La historia detrás del mítico álbum 'The wall', de Pink Floyd

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La historia detrás del mítico álbum 'The wall', de Pink Floyd

Treinta años después de su nacimiento, continúa tronando en las conciencias sonoras del mundo y, sin proponérselo, se convertiría en una metáfora de la caída del Muro de Berlín.

El 30 de noviembre de 1979, hace ya 30 años, apareció en las tiendas de música del mercado inglés el undécimo álbum de una de las bandas emblemáticas del rock británico. Nacido como un grupo universitario en 1966, Pink Floyd (nombre tomado de la fusión de dos leyendas del blues, Pink Anderson y Floyd Council) se convertiría, poco a poco, en un grupo de culto en la escena underground londinense hasta que, en 1973, gracias al monumento sonoro titulado The dark side of the moon, la banda se convertiría en el epicentro de una religión. Trescientos millones de discos vendidos en todo el mundo, conciertos más que multitudinarios y una inconfundible eficacia sonora, hacen que el grupo compuesto por Roger Waters, David Gilmour, Dave Mason y el finado Richard Wright sea considerado, hoy por hoy, una constelación genial difícilmente superable.
La cima de toda la aventura creativa de Pink Floyd está manifiesta en el álbum The wall y sus secuelas audiovisuales. Tras una primera etapa donde el grupo interpretaría el fondo musical de la psicodelia, la banda ocuparía un lugar de privilegio en la sofisticada escena del rock, apoyado en una decena de álbumes inconfundibles. Cuenta la leyenda que, en 1977, Roger Waters, agotado por el acoso del público, escupiría a un espectador en un concierto en Montreal. Arrepentido, el exaltado bajista imaginó la posibilidad de que hubiese un muro entre los músicos y los escuchas. A partir de ese primer impulso, se fue gestando la catedral sonora que, dos años después, el mundo conocería como The wall y que, ironías de la vida, consolidaría el declive definitivo de Waters, Gilmour, Mason y Wright como agrupación.
Para el lanzamiento del álbum, se utilizó el tema titulado Another brick in the wall part 2, el cual se convertiría en un éxito mundial y en piedra de escándalo por la agresividad de su letra. Por la misma época, el grupo camuflaba sus peleas internas preparando los inmensos shows en vivo que complementarían el lanzamiento del álbum. Finalmente, en febrero de 1980, el grupo haría siete presentaciones en la Sports Arena de Los Ángeles, ante un público fascinado por la complejidad creativa de la banda. En total, serían 29 presentaciones en vivo, repartidas en escenarios norteamericanos e ingleses. Toda la gesta de preparación y consolidación de los míticos conciertos fue finalmente revelada, a finales del año 2000, tras la aparición del documental para televisión titulado Pink Floyd behind The wall, en el que los cuatro miembros del grupo, apoyados, a su vez, por los testimonios del arquitecto Mark Fisher, del escenógrafo Jonathan Park, del animador Gerald Scarfe y del realizador Alan Parker, revelarían los secretos de la construcción de su gran muralla.
Los conciertos fueron grabados en video pero sus imágenes nunca salieron a la luz pública, salvo los fragmentos escogidos para el documental citado. El espectáculo constaba de dos partes. En la primera, se veía una banda de rock interpretando el primer tema del álbum en el que, en realidad, cuatro músicos con máscaras de los miembros de Pink Floyd escondían sus verdaderas identidades. Porque, hasta el momento, la banda era una entidad sonora sin rostro.
Poco a poco, se iban interpretando, uno tras otro, los temas del primer LP que conformaba el álbum doble, mientras un ejército de asistentes iba depositando gigantescos ladrillos blancos en el proscenio. Por fin, mientras Waters interpretaba el tema Goodbye cruel world, se colocaba un último ladrillo y la inmensa pared cubría la totalidad del escenario. Tras la pausa, continuaba el espectáculo, esta vez con los músicos apareciendo adelante o encima del muro, hasta que tres proyectores lanzaban las alucinantes imágenes animadas de Gerald Scarfe, en el que se veían martillos que emulaban desfiles nazis, flores que se convertían en parejas copulando, maestros de pesadilla o toda suerte de fantasmagorías psicodélicas. En algún momento, volaban cerdos, un avión se estampillaba contra la pared hasta que, por fin, el muro estallaba físicamente en mil pedazos.
El 17 de junio de 1981 se haría la última presentación en vivo de The wall en Londres y habría que esperar un año hasta que, en 1982, vería la luz el largometraje Pink Floyd The wall, filmado por el director Alan Parker y protagonizado por el cantante irlandés Bob Geldof. La materialización del filme sería toda una pesadilla y el mismo Parker la calificaría como la experiencia más siniestra de su vida. El asunto consolidaría la sospecha de que Roger Waters era un genio creador pero, al mismo tiempo, un conflictivo y contradictorio generador de problemas, tanto dentro de Pink Floyd como en la empresa que rodeó la gestación de la película.
Hoy, Pink Floyd The wall es un filme de culto y Bob Geldof está lejos de representar lo que fue en su momento. Amarga ironía el hecho de que un líder de una agrupación asociada al movimiento punk (enemigos acérrimos de todo lo que la banda de Waters representaba) terminaría convirtiéndose en el protagonista del filme más popular alrededor del sonido de los Floyd. Geldof recuerda que, cuando su mánager le ofreció el trabajo, iban en un taxi y el cantante se explayó en insultos contra todo lo que representaba la banda. Ironías de la vida, el conductor del vehículo era, nada más ni nada menos, que el hermano de Roger Waters. Contradictorio como siempre, a Waters le pareció fantástica la anécdota y, al parecer, fue una de las razones para que Geldof se quedara con el papel.
Actualmente, las canciones de The wall forman parte del repertorio permanente de los ex Pink Floyd. Roger Waters interpretó algunos de sus temas en su inolvidable visita a Bogotá el 9 de marzo de 2007. David Gilmour lo hace en sus conciertos, acompañado a veces del bajista colombiano 'Chucho' Merchán. En julio de 2005, gracias a Bob Geldof de nuevo (quien también visitó Colombia en el Hay Festival de Cartagena en 2007), se dio el milagro de que Pink Floyd se reuniese por última vez, en Hyde Park, para el evento denominado Live 8. Fue la última ocasión en la que los cuatro miembros del grupo estuvieron juntos, puesto que Richard Wright murió el 15 de septiembre de 2008, víctima de un cáncer fulminante.
The wall ya es un clásico, lleno de reflexiones sobre la muerte, la educación, la soledad y el delirio. Pero, ante todo, es un prodigio sonoro con temas como Mother, Hey you o la inmensa Comfortably numb, quizás una de las mejores canciones de la historia del rock.
Treinta años después, The wall continúa tronando en las conciencias sonoras del mundo y, sin proponérselo, se convertiría en una metáfora de la caída del Muro de Berlín. Así lo entendió Waters, y en 1990 organizaría un concierto monumental en la Postdamer Platz ante un público de 350.000 personas, apoyado en grandes estrellas de la música y el cine.
The wall es una leyenda de la política, del teatro, del cine, de la música, de la cultura del siglo XX. Así como álbumes de la talla de Let it bleed o Abbey Road marcaron el final de la década del sesenta, el álbum doble de Pink Floyd se ha convertido en un himno que, tanto detractores como fanáticos, identifican como el clásico de una época irrecuperable.
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