculo, sector en el que Rita comenzó a trabajar cuando todavía era una niña.

Pocos meses después de su llegada a Estados Unidos, Moreno empezó a tomar clases de baile con el coreógrafo español Paco Cansino —tío de Margarita Carmen Cansino, conocida artísticamente como Rita Hayworth—, con el que debutó por primera vez en un escenario a la edad de seis años. Fue en un teatro de Greenwich Village, en el que bailó una jota ataviada con un vestido de volantes confeccionado por su madre. Posteriormente se dedicó a doblar películas en inglés para el público hispano y, poco a poco, fue consiguiendo pequeños papeles en el teatro, lo que le obligó a abandonar la escuela para convertirse en el sostén económico de la familia.

Su debut en la gran pantalla se produjo en la película de 1950 So young, so bad, en la que interpretaba a una joven problemática recluida en un reformatorio. A ese papel le seguiría el de nativa tahitiana en Pagan Love Song, una producción para mayor lucimiento de Esther Williams, y a partir de ese momento, Moreno no dejaría de interpretar papeles de “Lupitas o Conchitas” de los que apenas guarda memoria por considerarlos trabajos meramente alimenticios.

Esos papeles de personajes racializados continuaron hasta que, en 1952, Gene Kelly la eligió para interpretar a Zelda Zanders en Cantando bajo la lluvia. Según recordaba Moreno, Kelly fue de los pocos directores que no le exigió llevar un maquillaje que oscureciera sus rasgos, ni forzar un acento latino que no tenía. El respeto del realizador y bailarín fue tal, que incluso aceptó la negativa de Moreno a cortarse el pelo, resolviendo la caracterización del personaje con una simple peluca. No obstante, finalizada la experiencia de Cantando bajo la lluvia, Moreno regresó a los papeles con sesgo racial y no sería hasta 1981, cuando Alan Alda volvería a ofrecerle un papel neutro en su película Cuatro estaciones.

La chica que fue a por todas

En 2021, la realizadora Mariem Pérez Riera estrenó Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It (Rita Moreno: la chica que decidió ir a por todas), un documental producido por Lin Manuel Miranda, en el que la actriz repasa su vida y permite que las cámaras documenten la intimidad de su día a día como, por ejemplo, los preparativos de su propia fiesta de cumpleaños. “Se puede decir que no soy una verdadera estrella. Si lo fuera, sería otra persona la que estaría haciendo esto”, bromea Moreno en una de las escenas, consciente de que, sin lugar a dudas, es una de las actrices más importantes de Hollywood.

Al hecho de no parar de trabajar desde que debutase en 1937, se suma su intensa vida personal al margen de la gran pantalla. Viuda del médico Leonard Gordon con el que se casó en 1965 y de cuyo matrimonio nació una hija, Rita Moreno mantuvo un intenso romance con Marlon Brando, que se inició durante el rodaje de la película Desire y se alargó durante ocho años, a lo largo de los cuales el actor le fue infiel hasta el punto de contraer dos matrimonios mientras estaba con ella. Esta tortuosa relación devastó emocionalmente a Moreno, que tuvo varios amoríos con personalidades como Dennis Hopper o Elvis Presley, con el único objetivo de provocar celos de Brando. La situación llegó a ser tan turbulenta que en 1962, tras quedarse embarazada del actor y ser presionada por este para abortar, la actriz intentó suicidarse tomando una sobredosis de somníferos.

A pesar de sus más de 70 años de carrera, a lo largo de los cuales ha tenido su propio programa de televisión, ha participado en series tan populares como De nueve a cinco, ha grabado discos, ha participado en programas con The Muppets y se ha convertido en una de las pocas personas en el mundo que tienen un EGOT —uno o varios Emmy, Grammy, Oscar y Tony–, la carrera de Moreno ha quedado marcada para siempre por West Side Story. Este hecho, que hubiera atormentado a muchos actores, nunca ha sido objeto de queja por parte de Moreno, sino todo lo contrario.

Ejemplo de ello es su decisión de acudir en 2018 a la ceremonia de entrega de los Oscar con el mismo vestido que lució en 1962 o que, recientemente, decidiera implicarse en la producción de la nueva versión de la película que ha rodado Steven Spielberg y en la que también interpreta un papel de cierta relevancia. “Spielberg me llamó y me dijo: ‘nos gustaría contar contigo para la película, ¿te interesa?’. Entonces con mi tono más amable le respondí: ‘me siento muy honrada y, aunque no quiero decirte cómo debes hacer tu película, yo no hago cameos. De hecho, creo que no va a quedar bien porque creo que va a distraer…’. Entonces me dijo: “no, no, no. Hay un papel de verdad para ti. Se trata de una viuda que se llama Valentina y que es puertorriqueña’. Entonces le pregunté si podía leer el guion”, recordaba la actriz.

Aunque cuenta con la participación de Moreno, la cinta —estrenada ayer en Estados Unidos y que no llegará a las pantallas españolas hasta el 22 de diciembre— no es, según Spielberg, un remake de la película de Robert Wise, sino una adaptación del musical original de Broadway. De hecho hay cambios notables respecto a la cinta de 1962 como, por ejemplo, la reescritura de la letra de América, el número que interpretaba Moreno, y que fue realizada por el recientemente fallecido Stephen Sondheim. Una modificación que busca atemperar esa exaltación del American way of life de la primera versión, para que el personaje de Anita reflexione sobre si realmente Estados Unidos es un lugar tan idílico para un emigrante.