Elefantes: "Nos equivocamos al separarnos, pero somos de todo o nada" | ENTREVISTA

Los autores de ‘Azul’

Elefantes: "Nos equivocamos al separarnos, pero somos de todo o nada"

La banda barcelonesa publica un doble disco con DVD, ’30 Aniversario o Tratado sobre jardinería’ y actúa por primera vez, este viernes, en el Palau de la Música, con Coque Malla como invitado especial

La banda barcelonesa Elefantes, con Shuarma en el centro, en una imagen promocional

La banda barcelonesa Elefantes, con Shuarma en el centro, en una imagen promocional / Juan Pérez-Fajardo

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Elefantes es ese grupo que en su día desconcertó un poco al público porque tan pronto podía evocar al pop-rock anglosajón como rendir homenaje a un tema de Manuel Alejandro (y popularizado por Bambino) como ‘Se me va’. Desde sus inicios, en 1994, estos barceloneses se decantaron por trascender esas casillas estilísticas, una tendencia que entonces resultaba algo excéntrica y que hoy no lo es tanto. “Nunca tuvimos la necesidad de ubicarnos, nos llenaba tanto David Bowie como Sara Montiel, artistas que no nos daba miedo comparar y que creemos que tienen similitudes”, reflexiona el cantante de la banda, Shuarma, complacido porque “ahora a la gente le puede gustar un grupo de rock, o Dua Lipa, o Perales, mientras que entonces solo podías ser una cosa, no había licencia para más”. 

Este año, Elefantes celebran sus tres décadas en danza con un doble CD y DVD antológico, '30 Aniversario o tratado de jardinería', cuyo título nos habla de su naturaleza de músicos artesanales que cuidan, en efecto, de “un pequeño jardín” en el que plantan sus “semillas en forma de canción para que germinen”. Hay “un oficio”, destaca Shuarma. “Ni superior ni inferior a cualquier otro, como el de zapatero, en el que vas aprendiendo y a desarrollar tu estilo propio”. Este nuevo trabajo contiene una canción nueva, ‘Este amor’, que habla de ese sentimiento en términos muy abiertos. “Todo lo que está alrededor de la banda nace del amor: al oficio, a nosotros mismos, a la gente… El amor no es solo una cuestión de pareja. Lo es todo. Sin amor no se hace nada, ni los discos, ni los libros, ni nada”.

La ayuda de Bunbury

El repaso a su obra tiene entre sus puntos de inflexión las canciones de su primer disco largo, ‘Azul’ (2000), producido por Enrique Bunbury, figura que resultó clave para su despegue. “Se enamoró de la banda, y eso lo cambió todo”, explica el bajista Julio Cascán. “Nos llevó de gira por España, México y Estados Unidos, nos consiguió el fichaje con EMI, nos metió en su ‘management’… Con él, subimos de cero a mucho”. 

Extrañamente, a Bunbury no le entusiasmaba la canción que dio título al álbum y que acabó siendo su primer éxito. “Pero la acabamos grabando del modo que queríamos. Teníamos claro dónde queríamos ir”. El tema ‘Azul’ entraña una larga y sorprendente historia de amor, cuenta Shuarma. “Sobre una chica que conocí en Zaragoza, camarera del bar Estación del Silencio, de la que me enamoré en el minuto uno. Le escribí esta canción y muchas otras, no me hizo ni caso, y al cabo de 16 o 17 años me casé con ella, y hoy seguimos casados. Ya sé que es una historia que cuesta creer”.

La magia londinense

Fue igualmente importante ‘La forma de mover tus manos’ (2003), producción de Phil Manzanera, el guitarrista de Roxy Music (y que había trabajado con Héroes del Silencio), en alianza con Quimi Portet. “No queríamos sonar como una banda inglesa y pensamos que este tándem sería un buen equilibrio”, recuerda Shuarma. “La propuesta de Quimi no acabó de cuajar, marchamos a Londres y acabamos haciendo gran parte del disco con Phil”. Días proclives al encantamiento cotidiano. “Su mundo era mágico: era amigo de Bowie y de David Gilmour, nos trajo a grabar al percusionista de Björk, Pete Lockett, y fue un sueño conocer a Chrissie Hynde o estar en casa de Brian Eno”. 

Elefantes se disolvieron en 2006 para volver siete años después. “Nos equivocamos al separarnos. Deberíamos haber pulsado ‘pausa’ en lugar de ‘stop’. Pero nosotros somos de todo o nada. Al cabo de un tiempo nos dimos cuenta de que queríamos volver a casa”, cuenta Shuarma. Han pasado sus altibajos, pero ahora viven un tiempo dulce, con reflejo en ese Palau que les acogerá este viernes, acogidos por el festival Guitar BCN (y con Coque Malla como invitado). Será su primera vez en la sala modernista. “Nos lo habían propuesto en el pasado y dijimos que no, porque sentíamos que no estábamos preparados. Hay escenarios que requieren un sentido de la responsabilidad. Ahora sentimos que somos capaces de hacerlo bien”.