Para salir con más de media hora por delante en Primera División hay que tener carácter. Si, además, el resultado es ajustado, no has tenido los minutos que hubieras deseado y eres el encargado de llevar la batuta en el centro del campo, aún más.
Míchel no se lo pensó. A falta de efectivos, Ricard Artero. Dicho de otro modo, a los problemas, soluciones. Aunque pueda no ser lo común, el partido frente al Mallorca fue más duro que roer que las anteriores citas frente a Real Madrid y Sevilla. Los baleares optaron por acumular gente en zona defensiva y el cuadro rojiblanco tuvo problemas para generar peligro.
Fue entonces cuando el técnico vallecano dio un toqué al chaval de 20 años. Algo no funcionaba en la medular y no era tiempo de lamentos con las bajas de Aleix y Borja García. Artero, a calentar. El bueno de Ricard, acompañado por el preparador físico, estuvo calentado desde el ecuador de la primera parte. Esta vez no iba a ser como las anteriores, esta vez iba a ser con todo el partido por decidirse.
Quizás, el gol de Bernardo antes de oír la sirena del descanso hizo retrasar el cambio del joven de 20 años. De todos modos, nada iba a evitarse a esas alturas y, con más de media hora de juego por delante, el centrocampista sustituyó a Reinier para llevar, junto a Oriol Romeu e Iván Martín, la batuta sobre el verde.
Qué manera de entrar sobre el césped de Montilivi. La primera combinación que se produjo entre él y Taty Castellanos estuvo a punto de suponer el gol del catalán, arropado por una calidad de la que ya advirtió Míchel en distintas ocasiones. El sombrero sobre Rajkovic estuvo a punto de colarse en la portería rival pero, sobre la línea, apareció un defensor, minando lo que hubiera sido uno de los goles, sin duda, de la jornada.
Un paso al frente
Lejos de arrugarse, Ricard demostró que no está solo para llevarse los minutos que rozan con el descuento, sino que ha dado un paso al frente para demostrar que, a pesar de la competencia en su posición, tiene mucho que decir.
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Tras su última actuación, raramente no se le vea pisar más el césped. A pesar de la exigencia de los rivales que están por venir al cuadro gerundense, Artero podría tener más intervenciones como el pasado fin de semana. Su entrenador confía en él y el futuro de su club le espera con los brazos abiertos.