Plunkett y Macleane

A pesar de no haber tenido una gran acogida por parte de la crítica, considero que estamos ante una película más que aceptable.
Se trata de un film de aventuras a la antigua usanza pero con un toque de modernidad (especialmente en la banda sonora) y muchos golpes de humor. El guión está por encima de la media para ser una película de este género y el director consigue un ritmo que la hace francamente entretenida. Tiene varias escenas memorables (la muerte del aristócrata francés o el speech del atraco -andando encima de la mesa-).

Interesante propuesta pero nada original, al contrario, flojea bastante y tiene fallos de principiante.
Muy ambiciosa y pretende ser original pero no le sale bien, pretende mostrar el siglo XVIII inglés de una manera poco peculiar, más vulgar que refinado, se acerca bastante y creo que no se aleja para nada de lo que era realmente pero algo no va bien, la mezcla entre la música moderna y la gente bailando con sus vestidos de época es un poco caótica y no acaba de funcionar.
La película está currada y resulta muy entretenida pero toda la historia es muy fácil, uno sabe que habrá sorpresa final en el huevo Kinder.
Tiene ángulos muy innecesarios, momentos muy fáciles pero también tiene momentos buenos y algunos momentos originales que también le funcionaron pero en general todo es un batido de fresa con patatas.
Interesante propuesta, muy ambiciosa pero todo se queda en un buen rato.

Plunkett y Macleane es una película bastante desastrosa, sin mucho pie ni cabeza, en la que los acontecimientos se suceden de una manera caótica. Es casi imposible saber si nos están contando una historia más allá de las andanzas de los dos bandoleros del título, para qué sirve el personaje de una Liv Tyler aún bastante verde o si de verdad tenemos que identificarnos con los protagonistas. Lo único que merece la pena es la presencia de los siempre interesantes Robert Carlyle y Jonny Lee Miller, así como ese villano al que da vida Ken Stott o el talento cómico de un cuasi-travestido Alan Cumming.

Lo mejor: Los actores masculinos.
Lo peor: Lo rara y caótica que es.

Una peli bastante 'rara', pero que para mi tiene un encanto especial. La historia de dos salteadores de caminos en la Inglaterra del siglo XVIII sirve aquí para elaborar una estupenda y desenfadada película de aventuras con sus dosis justas de acción, comedia y romance. En conjunto, muy equilibrada y muy bien llevada por un reparto que encaja en sus personajes como un guante, donde prácticamente nadie desentona: Alan Cumming está enorme como aristócrata "que le da a todo" y Ken Scott (Balin en la futura adaptación de El Hobbit) clava al villano. Muy bien los dos protagonistas de la historia (Carlyle y Miller), no tanto quizás Liv Tyler que aún estaba bastante verde, pero en fin, nada grave.

Conviene avisar de que el tono desenfadado se alterna también con algunas escenas bastante 'serias', pero en general la buena pericia del director y los actores hace que la película transcurra sin problemas de principio a fin. No hay ninguna parte que de la sensación de ser demasiado corta o innecesariamente larga, y en conjunto queda una historia bastante redonda a ritmo de coros mezclados con música techno. Recomendable para quienes estén interesados en una peli de aventuras ligera pero bien hecha y bastante honesta en todos sus planteamientos.