Renato Gaúcho: del jugador que llegaba borracho a las prácticas al DT verdugo de los argentinos

"Fui mejor que Cristiano Ronaldo. Es un gran futbolista, pero no es tan versátil como era yo. Y también tenía más técnica que él". Sin ruborizarse, Renato Portaluppi, más conocido como Renato Gaúcho, no tiene ningún problema en hablar de sí mismo. Esa es una de las tantas frases que exhiben la vanidad de un entrenador ganador que ha sido también un gran futbolista.

Nacido hace 56 años en Guaporé, un municipio brasileño del estado de Río Grande do Sul, ubicado a menos de 200 kilómetros de Porto Alegre, Renato comenzó su carrera en Gremio, jugando como delantero, en 1982. Y apenas un año después de su debut en la Primera División, tocó el cielo con las manos: fue campeón de América e intercontinental. Es más: le hizo los dos goles al Hamburgo de Alemania con los que Gremio ganó 2-1 la final en Japón.

Tras ese encuentro, se ganó el amor eterno de los hinchas de Gremio, que lo tenían como una especia de semidiós hasta que lo convirtieron en dios, luego de que ganara también como técnico la Copa Libertadores como entrenador, el año pasado, al derrotar en la final a Lanús, convirtiéndose en el único brasileño que ganó el máximo torneo continental como jugador y DT.

“Me tienen que hacer una estatua”, reiteró tras esa consagración sin ponerse colorado. Ya lo había dicho en 2016 cuando conquistó la Copa Brasil y le dio a Gremio un título local tras 15 años de sequía. En eso andan los dirigentes de Gremio, que esperan inaugurarla antes de fin de año. ¿Será con el bicampeonato de América y la cuarta Copa de Gremio? Ese es el desafío de Renato: buscará conseguir como técnico lo que no pudo como jugador, ya que en 1984 perdió la final ante Independiente.

Del Rojo justamente se vengó a principios de este año al ganarle la Recopa Sudamericana. Desde el banco de suplentes parece ser un especialista en amargar a equipos argentinos Renato. Además de vencer en finales a Lanús e Independiente, dejó en el camino a Godoy Cruz en la Libertadores del año pasado y a Estudiantes y a Atlético Tucumán en la actual. Ahora va por River, al que ya derrotó en la ida 1-0. Y si llega a la final puede toparse con Boca, al que ya sabe lo que es eliminarlo. Lo hizo dirigiendo al Fluminense en las semifinales de la Libertadores 2008.

Tras el partido ante River en el Monumental, Renato acaparó los flashes y las búsquedas en Google. No sólo porque con su planteo maniató al equipo de Marcelo Gallardo. También llamó la atención su look, con una camisa negra desabrochada para dejarse ver una cadena de oro, un cuello también negro, saco clarito y guantes de abrigo en sus manos.

No es casual su atuendo. Es que fuera de la cancha tiene fama de ser un gran conquistador. A tal punto que hace unos años se jactaba de haber tenido relaciones sexuales con más de ¡cinco mil mujeres!

Actualmente está casado con Maristela Bavaresco, pero ella vive en Río de Janeiro y él, lógicamente, en Porto Alegre. Reside en un hotel y cuentan quienes más lo conocen que solo sale para ir a los entrenamientos o a los partidos porque en la calle es asediado en todo momento por los fanáticos de Gremio. ¿Habrán quedado atrás esas largas veladas?

Cuando era futbolista, la devoción que dicen que tenía por la noche le jugó algunas malas pasadas. De hecho Telé Santana, ex entrenador de la Selección de Brasil, lo desafectó del Mundial de 1986 porque volvió a la madrugada a la concentración. Tenían libre hasta las 22 y a las 4 de la mañana no había aparecido.

Tampoco pudo afirmarse en el fútbol europeo. Fue transferido a la Roma pero su estadía duró apenas una temporada (1988-89). Y a pesar de que lo llamaban el (Ruud) Gullit blanco, tuvo que volverse. “En mis 16 años en el club es al único jugador al que vi llegar borracho a un entrenamiento", contó alguna vez Giuseppe Giannini, histórico capitán de ese equipo italiano.

“Los que saben de fútbol se quedan junto al mar jugando al futvóley. Los que no saben se van a Europa a intentar aprender algo". Amante de jugar al fútbol o al futvóley en la playa, no fue casual entonces que casi toda su carrera se haya desarrollado en Brasil. Como futbolista pasó por Gremio, Flamengo, Botafogo, Cruzeiro, Atlético Mineiro, Fluminense y Bangú. Lo mismo como entrenador. Dirigió a: Madureira, Fluminense (cuatro etapas), Vasco Da Gama (en dos oportunidades), Bahía, Gremio (tres períodos) y Atlético Paranaense.

Renato tiene una hija, Carol Portaluppi, de un matrimonio anterior con Carla Cavalcanti. Carol tiene 24 años y posee un perfil parecido al de su padre: extravagante y excéntrico. Las fotos en sus redes sociales son elocuentes al respecto. Y sigue siempre los pasos del equipo de su padre. De hecho, en la previa contra River mostró una foto con la camiseta de Gremio puesta y luego subió un video gritando desaforadamente el gol de Michel, el que dejó a su papá, Renato, cerca de disputar otra final de la Copa Libertadores.