Volver a Preludio a la Revolución Mexicana Sección anterior: México – De la Independencia a la Reforma, 1800-1857

México bajo Porfirio Díaz, al igual que Estados Unidos y otros países en el Hemisferio Occidental, se modernizó a finales del siglo XIX y principios del XX. La Biblioteca del Congreso inauguró el Edificio Thomas Jefferson en 1897. Esta sección se centra en el creciente descontento con las constantes reelecciones de Díaz y su brutal represión de la disidencia, a medida que sus tropas defendían con las armas la usurpación de las tierras de los pueblos para el desarrollo de la agricultura comercial privada. En 1908, Díaz aseguró en una entrevista con James Creelman que México estaba preparado para la democracia y para un nuevo líder, una idea con la que coincidía la mayoría del país.

Porfirio Díaz en 1867 (37 años de edad)

El futuro presidente de México nació en la ciudad de Oaxaca el 16 de septiembre de 1830. Después de la muerte de su padre cuando era un niño pequeño, Porfirio tuvo que trabajar como un ayudante de carpintero, pero también aprendió conocimientos básicos. Aunque fue aceptado en un seminario, él se alistó en la guardia nacional durante la guerra con Estados Unidos, pero no participó en ningún enfrentamiento. Se distinguió en la Guerra de Reforma (1858-1860) y en 1861 era ya un general de brigada. En 1862 se hizo conocido por su papel clave en la victoria contra los franceses en la Batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862. A pesar de que fue capturado varias veces, siempre se las ingenió para huir. Después se dedicó a luchar contra los franceses de manera informal hasta que capturó la ciudad de Oaxaca el 31 de octubre de 1866. Al año siguiente estaba al mando del Ejército del Este en su victoria en Puebla el 2 de abril de 1867 y luego organizó una guerra de guerrillas contra las fuerzas de ocupación francesas, hasta que el emperador Maximiliano fue ejecutado en ese mismo año.

Después de la guerra, el congreso del estado de Oaxaca le dio la hacienda de La Noria y lo apoyó para presidente de México. Después de que Benito Juárez fuera reelegido en 1871, Díaz lanzó el Plan de La Noria en protesta por lo que él alegaba había sido una elección fraudulenta y exigió que los presidentes ejercieran solo un mandato. Después de que Juárez muriera en 1872, y el presidente de la Corte Suprema, Sebastián Lerdo de Tejada, fuera nombrado presidente del país, Díaz comenzó a preparar su próxima rebelión. En enero de 1876, Díaz se rebeló con su Plan de Tuxtepec, exigiendo la no reelección y libertades municipales. Esta vez su rebelión tuvo éxito y se convirtió en presidente el 23 de noviembre de 1876, manteniéndose en el poder hasta el 30 de noviembre de 1880.

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El tren mexicano (1884-1885)

En el siglo XIX, los ferrocarriles eran los símbolos de progreso económico y todos los países querían construirlos. Aunque los primeros contratos para la construcción de ferrocarriles en México se habían firmado en la década de los 1830, no fue hasta la década de los 1870 que los ferrocarriles finalmente se movían entre la Ciudad de México y el importante puerto de Veracruz. La inestabilidad política y la falta de capital fueron las causas principales por las que el desarrollo del ferrocarril en el país había avanzado tan despacio. La construcción de ferrocarriles fue una de las metas más importantes del gobierno de Díaz y para 1910, México presumía de tener 10.000 millas (16.093 km) de vía férrea, uniendo al país, facilitando el transporte de mercancías y permitiendo que los residentes de las zonas rurales pudieran dejar las granjas por trabajos en la ciudad.

Head-on view of train, Mexico. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-USZ62-83018 (b&w film copy neg)

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Fábrica de alfombras en Santa Gertrudis, México (1908)

La industria textil comenzó en México ya por la década de los 1830. Como Ministro de Relaciones Exteriores, Lucas Alamán fundó el Banco de Avío específicamente para ayudar a lanzar la industria textil. Gracias al trabajo del empresario Esteban Antuñano en Puebla, México hizo un esfuerzo para fabricar sus propios textiles y reducir la importación de productos del extranjero. Para 1843 había 51 factorías en México con más de 125.000 husos y más de 2.600 telares. Aunque estas cifras parecen relativamente pequeñas, México tenía la industria de algodón más grande de América Latina hasta el siglo XX.

Para 1900, la compañía textil más grande en México, la Compañía Industrial de Orizaba (CIDOSA), de dueños extranjeros, tenía más de 4.200 empleados, y si estuviera en los Estados Unidos, hubiera sido uno de los complejos de fábricas de algodón más grandes del país.

Splendidly equipped carpet factory, Santa Gertrudes, near Orizaba, Mexico. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-USZ62-74568 (b&w film copy neg.)

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Emilio Vázquez Gómez, La Reelección Indefinida (1890)

El creciente progreso material de México vino a un precio. El Presidente Díaz y su administración fomentaron el serio desarrollo económico que la nación necesitaba, al mismo tiempo que ignoraban conscientemente un desarrollo equiparable del sistema político. Esto no se hacía más evidente que en las frecuentes re-elecciones del propio presidente. Para 1890, Díaz había ejercido dos mandatos como presidente – 1876-1880, 1884-1888 – y ahora se encontraba en la mitad de su siguiente ciclo de cuatro años (1888-1892) --el ciclo presidencial de 6 años no empezó hasta finales de la década de 1920. Es verdad que el Presidente Benito Juárez había ejercido por 15 años seguidos, pero la mayoría había sido cuando la nación estaba en guerra.

Había muchas razones por las que los porfiristas y sus administradores científicos, que creían en gobernar de acuerdo a principios “científicos”, preferían concentrarse en los avances económicos. La historia del México independiente había consistido de numerosas revoluciones entre facciones políticas hambrientas de riquezas y poder. Personalizando el régimen en una figura central, que ejercería por muchos años, los científicos esperaban evitar la clase de conflictos que habían plagado y dividido al país por décadas.

Pero no podían esperar que esta estrategia no fuera objetada. En 1890, el abogado Emilio Vázquez Gómez, escribió un pequeño folleto titulado La Reelección Indefinida, en el que confiaba en sus esperanzas "de que un error en sus cálculos debido a preocupaciones del momento, no venga a herir los intereses de la democracia, ni a interrumpir alguna vez la paz nacional o la consolidación de nuestras instituciones." (p. 3). Mirando a más cien años en el pasado, que profético fue.

Vázquez Gomez, Emilio, La Reelección Indefinida. JL1240 .V3 General Collections, Library of Congress

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Los anarquistas

Por lo general, cuando pensamos en los anarquistas o anarco-sindicalistas en México, pensamos en los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón. Sin embargo, hubo otros. Librado Rivera, fotografiado aquí, trabajó con los hermanos Flores Magón. Un estudiante brillante en su San Luis Potosí natal, pronto se unió a los grupos liberales que se formaron contra el Presidente Díaz en 1901. A partir de 1905, trabajó en el periódico Regeneración en St. Louis, Missouri, junto a los dos hermanos oriundos de Oaxaca, como Enrique que aparece aquí. Rivera y los Flores Magón fueron sentenciados a la prisión de MacNeil y luego a la de Leavenworth, Kansas. Ricardo murió en prisión, pero Enrique y Librado regresaron a México en 1923.

El anarquismo se enfocaba en los problemas de los trabajadores, los cuales buscaban controlar los lugares donde trabajaban. Mientras los hermanos Flores Magón y otros estaban fuera del país, los trabajadores formaron instituciones como la Casa del Obrero Mundial. Ellos protestaban la falta de atención a sus necesidades por parte del gobierno de Madero. Después de la muerte de éste, formaron los llamados "Batallones Rojos" que lucharon al lado de Carranza y Obregón.

Librado Rivera, Enrique Flores Magon. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-DIG-ggbain-09275 (digital file from original neg.)

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La alfabetización y la aparición del arte literario en la edad moderna

Como Omar Martínez Legorreta escribió en su libro Modernization and Revolution in Mexico: A Comparative Approach, publicado en 1989, los periodistas, novelistas, poetas, dramaturgos, y “lenguas de plata” se hicieron más importantes en el porfiriato a medida que la palabra escrita predominaba sobre la hablada. Una cuarta parte de los mexicanos alcanzó un cierto nivel de alfabetización en el México del presidente Díaz, aunque él abrió muy pocas escuelas nuevas. Legorreta escribió que autores como Manuel Gutiérrez Nájera (cuyo seudónimo era "El Duque Job"), Manuel José Othón, Luis G. Urbina, Amado Nervo, Federico Gamboa, y Salvador Díaz Mirón fueron escritores importantes durante la "Época Liberal". Con todo, la cada vez más alfabetizada población seguía aferrada a la Iglesia Católica y sus valores tradicionales.

Legorreta comparó la importancia de las novelas y periódicos en el México revolucionario con la televisión y cine de hoy, llamándolos "el mayor vehículo de cultura". Muchos pueblos tenían sus propias publicaciones. La clase dominante financiaba y leía la gran mayoría de esas publicaciones. De acuerdo con Legorreta, el precio de un periódico era mayor que el salario medio diario de un trabajador.

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El presidente Porfirio Díaz a los 80 años

Porfirio Díaz fue presidente de México por más tiempo que nadie. Después de su heroísmo al mando de tropas contra los franceses, trató de asumir la presidencia a través de un golpe de estado contra el presidente Benito Juárez en la fallida revuelta de La Noria en 1871. Su revuelta de Tuxtepec, justo antes de las elecciones de 1876 contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, tuvo éxito y luego ejerció como presidente del 23 de noviembre de 1876 al 30 de noviembre de 1880. Durante este periodo, calmó a los inversores estadounidenses y restableció relaciones con las potencias europeas.

Manuel González fue elegido presidente para los próximos cuatro años, mientras que Díaz ejerció de Ministro de Desarrollo y gobernador de Oaxaca. En 1884, Díaz regresó a la presidencia para no abandonarla hasta 1911. Durante su presidencia, Díaz y sus consejeros transformaron México con la construcción de ferrocarriles, escuelas y creando una base de infraestructuras para el país. Desarrollaron los principios de una industria petrolera y persuadieron al capital extranjero para invertir en minas y factorías. Sin embargo, su gobierno hizo todo esto a expensas de derechos políticos básicos y control económico. Muchos críticos del régimen fueron encarcelados o asesinados. A medida que las décadas pasaban, Díaz se apoyaba cada vez más en el fraude político y en el ejército para mantenerse en el poder.

Después de 1900, este sistema empezó a deteriorarse debido a la avanzada edad del presidente y a la falta de consenso sobre un sucesor, el aumento del nacionalismo, tanto político, como económico, y simplemente mala suerte, generada en parte por la recesión económica en los Estados Unidos. Finalmente, guerras de guerrilla en el sur y derrotas militares en el norte, contribuyeron al derrocamiento de Díaz y el 21 de mayo de 1911, sus seguidores firmaron el Tratado de Ciudad Juárez con Francisco Madero. Díaz dimitió el 25 de mayo y poco después salió para París, donde murió en 1915, siendo enterrado en el famoso cementerio Père Lachaise.

Porfirio Diaz. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-USZ62-100275 (b&w film copy neg.)

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La entrevista con Creelman

En cierto sentido, esta entrevista fue la chispa que encendió la Revolución Mexicana. En marzo de 1908, la revista Pearson’s Magazine publicó una larga entrevista en inglés en la que el conocido periodista James Creelman preguntó al presidente mexicano Porfirio Díaz algunas preguntas fuertes. En esa entrevista, Díaz dijo muchas cosas relevantes a la visión de México que él estaba promoviendo, incluyendo que México estaba ahora listo para una democracia y que consideraba no postularse para presidente en 1910. Estas palabras estaban dirigidas a un público extranjero y Díaz nunca pensó que serían traducidas y publicadas en México en El Imparcial unos días después.

La ilustración muestra la portada [del artículo], sin embargo el título es: "President Díaz, Hero of the Americas" (El Presidente Díaz, héroe de las Américas), págs. 232-277. El artículo ha sido digitalizado y está disponible en el Internet Archive.

Pearson’s Magazine, March 1908. Call Number: AP4 .P35 General Collections, Library of Congress

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Las consecuencias del progreso

Durante su régimen, el Presidente Porfirio Díaz y su administración (1876-1880, 1884-1911) modernizaron la economía y la industria de México. Empresas internacionales invirtieron en las minas que se encontraban en el norte de México, mientras que en las regiones centrales y del sur, otras compañías reestructuraron las tierras de cultivo y las hicieron más productivas gracias al uso de nuevas técnicas agrícolas y nueva maquinaria. Inversores extranjeros construyeron ferrocarriles contribuyendo con ello a una mejora en las exportaciones. A medida que el país progresaba, su sistema bancario registró un aumento de capitales. México pudo pagar su deuda internacional y reconstruir su infraestructura.

México progresó económicamente para algunos, pero muchos más quedaron al margen. Las élites ganaron en riqueza e influencia, pero la mayoría de la población tuvo que aceptar la nueva situación, trabajando duro para poder sobrevivir. La llegada de nuevas haciendas y empresas a zonas rurales provocó que los granjeros y mineros mestizos se convirtieran en peones y que algunos pueblos indígenas se convirtieran en aparceros. Los hacendados y las compañías europeas y americanas contrataron capataces encargados de vigilar el trabajo en sus instalaciones. El gobierno de Díaz creó una policía rural (conocida como Rurales) y desplegó tropas federales con el fin de mantener el orden por todo el país. La modernización del país produjo un crecimiento de la injusticia y de las desigualdades sociales.

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Emiliano Zapata (1879–1919)

Zapata creció en un pueblo de Morelos, un estado al sur de la Ciudad de México. Aprendió a leer y a escribir, pero su escolarización fue mínima. Durante sus primeros años, haciendas que producían para el mercado interno y externo empezaron a adueñarse de tierras que habían pertenecido a los pueblos por siglos. Para 1906, ya había empezado su lucha para devolver las tierras a quienes las trabajaban y en 1909, el pueblo lo eligió presidente de su consejo.

Después de que Madero empezara su rebelión contra Díaz en 1910, Zapata reclutó a un grupo de hombres y en mayo de 1911 habían capturado la ciudad de Cuautla. Zapata pronto descubrió que Madero, un hacendado, estaba más interesado en instaurar un proceso democrático que en una reforma agraria. Considerando lo que había aprendido, Zapata rehusó desarmar a sus hombres y escapó a las montañas, empezando una rebelión contra Madero.

En noviembre de 1911, Zapata y un maestro de escuela, Otilio Montaño, redactaron el Plan de Ayala. Fue el documento más radical de la Revolución, en el que exigían la devolución de las tierras robadas por las haciendas y la confiscación de otras, en beneficio de los pueblos sin títulos de propiedad. Después de que Huerta ordenara el asesinato de Madero, Zapata continuó su lucha, a medida que más hombres se unieron a su causa. Para el verano de 1914, sus fuerzas controlaban Morelos y grandes partes de los estados vecinos, y ya contemplaban la conquista de la Ciudad de México.

En noviembre de 1914, Zapata decidió aliarse con Pancho Villa, un hombre más del pueblo que el hacendado y senador del Antiguo Régimen, Venustiano Carranza. El 4 de diciembre los dos se encontraron en la Ciudad de México y doce días más tarde, Zapata tomó Puebla. En lugar de continuar, sin embargo, Zapata regresó a Morelos para comenzar la reforma agraria que había prometido. Mientras que 1915 fue un periodo de utopía en Morelos, fue un desastre para la alianza Villa-Zapata. Villa perdió una batalla importante contra Obregón (un general de Carranza) y Zapata fue expulsado de la Ciudad de México. El año siguiente fue todavía peor, con las tropas de Carranza llegando incluso a invadir Morelos.

El movimiento experimentó un declive irreversible y varios líderes importantes se pasaron al bando enemigo. Zapata fue asesinado el 10 de abril de 1919 cuando iba a encontrarse con un supuesto carrancista renegado.

Emiliano Zapata, three-quarter length portrait, facing front, seated at table between two standing men. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-USZ62-97787 (b&w film copy neg.) Call Number: BIOG FILE <item> [P&P]

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Los primeros años y la lucha pre-revolucionaria

Emiliano Zapata, nacido en 1879, creció en Anenecuilco, Morelos, al sur de la Ciudad de México. Sabía leer y escribir, pero tenía muy poca escolarización formal. Los hacendados que producían para los mercados habían empezado a adueñarse de las tierras que habían pertenecido a los campesinos durante siglos. Zapata era conocido como un campesino autosuficiente y un jinete de primera clase. Uno de sus secretarios, Serafín Robles, comentó que su vestimenta era siempre como la de un jinete o charro, pantalones negros de cachemir ajustados, botones de plata, sombrero ancho, una camisa o una chaqueta de lino fino, pañoleta, botas, espuelas y una pistola enfundada en su cinturón. Para 1906, Zapata ya había empezado su lucha para devolver la tierra a quienes la trabajaban y, en 1909, sus vecinos lo eligieron presidente del consejo del pueblo.

Album Histórico Gráfico (Mexico, 1920). General Collections, Library of Congress. F1231.5 G666 1920

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El programa de Zapata atrae el apoyo indígena

Los cambios sociales causados por la modernización tuvieron consecuencias radicales. Líderes como Emiliano Zapata, se negaron a permitir que tales transformaciones causaran hambruna entre sus gentes por lo que comenzó a expropiar tierras en Morelos. Zapata exigió reformas a través de su Plan de Ayala, basado en la premisa que los campesinos indígenas y mestizos querían que se les devolvieran sus tierras para trabajarlas como ellos deseaban. Este programa atrajo el apoyo de los Nahuas, Mayas y Zapotecas en el centro y sur de México. Cuando Francisco Madero se opuso a Díaz, ese desafío condujo a los Yaqui, Mayo y Tarahumara a luchar en el ejército de Villa y Obregón. El porfiriato no sólo llevó el progreso a México; lo condujo a su revolución social en 1910.

Zapata & his men. Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-DIG-ggbain-15839

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Francisco "Pancho" Villa antes de la Revolución

José Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Francisco “Pancho” Villa, nació el 5 de junio de 1878 en el estado de Durango. Aunque hay muy poca información sobre su infancia, se da por hecho que sus padres Agustín y Micaela Arango lo criaron con sus hermanos y hermanas, Hipólito, Antonio, Mariana, y Martinita. Villa creció durante la férrea dictadura de Porfirio Díaz, lo que lo llevó a unirse a la Revolución. El porfiriato benefició a los ricos y contribuyó al aumento de la clase media urbana, pero apenas hizo algo por los pobres, y la mayoría tenía muy pocas oportunidades económicas. Para muchos, el bandolerismo se convirtió en una fuente de ingresos importante. Villa jugó un papel importante en la Revolución, y su decisión de servir al movimiento se debe contextualizar dentro de las injusticias del porfiriato.

En 1894, mientras Villa trabajaba de aparcero en la Hacienda de Gogojito, Durango, uno de sus jefes intentó secuestrar a su hermana Martinita, de quince años de edad. Villa le disparó en la pierna y escapó. Más tarde fue capturado y encarcelado. Su vida como bandolero comenzó cuando escapó de la cárcel en San Juan del Río, evitando por muy poco un pelotón de fusilamiento. En poco tiempo Villa se hizo demasiado conocido como para permanecer en Durango. Huyó a Chihuahua en 1902, rehízo su vida, y asumió el nombre de Francisco “Pancho” Villa para ocultar su verdadera identidad. Allí trabajó durante varios años para rancheros y mineros estadounidenses. Luego se enfrentó a Don Luis Terrazas, el hombre más poderoso del estado. Aunque Villa pudo rehacer su vida en Chihuahua, no pudo evitar la corrupción fomentada por el porfiriato.

Villa montó su propio negocio de productos cárnicos, pero Terrazas aprobó nuevas leyes que bloqueaban su venta a través de distribuidores independientes. También prohibió el robo de ganado alegando que los animales pertenecían a los propietarios de las tierras donde pastaban. Al ver peligrar su modo de vida, Villa se unió a la Revolución.

The Ogden Standard, 4 de junio de 1914, 4 P.M. Edición de la ciudad, Imagen 9 - "Hacia el liderato a través de la venganza." Newspaper and Current Periodicals Division, Library of Congress

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José Guadalupe Posada (1852–1913)

José Guadalupe Posada fue un grabador y dibujante mexicano que floreció en las postrimerías del porfiriato y los primeros años de la Revolución. Está considerado uno de los mejores cronistas de la historia de México, después de haber producido unos quince mil grabados.

Al igual que los muralistas, Posada deploraba las consecuencias sociales y económicas del porfiriato y documentó a aquellos que estaban dominados por los ricos y poderosos. Posada, que muchas veces se inspiró en imágenes y tradiciones de la época anterior a la conquista, desafiaba con ello a la norma prevalente de reverenciar el arte español. El muralista José Clemente Orozco escribió que Posada lo influyó de tal manera que puso los engranajes de su imaginación en marcha, encendiendo la chispa de la creatividad. Aparte de su atípica imaginería, Posada también hizo grabados para el público en general. Utilizando grabados de bajo costo y pliegos sueltos, produciría obras de arte para una clase trabajadora analfabeta. Posada todavía está considerado como el más grande grabador de México.

Calaveras de caudillos de silla presidencial (1909–1913). Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-DIG-ppmsc-04791

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