Aerosmith – Pump.
Fecha de publicación: 12 de septiembre de 1989.
Productor: Bruce Fairbairn.
Sello: Columbia/Geffen Records.

Por Jaime Taboada.


El de Aerosmith es uno de esos nombres que evocan docenas de historias del rock & roll way of life y que personifican a la perfección esas trayectorias de auge, caída y redención que tantos guiones hollywoodienses han llevado a la pantalla. Mucho se ha escrito sobre los excesos de Steven Tyler, Joe Perry y compañía. Durante años, desgraciadamente, los factores extramusicales eclipsaron en parte los méritos artísticos de la banda. Una pena ya que éstos son numerosos. En todo caso, durante la prolongada trayectoria del grupo ha habido de todo. Los gloriosos años 70 lo llevaron a la cima artística y comercial, tras lo cual los abusos de drogas, las luchas de egos y la pérdida de contacto con la realidad provocaron la inevitable caída que dejaba a la banda en su punto más bajo de popularidad, en 1985 tras la publicación de Done With Mirrors. El momento era delicado, su hard rock no era precisamente el estilo musical más valorado por aquel entonces, la banda no se mostraba especialmente inspirada a nivel compositivo y parecía que solo les quedaba la opción de mantenerse como buenamente pudieran en el circuito nostálgico de Estados Unidos. Pero todo cambiaría un par de años después tras la publicación del fabuloso Permanent Vacation. Los de Boston llevaban un par de años alejados de los excesos con las drogas, habían comenzado a trabajar con compositores externos y el álbum los volvía a mostrar a su mejor nivel. Además el hard rock volvía a resurgir de la mano de Guns´N´Roses, que ya empezaban a dar mucho que hablar y reivindicaban a Aerosmith como una de sus máximas influencias. A comienzos de 1989 volvían a ser un nombre a tener en cuenta, sus videoclips se emitían con frecuencia en la MTV, sonaban nuevamente en las emisoras de radio y aparecían otra vez en portadas de revistas de importante tirada en todo el mundo. The Toxic Twins were back!!!!

Tras su regreso a la cima, como es habitual, lo difícil iba a ser el mantenerse en esa posición. La continuación de Permanet Vacation se planteó por parte de la banda y del sello discográfico Geffen Records como una reválida. Aerosmith, teniendo ante sí una segunda oportunidad, estaban dispuestos a todo para aprovecharla. Para ello optaron por seguir la misma fórmula que tan buenos resultados había dado con el anterior trabajo. Durante el tramo final de 1988 comenzaron a ensayar y a trabajar en la composición de nuevas canciones. Al igual que en el caso de su disco previo también recurrieron a nombres ajenos al grupo para co-escribir alguno de los nuevos temas. Y de nuevo, en enero de 1989 regresaban a los estudios Little Mountain de Vancouver (Canadá) para trabajar codo con codo con el productor Bruce Fairbairn. Motivados, con canciones bajo el brazo y la confianza en sí mismos propia de aquellos que sabían que contaban con el material y el talento requeridos para crear una obra perdurable.

Como dato anecdótico, decir que durante un tiempo sus vecinos fueron Motley Crüe que se encontraban grabando Dr.Feelgood con Bob Rock en otra sala del mismo estudio. En aquel momento Bruce Fairbairn era un nombre muy cotizado. Había trabajado en discos como Slippery When Wet o New Jersey de Bon Jovi, además del Permanent Vacation de Tyler y compañía, lo cual lo había situado en una muy buena posición dentro de la industria discográfica. Se le valoraba por su olfato e instinto, características que el grupo buscaba en la persona que ocupara el puesto de productor. Ya se encargarían ellos de las canciones.

La grabación se prolongó a lo largo de varios meses en los que la banda fue dando forma a los temas con tranquilidad y calma. Eran otros tiempos en los que un grupo con potencial comercial podía encerrarse durante un largo periodo de tiempo en un estudio de grabación debido a que posiblemente el sello discográfico recuperaría la inversión de cumplirse mínimamente las expectativas. Los integrantes de  Aerosmith decidieron aprovechar el tiempo al máximo. Tras el inesperado éxito de su anterior trabajo, en el que comercialidad y calidad iban de la mano, la intención de Perry y Tyler era darle al sonido del álbum un tono más crudo para emparentarlo directamente con maravillas como Rocks o Toys In The Attic. Además de eso decidieron no evitar temas comprometidos en sus letras (sexo, drogas, etc) pero procurando, a la vez, mantener la esencia festiva de muchos de sus himnos clásicos. En definitiva, pretendían mirar hacia delante pero sin desvincularse de su glorioso pasado. Y podemos dar fe de que lo consiguieron. Un trabajo en el que conviven himnos 100% Aero como Love In An Elevator con temas como Janie´s Got A Gun que cuenta la sórdida historia de una chica que mata a su padre tras haber sufrido abusos. Las dos caras de una muy brillante moneda.

Tras meses de intenso trabajo, en verano de 1989 el álbum estaba listo. Antes de ponerlo a la venta hubo algunas tiranteces entre el grupo y Geffen Records debido a que Steven Tyler deseaba incluir las letras de las canciones en la carpeta del disco mientras que el sello rechazaba hacerlo por miedo a que el PMRC (poderoso lobby en aquellos momentos) promoviera algún tipo de boicot debido a las referencias al incesto, sexo y drogas en algunas de las canciones. Fue finalmente Geffen quién se salió con la suya y la carpeta del LP solo incluiría los créditos y una foto de los miembros de la banda.

En agosto se anunciaba que el nuevo trabajo de Aerosmith sería lanzado al mes siguiente siendo Pump su título. Antes de su publicación comenzaba a sonar insistentemente en la radio y en la MTV el tema Love In An Elevator, elegido como primer single. Pronto logró alcanzar cotas de popularidad muy elevadas, lo cual hizo que un mes después, cuando se puso a la venta, el LP se aupara a puestos altos de las listas de ventas norteamericanas. Lo que se había atisbado un par de años atrás se confirmaba en 1989. La banda regresaba a la cima y lo hacía para quedarse. Con todo merecimiento además, porque volvían a dar en el clavo y añadían Pump a su lista de clásicos desde el minuto uno.

El disco comenzaba con dos cañonazos de hard rock que ya quisieran muchos grabar. Young Lust y F.I.N.E (iniciales de Fucked Up, Insecure, Neurotic and Emotional) podrían haber figurado en cualquiera de los álbumes clásicos de la banda de los 70 sin desentonar en absoluto. Curiosamente en ambos temas, además de Tyler y Joe Perry, figuraban como co-escritores Jim Vallance y Desmond Child respectivamente. Ambos con fama bien ganada de compositores edulcorados y almibarados, algo que no se notaba en esta ocasión, desde luego. Puro sonido Aerosmith. Pero si de rock´n´roll hablamos, la cosa no se queda ahí. My Girl suena a boogie setentero mientras que Hoodoo/Voodoo Medicine Man mantiene un tono más sombrío pero siempre con las guitarras de Joe Perry y Brad Whitford en primer plano y Don´t Get Mad Get Even es un potente blues rock con un Tyler cantando como nunca. Monkey On My Back, por su parte, es la canción con una producción más ochentera pero que gana con el paso del tiempo, siendo hoy en día una de mis favoritas con la curiosidad de ser una especie de canción autobiográfica con referencias a abusos y adicciones a las drogas tan ligados a la historia del grupo.

En el lado menos orientado al hard rock la banda se mostraba muy inspirada también. La balada que cierra el álbum, What It Takes, aunque se le pueda atragantar a algunos fans, era brillante y tanto Janie´s Got A Gun como The Other Side son dos títulos con marchamo de clásicos. La primera de ellas es un medio tiempo cargado de dramatismo cuya letra trata de un caso de abuso sexual, mientras que la segunda nos devuelve a los Aerosmith de canciones como Dude (Looks Like A Lady), con sección de vientos y uno de esos estribillos que se le graban a uno en el cerebro a la primera escucha. Curiosamente esta canción generó cierta polémica relacionada con acusaciones de plagio y reclamaciones de derechos de autor. El tema estaba firmado por Steven Tyler y Jim Vallance pero el mítico equipo de compositores de Motown compuesto por Brian Holland, Lamont Dozier y Eddie Holland amenazaron con demandar al grupo y a Geffen Records debido al parecido de la melodía de la canción con la de Standing In The Shadows Of Love, finalizando el litigio con la consecución de un acuerdo extrajudicial consistente en darles crédito como co-autores de la canción.

Diez canciones como diez soles que daban forma a un álbum con quienes muy pocos podían competir en aquel 1989. Si un par de años antes el auge de Guns N´ Roses con su Appetite For Destruction constituía un revulsivo para los Aero, ahora llegaba el momento en que podían volver a mirar a la cara a sus discípulos confirmando que el salto cualitativo de Permanent Vacation no había sido flor de un día ni fruto de la casualidad. Aprovechando el tirón mediático y su buena forma se embarcaron de nuevo en una gran gira por Estados Unidos y por Europa coronada con su posición como segundo cabeza de cartel en el festival Monsters Of Rock celebrado en Donington Park en verano de 1990. Teóricamente los cabezas de cartel absolutos eran Whitesnake tras la esperadísima publicación de la continuación del mega exitoso 1987. Pero fueron los de Boston los triunfadores de la jornada con un memorable concierto que incluyó la participación nada menos que de Jimmy Page que subió al escenario para interpretar junto a Tyler y los suyos Walk This Way y Train Kept-A-Rollin´

A partir de ese momento, Aerosmith consolidaron su posición y directamente se situaron en lo más alto del trono del hard rock. Sus canciones se incluían en bandas sonoras de películas, participaban en los programas de televisión de máxima audiencia, sus ventas de discos se contaban por millones y en sus conciertos se colocaba con frecuencia el cartel de Sold Out.  La buena racha duraría unos cuantos años más llegando a su punto álgido en 1993 con la publicación de Get A Grip, tras lo cual comenzaría una etapa llena de turbulencias y conflictos en la que artísticamente hubo un poco de todo, aunque nada realmente memorable. Pero de ello nos ocuparemos más adelante.

Pump fue, para mi gusto, el último gran clásico de los de Boston. Lo tenía todo. Las canciones, el sonido, la actitud, etc. Uno de esos trabajos que aparecieron en el momento más oportuno y que treinta años después continúa siendo básico e imprescindible para entender la trayectoria de la banda y la evolución del hard rock en la segunda mitad de la década de los 80.

Un grupo pletórico en un momento dulce y diez canciones que ya forman parte de la HISTORIA con mayúsculas del rock. ¿Alguien da más? Lo dudo. Pasan los años, las modas y las tendencias, pero Pump permanece. Como ese viejo amigo que siempre llega al rescate en caso de necesidad está ahí siempre que se le requiere y, lo más importante, nunca decepciona. Hoy toca coger el Delorean rockero, situarse en 1989 y volver a ser un adolescente otra vez mientras alucinamos y disfrutamos de cada escucha del disco como si no hubiera un mañana. Como diría el propio Joe Perry, LET THE MUSIC DO THE TALKING!!!



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DiabloRock