Ricky Rubio, año XII en la NBA. Objetivo: las Finales

Ricky Rubio, año XII en la NBA. Objetivo: las Finales

NBA

Ricky Rubio inicia esta noche tras su lesión una 12ª temporada en la NBA en la que le ilusiona jugar sus primeras Finales con unos Cavs que aspiran al anillo

El base de El Masnou encontró definitivamente su sitio en Cleveland como mentor de jóvenes y base más organizador en la pista tras muchos sinsabores con los traspasos y en verano firmó un nuevo contrato hasta 2025

Ricky siempre ha estado entre los mejores asistentes de la NBA a lo largo de esta década

“Es difícil de describir lo que significa para el equipo", destaca sobre el base el entrenador de los Cavaliers, J.B. Bickerstaff 

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Ricky, ante el ucraniano Svi Mykhailiuk, en un partido del curso pasado

DAVID MAXWELL / EFE

Ya no se hablará más de plazos, esperas, añoranzas. Sólo y nada más que de su baloncesto, su carisma, sus asistencias. Ricky Rubio, retomará hoy en Portland (04:00, hora peninsular) el viaje interrumpido de manera tan dramática y abrupta por esa 'impertinente' rodilla izquierda aquel 28 de diciembre de 2021 de infausto recuerdo. Una lesión que la ha arrebatado un año entero, de travesía en blanco el 2022, como por lógica era de esperar tratándose de la temida rotura de ligamento cruzado anterior, la misma en la misma rodilla que detuvo por un tiempo a a aquel fenómeno que arrasó con su juego y su fama y Estados Unidos, aquel joven Ricky de 22 años de Minnesota (2012) que quedó privado del basket tras una acción defensiva en la que desafió a Kobe Bryant.

Una entera década después en la NBA, el base de El Masnou inaugura nada menos que su temporada número 12 en la mejor liga del mundo, una cifra más que respetable en una NBA que le respeta, igual que una Cleveland en la que por fin ha encontrado un equipo que valora su estatus tras una época atrapado en los traspasos. “Es difícil de describir lo que significa para el equipo, cómo se sienten sus compañeros cuando tienen la oportunidad de jugar con él, tiene la habilidad de subir la moral sin decir nada, eso es lo que más echamos de menos de él, su espíritu”, destacaba el técnico de los Cavs, J.B. Bickerstaff, en una de las visitas de los Cavaliers a Toronto esta temporada. 

"Ricky tiene la habilidad de subir la moral del equipo sin decir nada"

J.B. BickerstaffEntrenador de los Cleveland Cavaliers

No iban a ser menos los elogios de Donovan Mitchell, más que amigo, confidente de Ricky desde su época en los Jazz en una relación especial maestro-discípulo. Hasta le llamaba a Ricky 'Jesús'. "Él pone el control, el ritmo, es en tío divertido. Ricky es uno de los mejores en esto, hace las lecturas correctas, encuentra a los compañeros continuamente, pone a los jugadores en buenas posiciones en ambos lados de la pista, comunica. Cuando tienes a un jugador que ha estado haciendo eso durante 13 años (en la NBA), pues le echas de menos", remarcaba a MD el escolta sobre su mentor favorito. Algo de sus enseñanzas pondría en práctica aquella noche de los 71 puntos contra los Bulls. 

Tanto en la percepción que se tiene de él como en su juego, el Ricky de hoy no tiene nada que ver con el de ayer. Aunque tenga muchas reminiscencias. El primer Ricky, ese primer niño prodigio de los primeros años que cautivaba con esos pases de fantasía, vivió abrumado, hasta agobiado de alguna manera por las expectativas y las ilusiones vertidas sobre el catalán por parte de una Minnesota rota, buscando un rumbo con él, seleccionado el número 5 en el draft de 2009, el mismo que Stephen Curry y James Harden, aterrizado en Minneápolis en 2011 tras dos años en el Barça y el resto de su vida en el Joventut entre el entusiasmo de las masas.

Más de una década después, de ilusiones pero también de decepciones por las injusticias y de dar más que recibir en su viaje a través de Minnesota, Utah y Phoenix, Ricky vive tranquilo, en paz, con expectativas razonables, en completa armonía mutua con los jóvenes y talentosos Cavs (Jarret Allen, Evan Mobley, Darius Garland...), sabiendo lo que quiere el uno del otro, disfrutando la franquicia de su soberbia madurez, de su papel como mentor de los jóvenes, de su valioso y -nada fácil de encontrar-, rol en la cancha. 

Donovan Mitchell y Ricky Rubio vuelven a encontrarse en los Cavaliers tras su época en Utah

Donovan Mitchell y Ricky Rubio vuelven a encontrarse en los Cavaliers tras su época en Utah

Getty Images

El aspecto de Cleveland esta temporada es imponente.  y a Darius Garland y sobre todo a Donovan Mitchell se les caen los puntos de las manos. Pero nadie puede hacer de Ricky, nadie puede aportar esa calma, ese templada lectura del base de El Masnou en los momentos desenfrenados. “Es un perfil de jugador que ahora mismo no tenemos”, reconocía hace un mes José Manuel Calderón, ahora asesor especial de la franquicia. Por eso le han mimado tanto en la franquicia de Ohio y han sido tan cautelosos con él. Y lo van a seguir cuidando, pues Bickerstaff ya ha avisado que no tendrá ni mucho menos la carga de minutos que el año pasado, cercana a los 30.

A los más de 30 años -32 tiene ahora-, con su aterrizaje en Cleveland, encontró el catalán su sitio y el perfecto acomodo para su principal vocación como jugador, hacer sentir mejor a los demás. “Sólo por tenerle en el banquillo, sólo poder hablar con él nos ayuda mucho”, destaca Jarrett Allen. Y la fidelidad y el cariño por parte de los Cavaliers fue tal que, en plena recuperación, le ofrecieron un nuevo contrato de tres años -hasta 2025- en un verano en el que quedaba como agente libre. Una confirmación de que su traspaso a los Pacers en febrero no fue un adiós sino un hasta luego, un movimiento cortoplacista para hacerse con Caris LeVert de cara al final de la temporada.

En el olvido, por fin, quedaron años de sinsabores y mala fortuna, de alguna que otra promesa incumplida, de, pese a tratarse de un jugador con un apreciado valor humano, ser tratado como una moneda de cambio por un mercado NBA que no entiende de sentimientos. A excepción del de Indiana, hasta cuatro traspasos vivió Ricky entre finales de 2020 y de 2021, de los Suns a Oklahoma, de Oklahoma, a Minnesota, de Minnesota a Cleveland. Su destino fijo fue el final la ciudad de Ohio pese a que pudo acabar en los San Francisco como segundo de Stephen Curry en los Warriors.

Dolió sobre todo, y mucho, que el viento se llevaran las palabras que escuchó en Phoenix, donde le habían asegurado por activa y por pasiva que era parte esencial del proyecto y no le traspasarían. Todo ello, después de un curso 19-20 con números fabulosos -los mejores de su carrera hasta ahora-, 13 puntos, 8,8 asistencias y 4,7 rebotes. Como a veces se aplica eso de que “el fin justifica los medios”, la franquicia de Arizona pareció sentir que tenía que hacer lo que fuera para traer a Chris Paul. “No me sorprende cómo funciona el negocio NBA, pero eso no quita que somos personas y las cosas se pueden hacer de forma diferente”, dijo Ricky en su entrevista a ‘El Reverso’ con Andrés Monje y Gonzalo Vázquez. 

"No me sorprende como funciona el negocio NBA, pero somos personas"

Ricky RubioA 'El Reverso'

El gran mérito de Ricky ha sido no sólo sobrevivir, sino labrarse una fama en la NBA a través de una trabajada y constante reinvención sometido a duros vaivenes emocionales, pues no sólo se ha tratado de traspasos, lesiones y la presión de expectativas a veces irreales, también del trance del fallecimiento en 2016 a causa de un cáncer de su madre, por la que creó su Fundación contra esta enfermedad.

Amansando las críticas que le acusaban de falta de tiro, el catalán ha ido mejorando sus prestaciones anotadoras y de hecho el curso pasado registraba su promedios de puntos más altos con 13,1 y sus mejores números en triples en relación al número de intentos con un 34% con 5 lanzamientos por encuentro. Todo ello, sin dejar de ser él, ese lector de juego con esa visión y esa mente privilegiadas para servir asistencias (6,6 por partido el año pasado), las cuales le permiten ver todo tan rápido, que cuando chaval el entrenador le tenía que decir que esperara a dar el pase porque los demás no pensaban con tanta velocidad como él. Ha logrado ser otro Ricky sin dejar de ser Ricky.

Como resultado de ese virtuoso mejunje de otra manera de ser siendo fiel a la propia, la noche en la que Nueva York no durmió por él, con esos 37 puntos (13/19 en tiros y 8/9 en triples) y 10 asistencias en sólo 31 minutos en el Madison Square Garden el 7 de noviembre de 2021 en su máximo anotador que se ganaron hasta las alabanzas de LeBron James. "¡Ricky se está volviendo loco!", twitteó 'The King' aquella noche. Pero Ricky ya no tenía nada que demostrar a una NBA que acabó de impresionar con la selección con los 38 tantos contra Estados Unidos en los Juegos Olímpicos y el MVP del Mundial de 2019. 

Pero, pese a su mejorado tiro, Ricky, con su don para asistir, siempre ha sido un ‘playmaker’ de élite en la NBA, un asiduo en el top-10 de asistentes de la mejor liga del mundo e incluso varios años en el top-5, llegando a ser el 4 el curso 19-20 con 8,8 pases de canasta por choque, sólo superado por LeBron, (10,2), Trae Young (9,3) y Luka Doncic (8,8).

Esta noche retoma su largo viaje, quién sabe si siendo Cleveland también su estación final. “En la NBA, para ser sincero, no me queda mucho, ya está hablado con mi mujer. Cuando mi hijo empiece la escuela me gustaría estar en Badalona. Diría que me quedan 2-3 años, creo que he encontrado mi sitio en Cleveland, estoy a gusto y quiero llegar con este proyecto a la cima. Sueño con vivir la experiencia de jugar unas Finales”, dijo el base de El Masnou en ‘El Reverso’, donde también reveló que ha trabajado a todos los niveles -físico, táctico y mental-, con Raúl López para encontrarse con un Ricky incluso mejor.

Quiere Ricky, hombre bisagra en estos jóvenes y renacidos Cavaliers, culminar en Cleveland lo que no se pudo dar en Minnesota, donde no llegó a jugar play-offs. Lo que no acabó de rematar en sus dos años en los Jazz junto a Mitchell con otra vez cebada la mala suerte con él al no poder jugar las Semifinales de Conferencia de 2018 por una lesión. Lo que no le dejaron hacer en Phoenix. 

Los Cavs, un lustro ya sin ir a play-offs, no se las superion apañar sin él año pasado y acabaron eliminados en el play-in y le reclaman para superar definitivamente la nostalgia de LeBron. Como siempre, Ricky, entre pases y consejos, se dará con generosidad a los demás. Y, ahora más que nunca, para darse a sí mismo lo que se merece. El mejor Ricky, qué será lo que tramará tras haber trabajado con Raúl López, puede estar todavía por llegar. Lo mejor para él, también.

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