A la tercera ha ido la vencida. Will Smith ha conseguido su ansiado Oscar al Mejor Actor Protagonista en la 94º ceremonia de los prestigiosos premios de la Academia, que se han celebrado esta madrugada. El actor, de 53 años, ha ganado la estatuilla por su papel como Richard Williams en El método Williams. Aunque este mercedio premio ha quedado eclipsado por el manotazo que le ha dado a Chris Rock durante la gala.
Smith ha hecho un retrato que roza la perfección del padre y entrenador de Serena y Venus Williams, dos de las mejores tenistas de toda la historia. Para poder encarnar al patriarca ha contado con las ayuda de las dos deportistas y parte de la familia, aunque no del propio interesado, que no ha querido saber nada del proyecto y por poco no ve su biopic.
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Negro y pobre contra las élites blancas del tenis
Porque Richard Williams es Richard Williams y se rige por sus propios métodos. El padre de Venus y Serena es el gran protagonista de esta historia de superación, en la que tiene que romper las barreras racistas y clasistas para entrar en el opulento mundo del tenis. Un mundo del que no tenía ni idea, todo sea dicho.
Richard Williams durante un partido en Wimbledon
Pero el tenis tampoco entendía a Richards. Era un hombre negro y humilde, que trabajaba como una mula para mantener como podía a su gran familia y que aseguraba que sus dos hijas, nacidas exclusivamente para jugar al tenis, entrenadas en una pista pública y negras, iban a ser dos jugadores de tenis para la historia porque así lo decía un libreto de 78 páginas escrito dos años antes de su nacimiento.
No sonaba a historia que pudiera convertirse en realidad, pero el tiempo ha demostrado que el método Williams funcionó. Y Richard Williams, que en 2014 publicó sus memorias Black and White: The Way I See It, siempre se ha ocupado de recordarle al mundo que él siempre había tenido razón.
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Estricto para llegar a lo más alto
Para conseguir el éxito tuvo que ser un padre duro, muy tozudo y muy pesado. No solamente con Serena y Venus, también con sus otras hermanas. Porque jamás dejó que los estudios pasaran a un segundo plano. Williams es un hombre que no tuvo una infancia fácil.
Su madre, que trabajaba recogiendo algodón, no dudaba en pegarle si lo creía conveniente. La abuela de las tenistas quería que Richard fuera un hombre hecho y derecho que se valiera por si solo. Y así es como él ha educado a sus hijas, aunque nunca sin llegar a propasarse como sí han hecho otros padres de tenistas.
Serena Williams y su padre durante un partido
Este carácter hizo que llevara la carrera de sus hijas de forma arrogante y sabiendo que estaba con las mejores, siempre con una ligerilla mirada por encima del hombre que no sentaba demasiado bien. Esta altanería la heredaron las tenistas. Venus incluso llegó a relatar en 1999, en una entrevista a Sports Illustrated, cómo se iba a desarrollar su carrera en las pistas.
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La película consigue reflejar a Richard Williams, con todas sus virtudes y todos sus defectos. Quizás una versión más edulcorada de lo que realmente fue y es – ahora tiene 80 años – pero hace justicia a un padre cuya historia siempre ha sido contada de forma sesgada.