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'Ripley', la nueva adaptación de la célebre novela de Patricia Highsmith 'El talento de Mr. Ripley' que acaba de estrenar Netflix, no parece una serie común de Netflix: filmada en blanco y negro, con un ritmo pausado y una ambición más artística que popular. De hecho, como nos avisan sus títulos de crédito, se trata de una serie desarrollada para Showtime aunque después de ser rodada se vendió a la plataforma. Fue a esa cadena de cable norteamericana a quien convenció Steven Zaillian (creador de la sobresaliente serie 'The Night Of' y guionista de títulos como 'La lista de Schindler' o 'Gangs of New York') para volver a realizar una versión audiovisual del carismático impostor de Highsmith, tras la cinematográfica de 1999 con, Matt Damon, que es quizás la más recordada, y varias más como la de Alain Delon o la de John Malkovich.
De su propuesta destaca en sus primeros compases la dedicación que pone Zaillian (quien escribe y dirige los ocho episodios) en reparar con su cámara en un sinfin de planos detalle, inicialmente en Nueva York y luego, acompañando a Tom Ripley, en Italia, que desarrollan la narración como si de una minuciosa descripción literaria se tratase a través de una fotografía espectacular. Podría parecer, incluso, un ejercicio de soberbia artística (le acompaña el director de fotografía ganador del Oscar Robert Elswit) o que el cineasta está más pendiente de la forma que del fondo, pero no es así. No se olvida, ni por asomo, de cuál debe ser el centro y corazón del relato sobre Ripley.
Para quien no esté familiarizado con la historia, Tom Ripley es un hombre que sobrevive como puede en Nueva York —más joven en la novela que en la serie— hasta que recibe la oferta de un millonario para viajar a Italia, con gastos pagados, para convencer al hijo tarambana de este de que abandone la vida bohemia en Europa y regrese al hogar. Ripley aceptará y buscará a Dickie y desde ahí (no entramos en más spoilers porque, aunque la historia sea muy conocida, el primer gran giro de la narración se reserva para el tercer episodio) se desarrolla una trama de obsesión, engaños, misterio y crímenes ambientada en la década de los sesenta del siglo XX (aunque la novela fue publicada en 1955).
El atractivo de la historia de Ripley no reside solo en qué sucede o en su carisma como villano, sino en si consigue salirse con la suya en cada fechoría y seguir delinquiendo sin que la policía le pille. Y ahí es, precisamente, donde 'Ripley' despliega su talento, siendo capaz de generar muchísima tensión (a mí, en concreto, me hizo apartar la vista de la pantalla la hélice del tercer episodio o me tuvo inquieto todo el quinto). Toda esa espectacular fotografía, esa dirección observadora, las metáforas visuales (esas escaleras y luego el ascensor...) y su ritmo de coción lenta van cobrando sentido a medida que avanza la serie y sus piezas encajan.
También, una estupenda encarnación de Ripley a cargo de Andrew Scott, que vuelve a demostrar su versatilidad interpretativa llenando de sutilezas a un personaje a priori impertérrito, pero de quien se atisban traumas, terrores y flaquezas cuando se ve contra las cuerdas, bien por una frase de confrontación de Dickie o bien por algún detalle que le pueda incriminar. Y aun siendo un personaje moralmente reprobable, nos mete con facilidad en el bolsillo y nos convierte en sus cómplices, no solo por ser testigos de sus movimientos criminales más destacados, sino por acompañarle meticulosamente en los procesos más pequeños, como la falsificación de documentos o sus estratagemas financieras.
En ese sentido, no queda la sensación con 'Ripley' de que estemos ante lo que podría ser una película de dos horas estirada en el el metraje de ocho para convertirla en una miniserie, sino que ese tiempo extra se ajusta a la perfección a la fórmula episódica y se consagra a llenar de matices el relato y son detalles que infunden belleza, pero también con sentido narrativo. Queda así una rara avis en Netflix, más propia de otros tiempos de la plataforma en que se atrevía con cosas más autorales. Pero, afortunadamente, no todo puede ser una serie genérica con intención de blockbuster del estilo de 'El agente nocturno'; ni tampoco lo artístico está reñido con lo apasionante, por supuesto. Por que 'Ripley' puede exigir paciencia, sí, pero devuelve con creces lo invertido.
Puntuación 8/10
La serie de... los amantes de Italia y la buena vida con una brújula moral trastocada
Te gustará si... sientes devoción por criminales magnéticos
No es para ti si... no tienes un poquito de paciencia
Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".
