Imponentes memoriales de la época comunista, más bazares otomanos y un monasterio rodeado de enormes rocas de formas extrañas
Prilep es una ciudad ubicada en una llanura que antiguamente pertenecía al Reino de Pelagonia. Más tarde, en el siglo IV AC, los Macedonios conquistaron la región y fundaron varios asentamientos, como Styberra, Alkomenai o Heraclea Lyncestis (la actual Bitola). La historia de Prilep comienza en el siglo XI y está asociada a dos importantes personajes de la Edad Media. Por un lado el Zar Samuel, monarca del Primer Imperio de Bulgaria, que según algunos expertos falleció aquí en 1014 de un ataque al corazón tras ser derrotado por los Bizantinos. Y por otro el Príncipe Marko, heredero del trono de Serbia durante el siglo XIV, que en la práctica solo gobernó Prilep y sus alrededores desde una fortaleza situada en las afueras, y curiosamente acabó convertido en un héroe nacional.
Hoy día la principal actividad económica de Prilep es el cultivo y procesado de tabaco, e incluso hay un Museo en el centro dedicado a este producto. Entre sus lugares de interés turístico destacan las murallas de Markovi Kuli; el antiguo Bazar Otomano; y la Iglesia de la Anunciación. Y también constituye una base perfecta para visitar el Monasterio de Treskavec o la población de Krusevo.
VIAJE: BITOLA – PRILEP
Entre estas dos ciudades solo hay 43km de distancia, así que se trata de un desplazamiento muy sencillo. Tras desalojar mi habitación de Stone Bridge Apartments me dirigí a la Terminal de Autobuses de Bitola y compré un billete en la taquilla (130D). Después de la larga espera que tuve que soportar en Ohrid me temía una situación similar, o incluso que no hubiera transporte público. Pero por suerte la encargada me dijo que el siguiente autobús salía al cabo de una hora y maté el tiempo tomándome un café con leche sentado en la terraza de un bar (70D).
El vehículo (un minibús) apareció puntual, guardé mi mochila grande en el maletero trasero y ocupé un asiento de la fila individual. Hubo una pequeña discusión entre el conductor y un pasajero de aspecto albanés, aunque la cosa no fue a más y nos pusimos en marcha. El trayecto duró 45 minutos y de camino cruzamos la llanura de Pelagonia, cubierta de campos de cultivo.
Una vez en la Terminal de Prilep caminé 1,5km hasta el lugar donde había previsto pasar la noche y llamé por teléfono al dueño, que apareció al cabo de 5 minutos. Mientras esperaba al sol llegó un huésped y le pedí que me dejara entrar para sentarme en la terraza bajo una sombrilla, pero sorprendentemente me dijo que no estaba permitido y se marchó tan contento. Vaya tela…
ALOJAMIENTO: GUEST HOUSE ANTIKA – 500D/Noche
*Puntos a favor: habitación espaciosa; limpieza extrema; ubicación inmejorable, cerca del Antiguo Bazar; cocina privada (aunque nevera compartida); wifi rápido; ventilador; propietario (Chris) siempre dispuesto a echar una mano; precio.
*Puntos en contra: camas individuales; baño compartido.
Reservé 2 noches en Guest House Antika a través de Booking y después acordé 2 más directamente con el dueño, aunque el precio no varió. Se trata de una casa con 150 años de antigüedad y Chris me hizo un pequeño tour para explicarme sus peculiaridades (cierre de puertas y ventanas, funcionamiento de los grifos, luces…). A continuación le envié por WhatsApp una copia de mi Pasaporte y me respondió adjuntando un montón de información práctica sobre Prilep (sitios para visitar, restaurantes…). La verdad es que pasé una estancia agradable y el precio de las habitaciones es imbatible.
Una vez instalado salí en busca de un lugar para llenar el estómago porque estaba hambriento.
COMIDA: VRSHNIK CAFE
Se trata de un local de reciente apertura recomendado por Chris, situado a 5 minutos de la Guest House. Al llegar me senté en una mesa de la terraza cubierta, que se encontraba completamente vacía, y me atendió un camarero muy atento. Elegir los platos fue complicado porque el menú estaba en Macedonio y Google Translator se volvía loco, pero al final encontré alguna opción con buena pinta. Yo pedí Ensalada Shopska; Pljeskavica (una hamburguesa de grandes dimensiones típica de Serbia); y una cerveza Zlaten Dab (marca producida en Prilep). La comida me gustó y acabé llenísimo. Además los precios me parecieron muy económicos en comparación con otros lugares de Macedonia (pagué 360D, unos 6€).
De regreso en la habitación me estiré en la cama y aproveché el silencio reinante para dormir un par de horas. Cuando me desperté el cielo estaba cubierto de nubes grises que amenazaban lluvia, con lo cual salí a realizar una compra de comida en un supermercado cercano y dediqué el resto de la tarde a leer y preparar las siguientes jornadas, solventando la cena con galletas y un yogur.
EXPLORANDO PRILEP
Al día siguiente me desperté tras una noche bastante tranquila, aunque alguien estuvo hasta las 2h en el patio tosiendo y haciendo ruido (yo diría que el mismo tipo que no me dejó entrar). Una vez en pie desayuné un plátano, un croissant de chocolate y un yogurt; preparé la mochila pequeña; y salí a visitar Prilep. En la calle hacía sol, con un cielo salpicado de nubes blancas.
El centro de Prilep es un lugar realmente caótico, con estrechas callejuelas por donde no dejan de pasar vehículos; aceras llenas de coches aparcados que bloquean el paso (una imagen habitual en los Balcanes); y viejas mansiones en un estado de conservación muy precario. Eso sí, los turistas brillan por su ausencia y las vistas de las montañas de Markuvi Kuli en la distancia son impresionantes.
En cuanto a atracciones turísticas concretas, esto fue lo que más me gustó:
1. Bazar Otomano: también conocido como Carsija, es la parte más tradicional de Prilep. Su origen se remonta a finales del siglo XIV y en su momento de máximo esplendor llegó a contar con centenares de tiendas de artesanía y alimentos agrupadas por gremios. Lástima que durante el siglo XIX tres devastadores incendios redujeron drásticamente sus dimensiones. No es tan espectacular como los Bazares de Skopje o Bitola, pero aun así se trata de un lugar ideal para pasear sin rumbo y perderse entre edificios históricos; comercios de rótulos curiosos; y bares con terrazas donde los lugareños se dedican a charlar y beber café o cerveza.
Se pueden obtener buenas fotos de Carsija desde la Plaza Alexandria, que ofrece una excelente panorámica (mejor luz por la tarde); y en los alrededores de la Plaza Itar Pejo, donde hay una fuente con una escultura de este famoso personaje de la literatura Macedonia.
2. Torre del Reloj: tiene 40m de altura y fue construida en el año 1858 para sustituir a una torre anterior de madera que ardió durante uno de los incendios. Se encuentra junto al Bazar y según el ángulo de observación es fácil apreciar que está inclinada.
3. Mezquita Charshi: data de 1475 y tiene un minarete de 25m de altura con dos balcones (el más antiguo de Europa de estas características). Aunque el templo se encuentra en ruinas, con el interior lleno de maleza y basura. Y no es por culpa de los incendios del siglo XIX, sino por una serie de protestas ciudadanas que tuvieron lugar en el año 2001 y acabaron con la mezquita en llamas. El motivo: el National Liberation Army (NLA), un grupo armado que luchaba por los derechos de la minoría Albanesa, había asesinado días antes en una emboscada a 10 soldados Macedonios.
4. Alexandria Square: es la principal plaza de Prilep y fue renovada en el año 2006 incorporando una estatua de Alejandro Magno, que aparece de pie sosteniendo una larguísima lanza. A escasa distancia hay otra con el Príncipe Marko a lomos de su caballo.
5. Macedonia Post: se trata de un imponente edificio de estilo modernista situado en un extremo de Alexandria Square. Fue construido en 1979 y alberga la central de Correos de la Ciudad, aunque algunas partes están en muy mal estado y parecen abandonadas.
A continuación decidí comer algo sencillo y elegí un Kebab de la Plaza Itar Pejo. Allí me senté en una pequeña terraza frente a la Mezquita Charshi y pedí un Dürüm de carne de pollo y ternera acompañado de una lata de Mirinda. Precio: 150D. Después regresé a la guest house porque hacía demasiado calor y la luz era horrible para la fotografía.
MAS LUGARES DE INTERES
Un poco antes de las 16h salí otra vez a la calle para continuar con mi recorrido por Prilep y visité dos nuevas atracciones turísticas:
6. Iglesia de la Anunciación: data del siglo XIX y su exterior es muy austero, con sencillos arcos de piedra. Pero dentro hay varios elementos de madera tallada que son auténticas obras de arte, como el iconostasio o el trono del obispo. La entrada es gratuita y la fotografía está prohibida, pero aproveché que me encontraba solo para hacer alguna. La anécdota se produjo cuando de repente apareció un grupo de lugareños vestidos de negro, y aparcó junto a la puerta una furgoneta de la que unos operarios sacaron un ataúd. Mientras, las puertas del iconostasio se abrieron y un cura comenzó a recitar plegarias. ¡Estaba en medio de un entierro! Sobra decir que me marché al momento.
7. Mound of the Unbeaten: en tiempos de la antigua Yugoslavia, entre los años 60 y 80, se construyeron centenares de memoriales en homenaje a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Son conocidos como Spomenik, una palabra que significa “monumento”, y actualmente solo se conservan unos 200, porque muchos desaparecieron durante las Guerras de Yugoslavia o debido a la falta de mantenimiento. Están hechos de cemento y recuerdan vagamente a las obras de arte que decoraban las calles de la Unión Soviética, aunque con un estilo mucho más abstracto.
El Mound of the Unbeaten es un montículo situado en el Parque de la Revolución, al sur de Prilep. Data del año 1961 y su elemento más destacado es un conjunto de 8 urnas de mármol que parecen gigantescas piezas de ajedrez (hay quien dice que patos) y simbolizan a los partisanos del Frente de Liberación. A escasos metros hay una cripta con los restos de 462 soldados de la zona de Prilep. El lugar estaba totalmente desierto y dediqué un buen rato a explorar cada rincón.
Tras esta última visita regresé al centro, ya con una temperatura más agradable.
CENA: HOTEL ATLAS
Otra recomendación de Chris que al momento se convirtió en mi local favorito de Prilep. El Hotel Atlas se encuentra a unos metros de Alexandria Square y tiene un restaurante en la cuarta planta al que puede acceder cualquiera (de hecho una entrada del ascensor da directamente a la calle). Una vez allí las vistas del Bazar Otomano son memorables, con un mar de tejados, la Torre del Reloj y el minarete de la Mezquita Charshi. Además las ventanas estaban abiertas y pude hacer fotos geniales (mejor luz por la tarde).
Después de examinar el menú comprobé que los precios eran muy correctos, así que ocupé una mesa del comedor y pedí Ensalada Shopska; Selsko Meso; y 2 cervezas Zlaten Dab. Todo impecable y por 550D. La única pega fue una ruidosa mesa de lugareños cerca de la ventana que rompía la magia del lugar. Por cierto, durante mi estancia en Prilep una habitación individual en el Hotel Atlas salía por 26€, desayuno incluido. Me parece una opción muy a tener en cuenta.
Para acabar el día decidí tomarme un café con leche (70D) en una terraza de Alexandria Square rodeado de un ambiente muy animado, mientras el sol se ocultaba tras las montañas. Y caminé hasta la Guest House, contento de mi ruta por Prilep.
LAS RUINAS DE MARKOVI KULI
La jornada comenzó con mi alarma sonando a las 8h. A continuación desayuné; salí a la calle, donde me recibió un sol de justicia; y caminé 2,5km hacia el norte de Prilep para visitar las ruinas de Markovi Kuli, una fortaleza construida durante el siglo XIV para alojar a Vukasin, Rey de Serbia, y más tarde a su hijo Marko (de ahí el nombre). La ubicación del castillo es espectacular, con varias murallas y torres esparcidas sobre una montaña de roca caliza con dos cumbres (una de ellas coronada por una cruz). La entrada es gratuita y hay un sendero bien señalizado que lleva hasta el collado entre las cimas. Desde aquí la panorámica de Prilep es excepcional (mejor luz para la fotografía por la tarde).
Junto a la base de la montaña de Markovi Kuli hay dos lugares de interés:
1. Elephant Rock: una roca aislada llamada así por su forma, aunque a mí me recuerda más a un Marabú o una Cigüeña. En el sendero de acceso encontré una tortuga de tierra comiendo.
2. Varos: esta población (hoy día un barrio de Prilep) se fundó en el siglo XV para dar cobijo a la gente que vivía en las inmediaciones del castillo y fue expulsada tras la ocupación Otomana. Destaca por sus numerosas iglesias medievales, aunque yo no me dediqué a visitarlas porque durante mi recorrido por Macedonia ya habían caído unas cuantas. Solo me acerqué a la de San Nicolás, que data del siglo XII (es la más antigua de Prilep) y tiene un interior cubierto de coloridos frescos. Pero cuando llegué la puerta estaba cerrada y no vi a nadie a quien poder preguntar. En fin… También me gustó el Monasterio del Arcángel Miguel, situado en un punto elevado y rodeado de viviendas del siglo XIX (lo contemplé de lejos).
Durante mi paseo por Varos disfruté de unas vistas geniales de Markovi Kuli y pasé junto a numerosas estructuras metálicas utilizadas para secar las hojas de tabaco tras su recolección, aunque todavía no era la época y la mayoría estaban vacías.
UNA RUTA DE MONTAÑA
Los montes que rodean las ruinas de Markovi Kuli se encuentran catalogados como reserva natural y están atravesados por diversos senderos. La ruta más popular es la que conduce hasta el Monasterio de Treskavec, con 6km de distancia y un desnivel positivo de +500m. El camino está muy bien señalizado, con marcas de pintura roja y blanca que evitan cualquier despiste. Y combina tramos horizontales con duras pendientes, entre trozos de mármol blanco semi enterrados, rocas de granito de formas llamativas, y pequeños bosques de vegetación exuberante.
El punto más complicado es una enorme roca por la que hay que subir, ya que está muy expuesta y en los primeros metros un error implica una caída mortal. Cuenta con una cuerda, pero a una altura un poco rara y apenas la utilicé. Yo intenté llegar arriba lo antes posible y acabé con el corazón a mil. Además hacía un calor horrible y sudé sin parar, excepto en algún lugar más despejado donde soplaba una agradable brisa.
Antes de comenzar la ruta compré una botella de agua grande en una tienda, pero por suerte de camino pasé junto a dos fuentes que me permitieron hidratarme y reponer existencias. Yo iba mirando al suelo todo el rato por si había serpientes, aunque solo vi lagartijas de grandes dimensiones que salían corriendo al verme. También un montón de mariposas de diferentes tipos y pájaros que no paraban de cantar. En cuanto a gente solo me crucé con dos chavales de etnia albanesa cargando unos sacos; un tipo raro que al verme me dio un documento lleno de teorías de la conspiración sobre el orden mundial (¡?); y una pareja de turistas que estaba descansando bajo una pérgola y después me adelantó.
En los últimos metros del sendero la imagen del Monasterio de Treskavec es épica, a la sombra del Monte Zlatovrv (1.422m) y rodeado de peñascos que parecen afilados colmillos. Al final tardé 3,5h en llegar, haciendo bastantes fotos pero a un ritmo constante.
Nota: entre Prilep y el Monasterio de Treskavec no hay transporte público. Mi idea inicial era ir en taxi y volver a Prilep por la montaña. Pero en el centro un par de taxistas me dijeron que nadie aceptaría llevarme en un coche normal, porque los últimos 5km del trayecto discurren por una estrecha carretera llena de curvas y rampas durísimas para los motores. Necesitaría un 4×4 o Suv que me iba a cobrar una pasta por el viaje de 14km. Así que decidí ponerme a caminar y buscarme la vida para volver a Prilep.
EL MONASTERIO DE TRESKAVEC
Treskavec data del siglo XIV y durante la Edad Media era muy venerado por los diferentes gobernantes de la zona. Hoy día el templo es una sombra de lo que fue porque en el año 2013 quedó arrasado por un incendio. Durante mi visita las instalaciones de los monjes se habían reconstruido y lucían impecables. Pero en la iglesia apenas se apreciaban avances, con el edificio envuelto por una estructura de madera, y postes que apuntalan los muros del interior. Otro ejemplo más de la desidia del gobierno Macedonio a la hora de proteger su patrimonio histórico. Y la excusa de la falta de recursos no me sirve, porque bien que había dinero para llenar las ciudades de estatuas de Alejandro Magno.
Lo más destacable del Monasterio de Treskavec son sus frescos, que representan escenas de la Biblia y cubren buena parte de las paredes. Aunque algunos están borrosos y otros ocupan zonas oscuras (no hay muy buena luz) o se encuentran entre molestos andamios. Además el iconostasio está muy dañado y han desaparecido los iconos originales. Pero tengo que reconocer que la sensación de aventura fue total, explorando el recinto completamente solo, descubriendo detalles interesantes en cada rincón. La entrada es gratuita y pude hacer fotos a pesar de que está prohibido.
Tras visitar el Monasterio inicié la vuelta a Prilep. La verdad es que solo recomiendo Treskavec si lo combinas con una ruta por la montaña. De lo contrario en Macedonia hay numerosas iglesias medievales de calidad similar y con un acceso menos complicado.
REGRESO A PRILEP
Como no me apetecía volver por el mismo sendero (y mucho menos enfrentarme otra vez a la roca de la cuerda), decidí bajar por la temible carretera que los taxistas de Prilep se negaban a recorrer. Si hubiera visto algún vehículo lo habría intentado detener, pero la zona estaba desierta y me tocó caminar. Fueron 5km de carretera serpenteante con duras pendientes y un sol abrasador. Y cuando llegué al fondo del valle me desvié a la izquierda por una pista de tierra de 6km que acaba en el barrio de Varos. Durante el trayecto avancé entre campos de cultivo, granjas y prados llenos de flores (por suerte no había perros); y pude contemplar vistas espectaculares de las montañas. Aunque también viví momentos duros por el sol y los kilómetros acumulados. Al final los pies me ardían y cada paso era una tortura.
Una vez en Varos entré en la primera tienda que encontré y me compré dos plátanos y una botella grande de zumo (80D) que engullí junto a la puerta. Esto me devolvió la vida y pude cubrir los 3km restantes hasta el centro de Prilep. Eso sí, llegué agotado, con la piel abrasada y la camiseta empapada en sudor. Y es que en total finalicé el día con más de 22km a mis espaldas, además de un desnivel acumulado importante y un calor horrible. Pero lo había conseguido, improvisando sobre la marcha.
CENA: HOTEL ATLAS
La verdad es que no tenía ganas de complicarme, así que decidí repetir cena en el restaurante del Hotel Atlas. Esta vez me pude sentar en una mesa junto a la ventana, disfrutando de las vistas; y no había ruidosos lugareños. Yo pedí Ensalada Shopska; Espagueti Carbonara; y dos cervezas Zlaten Dab heladas que me supieron a gloria. Pero tenía el estómago lleno de líquido y acabé dejando parte de los Espagueti a pesar de estar riquísimos (el plato era enorme). Precio: 480D.
A continuación me dirigí a la Guest House. Caminaba con dificultad porque tenía rozaduras en los muslos y las plantas de los pies, aunque poco a poco fui cubriendo metros y llegué sin problema. Esa noche al segundo de estirarme en la cama ya estaba durmiendo como un tronco.
EXCURSION A KRUSEVO
Al día siguiente me desperté a buena hora y seguí la rutina de las últimas jornadas. Mi plan era visitar la población de Krusevo, situada 32km al oeste de Prilep. Hay un minibús que cubre la ruta con 6 salidas diarias (excepto los domingos que solo hay 3) pero una vez más desconocía los horarios, con lo cual no me entretuve y llegué a la Terminal lo antes posible. Menos mal, porque tras comprar el billete en la taquilla (110D) el vehículo apareció a los 10 minutos (9.30h). Y el siguiente era a las 11.40h, con lo cual habría perdido mucho tiempo.
El trayecto duró 40 minutos y fue realmente tranquilo. Yo viajé en un asiento de la fila individual, acompañado de otros dos pasajeros; y me entretuve contemplando un paisaje formado por campos de cultivo. También atravesamos la población de Krivogastani y sobre sus edificios vi un montón de nidos con parejas de cigüeñas. Me hubiera encantado parar un rato pero después me habría tocado hacer autoestop. A continuación nos acercamos a una enorme montaña coronada por un puñado de casas de color blanco, y comenzamos a subir por una carretera llena de curvas y fuertes rampas hasta alcanzar la Terminal de Krusevo.
Con sus 1.300m Krusevo es una pequeña población de 5mil habitantes que ostenta el título de ser la más alta de Macedonia y una de las más altas de los Balcanes. Yo de entrada busqué un mirador para contemplar una buena panorámica y lo encontré en el Hotel Montana Palace, un edificio de forma triangular ubicado sobre una colina al sur de Krusevo. Allí pedí un café con leche y me senté en una terraza con vistas a un mar de viviendas y campanarios. La luz era perfecta para la fotografía (mejor por la mañana) y en la distancia se divisaba la figura del Makedonium. Mi cámara echaba humo.
Por cierto, el café con leche solo me costó 60D, y una habitación individual salía por 30€ con desayuno incluido. Si lo se me alojo una noche en Krusevo…
VISITANDO EL MAKEDONIUM
*Horario: 9h – 18h
*Precio: 60D (solo si quieres acceder al interior)
*Fotografía: ok
En el año 1903 Krusevo fue el escenario inicial de la Sublevación de Ilinden, un movimiento revolucionario que desafió al Imperio Otomano, en claro declive tras su derrota en la Guerra Ruso-Turca de 1877 que significó la independencia de varios países de los Balcanes. Incluso se llegó a proclamar la República de Krusevo. Pero solo duró 10 días y la rebelión fue aplastada de forma cruel por los turcos, con centenares de muertos y refugiados. A pesar de todo Krusevo es un rincón cargado de significado para los macedonios, que lo ven como un símbolo de resistencia ante los invasores. Eso sí, el Imperio Otomano continuó gobernando el país; y en 1912, tras la Primera Guerra de los Balcanes, Macedonia acabó troceada entre Bulgaria, Grecia y Serbia.
El Makedonium, también conocido como Ilinden Monument, fue construido en 1974 en homenaje a los fallecidos en la Sublevación, y de paso a los soldados caídos durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un Spomenik de cemento blanco de 25m de altura, con forma redonda y ventanas ovaladas que sobresalen de la fachada y le dan un aspecto futurista. Muchos lo consideran el mejor memorial de la época yugoslava que se conserva en Macedonia y reconozco que impresiona.
Para llegar al Makedonium tuve que caminar un par de kilómetros. Primero bajé hasta el centro de Krusevo (perseguido por una avispa enorme que no me dejaba en paz); y después subí hasta la colina situada frente a la del Hotel Montana Palace, saludando a los lugareños que me cruzaba. El Makedonium está en un parque donde se puede entrar de forma gratuita, aunque yo también quería acceder al interior del edificio. Y la suerte me sonrió de nuevo, porque se estaban realizando trabajos de restauración y justo en ese momento los operarios se habían marchado. Así que un empleado me vendió el billete, y otro me acompañó hasta el Makedonium y abrió las pesadas puertas de metal con forma de M.
La sala diáfana del Makedonium contiene la tumba de Nikola Karev, Presidente de la República de Krusevo, y está decorada con relieves abstractos y coloridas vidrieras. Un sitio realmente original que pude disfrutar en completa soledad (el empleado se quedó fuera esperando).
Después de visitar el Makedonium crucé un tramo de bosque y llegué a la orilla del Lago de Krusevo. Me pareció un lugar ideal para evitar las horas de más calor e incluso darse un chapuzón (una familia estaba en ello). Aunque yo hice unas fotos y continué con mi recorrido.
COMIDA: KRUSHEVSKA ODAJA
Este restaurante se encuentra cerca de la entrada del Makedonium y como ya eran las 13h pasadas decidí hacer un alto para llenar el estómago y resguardarme del sol. Una vez allí ocupé una mesa de la terraza; examiné el menú (en inglés y con numerosos platos típicos); y pedí Ensalada Shopska, un Kebab con carne de pollo y ternera + verduras (servido colgando de un soporte), y dos cervezas Skopsko. La verdad es que pasé un rato agradable, con música tradicional de fondo. Pero el camarero no tenía ganas de trabajar (me tocó entrar a buscarle cada vez que necesitaba algo) y el Kebab no me acabó de convencer (la carne de pollo estaba seca y dura como una piedra). Precio: 520D.
UN PASEO POR EL BAZAR OTOMANO
Desde el restaurante bajé hasta el Casco Antiguo de Krusevo, ocupado por el Bazar Otomano. Está presidido por la Iglesia de San Nicolás, con un bonito campanario. Y de camino pasé junto a viviendas tradicionales, comercios de rótulos curiosos, cafés con terrazas, una fuente de piedra, un taller artesanal donde fabricaban barriles, y dos miradores con vistas panorámicas de la parte sur del pueblo, con el Hotel Montana Palace en la distancia. Yo era el único turista haciendo fotos con una cámara grande y la gente me miraba con rostros de sorpresa. Eso sí, tenía que moverme muy despacio porque el calor era insoportable.
A continuación seguí bajando y alcancé el Barrio de Vlashko Maalo, donde hay magníficos ejemplos de mansiones señoriales construidas entre los siglos XIX y XX. Me encantaron sus fachadas de madera decoradas con dibujos; y descubrí un par de coches muy antiguos cubiertos de vegetación.
El último autobús a Prilep salía a las 17.30h y al principio pensé que con 7 horas iría muy justo para visitar las diferentes atracciones de Krusevo. Aunque es tiempo más que suficiente y me pude permitir pasar un buen rato sentado en una terraza del Bazar Otomano junto a la Iglesia, tomando un café con leche y una cerveza Skopsko (150D). Después caminé hasta la taquilla de la Terminal, que suele estar cerrada excepto minutos antes de alguna salida; compré el billete; y regresé a Prilep.
Así acabó mi visita a esta interesante ciudad. Al día siguiente volví a Skopje en Autobús (370D, 2,5 horas) y puse punto y final a mi ruta circular por Macedonia.
CONCLUSION
Prilep fue la gran sorpresa de mi recorrido por Macedonia y no entiendo por qué es ignorada por la mayoría de viajeros, que en el mejor de los casos realizan una breve excursión desde Bitola. Yo te recomiendo pasar un mínimo de 3 jornadas completas en la zona: una para visitar Prilep; y dos para recorrer las montañas de Markovi Kuli y explorar la encantadora población de Krusevo, con el fantástico Makedonium. En cuanto al alojamiento, la Guest House Antika fue una de las mejores de mi ruta y me parece ideal, aunque también me hubiera gustado dormir una noche en el atmosférico Hotel Montana Palace de Krusevo.
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