Críticas de Soy el ángel de la muerte (Pusher 3) (2005) - FilmAffinity
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Soy el ángel de la muerte (Pusher 3)

Thriller. Drama Mientras Milo, un narcotraficante serbio, organiza la fiesta de cumpleaños de su hija, se entera de que una banda de inmigrantes albaneses se está apoderando de su territorio en el mundo subterráneo de Copenhague. En un solo día, debe asistir a la fiesta de su hija, defender sus negocios y, además, frecuentar reuniones de toxicómanos anónimos para desengancharse. Tercera y última entrega de la trilogía "Pusher". (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2015
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy el ángel de la muerte es la última entrega de la trilogía Pusher ésta vez centrada en el personaje de Milo interpretado magistralmente por Zlatko Buric.

Si en las anteriores entregas Milo aparecía como el tipo mafioso duro y temido dueño de todo el cotarro y el que siempre tenía la sartén cogida por el mango ahora, pasados los años, nace la competencia en forma de enemigos en las calles de Copenhague que ponen en serio peligro el curso del negocio del “trapicheo” y la extorsión.

Nicolas Winding Refn mantiene esa cadencia pausada pero frenética al mismo tiempo que sitúa a Milo en el ojo del huracán ante una serie de vicisitudes que lo convertirán en una olla a presión humana a punto de estallar. Siendo quizás la más violenta de las tres, casi todo se concentra en su recta final como ya pasara también con sus antecesoras.

El director danés nos muestra la cara oculta de uno de los países nórdicos que a rasgos generales son ejemplares. Un mundo lleno de mafias callejeras que si no tienen la clase de la Cosa Nostra o la crudeza de la Yakuza o Triada; su modus operandi no dista mucho de las ya mencionadas.

Pusher III es, desde mi punto de vista, la mejor de la saga en su intento de retratar de forma austera y seca el mundo de la droga y la prostitución a unos cuantos grados bajo cero.
Travis Bickle
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6 de diciembre de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pusher es una gran trilogía del cine de mafia. Concretamente la tercera parte me ha parecido la mejor, en gran medida por el gran trabajo de Zlatko Buric, que imprime en su personaje una inquietud e incertidumbre que me magnifican.

Por otra parte es una película cruda y realista, sin grandes artificios, sin petulantes giros de guión, sin anodinas narraciones de voz en off...

Me parece llamativo que tenga tan pocas votaciones un film con tanto potencial y que ni siquiera haya llegado al 7.0 de nota media todavía.

La mejor película del director junto con Drive
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Shane Carruth
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8 de octubre de 2011
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Milo es un inmigrante serbio que vive en Dinamarca. La noche en la que sucede el film se promete estar lúcido. No va a beber. Porque es un drogadicto. Y en pocas horas coordina su negocio de tráfico ilegal de droga, organiza la fiesta de cumpleaños de su consentida hija y tiene que hacer frente al pago de una partida de éxtasis. Mismos escenarios, mismo prototipo de personajes que las anteriores partes de la saga Pusher. Pero esta tercera parte, rodada casi de forma consecutiva con la segunda entrega, no está a la altura de las demás películas. Quizás es que uno conoce el funcionamiento de la historia. La cuestión es que en Pusher 3 no hay ninguna sorpresa. Todo sucede según lo previsto, en una especie de caos controlado, repitiendo los esquemas de la primera parte.

Si en la primera parte el protagonista era un mero peón en manos de las cabecillas, si en la segunda entrega todo giraba en torno al hijo de un corrupto, aquí el mafioso, el capo, el rey es el personaje central. Se repiten clichés, no solo del género (seguro que Winding Refn vió y admiró Los Soprano), sino de la propia saga. Así que Pusher 3 huele a refrito. Y para colmo, Refn remata la jugada con el descuartizamiento explícito de un cadáver, una de las escenas más desagradables que recuerdo. Una forma de simular gravedad cuando la historia carece de contenido.

En pocas palabras: es la más prescindible de la saga, pero de alguna manera viene a completar el círculo temático y narrativo de las anteriores propuestas. Aquí la crítica social queda relegada a un papel secundario y todo es más gore y engolado. Para el recuerdo: la gran interpretación de Zlatko Buric. Suficiente para justificar su visionado.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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11 de junio de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de largo tiempo sin retomar sus personajes de su primera película, El director danés Nicolas Winding Refn decidió terminar su trilogía Pusher, rodando en dos años, sus dos últimas partes. Pusher III pues, es el broche final a la radiografía que realiza el danés por los suburbios de la inmundicia danesa.

La película, al igual que la segunda parte, retoma uno de los protagonistas de la primera, en este caso, el serbio Milo. Como es lógico, hay muchas coincidencias con las películas anteriores, aunque es cierto que Pusher III se abre un poco más en ciertas escenas hacia un misticismo crudo y descarnado. Al igual que en las anteriores entregas, nuestro personaje principal habrá de enfrontarse ante una situación que desequilibrará su “Status Quo” para finalmente volver a recuperarlo, después de una serie de acciones que trastocarán su vida para siempre. Pusher III sigue este esquema, condensando además el tiempo de acción en un único día, en el que Milo verá como está a punto de perder su negocio de drogas.

Una de las máximas que sigue Refn para su película es el conseguimiento del verismo, que es presente en casi todo el metraje de la película. De hecho, para las escenas en la que los drogadictos se juntan como terapia, Refn contó con gente que tenía problemas reales de adicción a las drogas. Milo mismo es un personaje principal que no destaca especialmente por ser un héroe o un ser singular. Más al contrario de primeras puede incluso chocar que un personaje como él sustente todo el peso de la película. Pero es que precisamente al director no le interesa recrearse en un mundo cinematográfico como pueda ser el que ha creado Scorsese en sus películas sobre gánsteres, sino que al contrario de los mitificadores films norteamericanos, Refn se acerca de la manera más verista posible a este mundillo de drogas, violencia y prostitución. Por ello Milo no es una mente criminal brillante, sino que tiene un negocio que hasta puede parecer familiar (y de hecho Milo no es danés, sino serbio). Milo físicamente ya supera los cincuenta y está realmente de capa caída, aunque sigue siendo un personaje influyente dentro de su mundo. Además cocina, una rara avis para un personaje del que se presupone ser un narcotraficante.

Además, como también hace en las anteriores películas de la entrega Pusher, Refn hace que la cámara se acerque a los protagonistas en todo momento. De hecho en la primera parte de la película, cuando aún no se ha desencadenado la tormenta, sino que simplemente se muestran los hechos, la película podría pasar perfectamente por un documental. Cámara en mano, el director danés se adentra en las intimidades más personales de nuestros protagonistas. Pequeños cortes entre planos, movimientos de cámara al unísono mientras transcurre la acción…Todo forma parte de este acercamiento que desmitifica la figura del mafioso.

Pero a medida que avanza el film y los hechos se van sumando al caos, el director empieza a explotar las posibilidades formales de la película. Una de las secuencias más conseguidas de la película es el momento en que Milo vuelve a caer en las drogas. Pese a que es el cumpleaños de su hija y había prometido ante sus compañeros de desintoxicación que no iba a consumir nada, Milo recae en las drogas. Se la ofrecen y ahí el director empieza ya a distorsionar la obra mediante la utilización del ruido. Y es que precisamente Refn redescubre el ruido para la película. Incluso más que la música, porque es mediante el ruido con el que el director consigue crear unas atmósferas terribles que representan perfectamente el mundo interior de tan destrozados protagonistas. Así, mientras Milo está a punto y durante el proceso de tomar heroína, un sonido distorsionado empieza a acompañar la secuencia, un sonido que no es precisamente agradable al oído, sino que resulta molesto y que trata por otra parte de simbolizar el mono del protagonista. Se trata de una guitarra eléctrica, pero que no suena de manera melódica, sino más bien como una percusión que marca el ritmo interno de la droga.

Aparte del tema de las drogas, hay que destacar que la película toca la violencia de una manera tan magistral como perturbadora. Es una película realmente cruda. De hecho es seguramente la película más impactante de la trilogía. Hay momentos en que el director, volviendo a jugar con los ruidos, es capaz de imprimir una tensión tan palpable entre personajes confrontados que uno sabe que sólo la violencia podrá acabar con semejantes discusiones. Finalmente la violencia hará su aparición y Refn, en una de sus tónicas habituales en su cine, no tratará de taparla, sino que la mostrará en todo su esplendor. Eso sí, no hay una oda a ella, sino que simplemente la describe como un hecho mecánico y necesario para poder sobrevivir en este mundo oscuro que el director describe.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/11/ciclo-nicolas-winding-refn-pusher-iii-soy-el-angel-de-la-muerte/
Kyrios
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1 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De tono realista y oscuro, violenta (mucho) y cercana, esta tercera entrega de Pusher está bastante bien, aunque en mi opinión es la peor de la saga.
La vida del capo mafioso Milo resumida en un día bastante ajetreado, vemos que intenta hacerlo bien, siendo un "buen tipo" a su manera, pero en el caótico e impredecible sub mundo donde vive eso es imposible, y sus fantasmas interiores saldrán, también su ira y es que Milo no es ni será un buen tipo en su miserable vida.
Muy recomendable para los amantes del género e imprescindible para los de la saga.
Mi nota: 6,5.
espagueti con tu sangre
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