Red riding. La corrupción en la ficción televisiva.

Channel 4 es uno de mis canales favoritos. Además de la excelente calidad de las producciones de ficción que nos regala Gran Bretaña, a Channel 4 hay que agradecerle su sordidez y la manera de contar historias sin tapujos ni cuentos de Walt Disney. Ahí están Shameless, Misfits, Dead set, Black Mirror, This is England, The IT crowd o Skins para demostrarlo. Y en este caso como la trilogía Red Riding, basada en los libros de novela negra de David Peace, que trata sobre la corrupción policial en el entorno de una investigación criminal en el norte de Inglaterra, y que se emitió en 2009 en aquel país. En España lo emitió al año siguiente Canal + aunque ha sido una producción que por alguna razón que no entiendo ha pasado desapercibida entre la mayoría.

La trilogía, 1974, 1980 y 1983, por los tres años en los que discurren los capítulos

Cada capítulo está rodado por un director diferente, y resalta entre las tres la primera por su estilo más onírico y el lujo de haberse rodado en 16 mm. El resultado en la dirección me recuerda a The crimsom petal and the white, en los planos detalle, las perlas en la dirección de fotografía y las voces susurrantes (hasta en aquellas alas de cisne), pero además es que cuenta con un guión y un equipo de actores de nivel. El segundo es más clásico y realista pero muy, muy efectivo, y el tercero nos resuelve las diferentes tramas que se quedaron abiertas en las dos primeras historias, y nos redescubre personajes que durante los primeros capítulos pasaron desapercibidos. Poco más quiero contar para no estropearos el visionado.

Primer minuto de 1974, el primer capítulo de Red riding.

Además el casting está plagado de caras conocidas: nuestro admirado (en la ficción) Eddard Stark de Game of thrones, Michelle Dockery y Jim Carter de Downton Abbey, David Morrisey de State of Play, el joven y especial Robert Sheenan de Misfits, Eddie Marsan de Little dorrit y muchos más grandes actores británicos.

Pero lo que me atrae especialmente son los dos temas principales, la corrupción y la muerte, y en el primer caso, el de la corrupción, por ser el tema más manoseado este año en nuestra España querida de mis amores, leré. Haciendo un repaso mental sobre series que tratan de la corrupción me vienen a la mente las norteamericanas Boardwalk Empire, The Shield, The wire y The boss, de los productos británicos recuerdo House of Cards y State of play y de Italia, recientemente comentada en este blog, Romanzo Criminale. De España apenas recuerdo más que la cercana Crematorio, pero poco más. Cada vez que veo una de estas series, pienso, madre mía, y nosotros mientras tanto produciendo «Aquí no hay quien viva», «Con el culo al aire» y «El barco». No tenemos nada que ver con ellos, o mejor dicho, por alguna razón que todavía no alcanzo a entender, lo oscuro, lo abyecto, la corrupción y demás temas de este calibre no caen jamás entre los contenidos de ficción de nuestro país (a excepción de Crematorio, y por ser de un canal por cable, por lo que no considero un ejemplo para incluir en mi queja). Es como si en nuestro país tuviéramos alergia a este tema, cuando curiosamente copa la mayoría de los titulares de prensa y muchísimos contenidos televisivos, como Salvados, La Sexta Columna o El equipo de investigación de Antena 3. ¿Qué pasa?, ¿por qué no le podemos dotar a nuestros personajes de ficción estas actitudes, por otro lado, tan arraigadas en la cultura española?.

Cabe destacar los diferentes puntos de vista a través del personaje principal con el que se trata el asunto de la corrupción. En el primer capítulo, en manos de un periodista idealista, joven, inexperto, y enamoradizo que se toma la justicia por su mano (no, no estoy hablando de McNulty, pero casi).

En el segundo episodio en un personaje intachable y convencido que la ley pone a la gente en su lugar, y no puede estar más equivocado el hombre. Como bien sabemos en España la corrupción va unida a la impunidad con la que se comete.

En el tercero, el capítulo revelador de todos los asuntos que estaban coleando, el personaje principal cae en «la culpa», la característica que solo las personas honradas y gilipollas caemos, o simplemente las gilipollas. Es curioso, si me pongo a pensar en políticos corruptos de nuestro país no veo en ninguno de ellos un ápice de sentimiento de culpa, casi lo contrario, están como vacunados o se sienten por encima del bien y del mal. Empiezo a pensar si ser corrupto es más bien una patología.

Así que dejo esta pregunta abierta, ¿por qué no se escriben series en España sobre la corrupción?. Un amigo, creo, o lo leí en alguna parte, decía que el tema corrupción en España no era tan jugoso, ya que aquí no había asesinatos y muerte en paralelo (tal vez en los Gal es en el único momento histórico en el que se unirían ambos asuntos). Puede que tenga razón. Puede que falte crimen en nuestra corrupción para que pueda ser un asunto de ficción suficientemente interesante para las cadenas. A saber…

4 comentarios en “Red riding. La corrupción en la ficción televisiva.

  1. Teresa, me encantan tus reflexiones.
    A veces me da mucha envidia la producción que se realiza más allá de nuestras fronteras.
    Es como ver un prado con muchas flores de muchos colores diferentes, pero que está demasiado lejos para disfrutarlo de verdad. Mientras, lo nuestro es un campo de un solo color.
    Creo que falta coraje para hacer una serie diferente. De hecho Crematorio es flipante (además de por una estructura cuidada y unos diálogos muy trabajados) porque trata de un tema distinto.
    La duda que tengo yo es ¿hay audiencia para productos que no sean «Con el culo al aire» o «Aída» o «Los Hombres de Paco» o «El barco»?
    Yo no lo sé. Quiero creer que sí pero tengo mis dudas.

  2. Me pasa como a ti, creo que el espectador de aquí es parte importante en que estas cosas no se produzcan. Te pongo un ejemplo, la reemisión de «la que se avecina» en FDF tuvo antes de ayer un 5,1% de share. Es increíble como esa serie, se reemite y se reemite y sigue dando buenos datos.

    Creo que algo relacionado con las costumbres de nuestro espectador y con su cultura podría tener algo que ver. Por eso creo que tve debería empeñarse en ofrecer este tipo de productos, diferentes. Primero porque así los muchos que deseamos estas series y vemos únicamente las extranjeras, estaríamos complacidos. Y segundo porque creo que sería una forma de ir subiendo gente al carro.

  3. Hola, Teresa,

    Desconocía ‘The Red Ridding’. Cuando he leído «El resultado en la dirección me recuerda a The crimsom petal and the white», me han entrado ganas de verla ahora mismo.

    Por una parte, creo que en España no hay series sobre la corrupción por lo mismo que no tenemos un Family Guy: no se quieren levantar ampollas. Todos hemos recibido las «sugerencias de la cadena» sobre qué temas se pueden contar y qué no en una serie de actualidad.

    Desde luego que serían buenos temas el «Boardwalk Empire» de Galicia o el «The Wire» de Sevilla, por mencionar sólo dos ejemplos.

    Por otro lado, no comprendo porque cuando una serie española pretende tratar temas importantes adopta un aire de «solemnidad», un ritmo pausado, se olvida del humor. Como si fuera contradictorio el entretenimiento con contar cosas serias. La audiencia no responde como se esperaba. El resultado: «Las buenas series no atraen a la audiencia». ¡El ritmo, señoras y señores!

    • Muy de acuerdo. Pero hay algo que discrepo, en Galicia hay una serie que se llama «Matalobos» que trata sobre el narcotráfico en una familia gallega, los capos del tema. Es una de las grandes excepciones españolas, y precisamente autonómicas, digna de estudio:

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