M�SICA La biograf�a del jefe de The Who

�Qui�n es Pete Townshend?

Pete Townshend, en 1966, durante un concierto de The Who.

Pete Townshend, en 1966, durante un concierto de The Who. CHRIS MORPHET

  • 'Who I am' es la cr�nica en primera persona del m�sico que revolucion� el rock destrozando instrumentos, desafiando a sus padres y escandalizando a la sociedad

'La gente trata de menospreciarnos, / s�lo porque vamos donde queremos. / Las cosas que hacen parecen horriblemente fr�as. / Espero morir antes de hacerme viejo'. Los Beatles abrieron la espita del pop y los Rolling Stones trajeron la sexualidad a la m�sica juvenil, pero The Who fue el primer grupo que consigui� capturar la rabia de la adolescencia y convertirla en canciones como 'My generation'. M�sica tocada a un volumen brutal, con actuaciones salvajes que inclu�an el destrozo de instrumentos y letras sobre la confusi�n de la edad ('I can't explain') y la imposibilidad de confiar en el amor ('A quick one, while he's away' o 'I can see for miles').

Una nueva generaci�n con las hormonas efervescentes en la sangre encontr� en la personalidad de los miembros del grupo el modelo de comportamiento que buscaban. Roger Daltrey, el cantante, era una fuerza de la naturaleza, guapo y de voz potente, a pesar de su baja estatura. A Keith Moon, el bater�a, le correspond�a el papel de chalado, el colgado del grupo, capaz de aporrear los tambores como una bestia y de convertir el destrozo de habitaciones de hotel una de las bellas artes. John Entwistle, el �nico con formaci�n musical, convirti� el bajo en un instrumento con unas posibilidades sonoras como no se hab�an visto hasta entonces. Y luego estaba el guitarrista, un tipo enorme y desgarbado de nariz gigantesca y gesto de 'hooligan'. Pete Townshend, el hombre en cuesti�n, era el cerebro (qui�n lo dir�a) del grupo, el hombre destinado a cambiar la historia del rock.

A pesar de haberse criado en un barrio 'working class', las inquietudes de Townshend le empujaron a aprender m�sica de forma autodidacta y a llevar a The Who desde sus or�genes mod a terrenos inexplorados, sentando las bases de la �pera rock (con proyectos como 'Tommy' y 'Quadrophenia') e influir decisivamente en la configuraci�n del heavy metal y en el posterior surgimiento del punk. De forma paralela, tambi�n desarroll� un inter�s por la literatura, que lo llev� a escribir varios relatos y art�culos period�sticos, llegando a trabajar como editor de la casa Faber and Faber. Si a todo ello se le suma una convulsa trayectoria vital, se entender� el inter�s por 'Who I am', su autobiograf�a, que ahora publica en espa�ol la editorial Malpaso.

El libro es la cr�nica de un hombre contradictorio, que rechaz� la moda de la �poca de convertir las drogas en una forma de subversi�n, aunque luego cayese una y otra vez en la coca�na, el LSD y hasta la hero�na. Un chico t�mido y lleno de complejos, pero con delirios de grandeza. Un ni�o que sufri� abusos y que, ya anciano, fue acusado de posesi�n de pornograf�a infantil.

En 'Who I am' (titulado como la �ltima gran canci�n de su grupo), Townshend dota de argumentos lo que en muchas ocasiones fue infravalorado como consecuencias de una edad del pavo no superada. Es el caso de su costumbre de destrozar guitarras en sus actuaciones. Una se�a de identidad que confirma que la mitolog�a del rock se construye sobre casualidades. As� relata c�mo comenz� su relaci�n f�sica con la guitarra durante uno de los primeros conciertos: "La arrojo al aire con violencia y siento un estremecimiento repentino mientras el sonido se degrada de un rugido a un estertor: miro hacia arriba y veo el cuerpo fracturado de la guitarra, mientras la extraigo del agujero practicado en el techo bajo. En ese momento tomo una decisi�n repentina y, en un frenes� demente, vuelvo a arrojar una y otra vez la guitarra contra el techo. Lo que antes era una simple fractura, ahora es un astillado estropicio. Sostengo la guitarra ante el gent�o con gesto triunfal. No la he machacado: la he esculpido para ellos".

The Who, en su formaci�n cl�sica.

The Who, en su formaci�n cl�sica.

"Algunas personas contemplaron la destrucci�n como un ardid publicitario, pero yo sab�a que el mundo estaba cambiando y est�bamos mandando un mensaje. La vieja manera, convencional, de hacer m�sica ya nunca iba a ser la misma", se justifica el m�sico. Un signo de los tiempos: "Por primera vez en la historia una generaci�n entera ten�a la oportunidad econ�mica y educacional de volverle la espalda a los trabajos alienantes, sin futuro, de sus padres, quienes, traumatizados por dos guerras mundiales, hab�an reaccionado ampar�ndose bajo una conformidad protectora".

Bajo este auge de esperanza, "los Who salimos a manifestar el gozo y la rabia de una generaci�n que luchaba por la vida y la libertad. Aquella hab�a sido nuestra tarea. Y con ella cumplimos. Primero lo hicimos con singles pop, luego con exhibiciones m�s dram�ticas y �picas".

"No estaba tratando de tocar una m�sica que fuera hermosa", explica en otro momento Townshend, "sino que confrontaba a mi audiencia con el sonido visceral, atroz, de lo que sab�a que era la �nica verdad absoluta de nuestra vulnerable existencia: un d�a un avi�n soltar�a una bomba que nos iba a liquidar en un abrir y cerrar de ojos".

Townshend tambi�n relata su relaci�n con otros m�sicos, aunque su relato es menos jugoso de lo que esperar�an los id�latras de la mitolog�a rock. El guitarrista habla de Jimi Hendrix ("Hasta cierto punto, las actuaciones de Jimi eran deudoras de las m�as -el acople, la distorsi�n, la teatralidad esc�nica-"), con quien le uni� una relaci�n de amistad y admiraci�n mutua. Tambi�n aparece Keith Richards, de quien dice haber copiado su caracter�stico gesto del molinete a la guitarra mientras le ve�a calentar para un 'show'.

Aunque su conversi�n espiritual le llev� a hacerse seguidor de Meher Baba, el gur� indio que prohib�a la ebriedad, el guitarrista tambi�n relata sus a�os de excesos t�xicos. As�, durante una gira, su 'road manager' le retir� "efectivo para coca�na por valor de 40.000 d�lares. Yo nunca llevaba droga en los vuelos, de modo que deb� de tirar mucha. Qu� pasa, era rico". Moon, que falleci� en 1978 tras una sobredosis de un medicamento para curar su alcoholismo, y Entwistle, muerto en 2002 a causa de la coca�na un d�a antes de comenzar la gira de regreso de The Who, le hab�an alertado del poder de los estupefacientes. A�n as�, una noche. "me lo estaba pasando de f�bula... hasta que me despert� en un hospital de Chelsea con una inyecci�n de adrenalina de 15 cent�metros clavada en el pecho. Seg�n parece, me hab�an encontrado inconsciente en los lavabos del garito con una sobredosis de coca�na. Estuve t�cnicamente muerto, pero afortunadamente me resucitaron a tiempo".

Otro tema en el que Townshend no se explaya en exceso es el de los abusos que sufri� de ni�o. Con seis a�os, su madre lo mand� a vivir con su exc�ntrica abuela Denny, "una bruja" de moral turbia: "Recuerdo grandes y llamativos coches con las ventanillas medio bajadas. Recuerdo tambi�n vagamente a un hombre al que ten�a que llamar 't�o', que era sordo de un o�do, y que a veces se quedaba a dormir en casa. Luc�a un bigotito hitleriano". Todo aquel asunto le dej� "un poso de rabia y resentimiento".

Roger Daltrey y Pete Townshend, los supervivientes

Roger Daltrey y Pete Townshend, los supervivientes

"En 1982, mi terapeuta me inst� a que intentara adentrarme m�s a fondo en el recuerdo mediante la redacci�n de aquellos intercambios matinales", evoca despu�s. "Me puse a escribir, y a medida que empezaba a describir uno de los encuentros -el oficial de la Fuerza A�rea bajando la ventanilla, Denny que se acodaba-, record� de pronto por vez primera que la puerta trasera del coche se abr�a. Empec� a temblar de manera incontrolable y ya no pude escribir m�s, ni recuerdo m�s. Mi memoria se bloque�. Esta experiencia se tradujo en la letra de 'A quick one, while he's away', una extensa pieza que acabar�a originando ''Tommy', la �pera rock sobre el ni�o ciego, sordo, mudo y v�ctima de abusos que acaba convirti�ndose en un mes�as y en la que Towshend volc� muchas de sus vivencias.

Tampoco aclara en exceso el tema de su supuesta bisexualidad, aunque s� incluye una gr�fica descripci�n de su admiraci�n por Mick Jagger. "Es el �nico hombre al que de verdad quise follarme. Aquel d�a vest�a esos pantalones holgados tipo pijama, sin calzoncillos; se ech� hacia atr�s un momento y no pude dejar de notar el bulto de la polla pegada al muslo, larga y rolliza. Mick estaba indudablemente bien dotado". En otro momento relata una noche que le acogi� en su casa su amigo, el periodista Danny Fields: "Me despert� por la noche, como en trance, y con Danny manose�ndome todo el cuerpo, pero no lo repel�. Goc� con lo que me hac�a, pero no dej� que me follara".

En donde s� se explaya Townshend es en la parte donde cuenta su implicaci�n en la 'Operaci�n Ore' contra la pornograf�a infantil llevada a cabo en el Reino Unido en 2003. El m�sico se defiende explicando que ten�a un proyecto de hacer algo sobre el tema: "Estaba preparado para hablar de lo impronunciable -pornograf�a infantil- desde la posici�n de alguien que hab�a padecido abusos y sab�a lo profundas que pod�an ser sus cicatrices". Su idea "consist�a en publicar un art�culo en mi portal que ilustrara que la banca 'on line', las empresas de navegadores y los porn�grafos eran c�mplices al enriquecerse con im�genes perversas de ni�os sometidos a abuso. En una ocasi�n utilic� mi tarjeta de Barclays en una p�gina en la que un bot�n anunciaba (est�pidamente) 'Presione aqu� para pornograf�a infantil'. El importe era de siete d�lares, e inmediatamente cancel� la operaci�n". Sin embargo, su nombre se hizo p�blico y los tabloides y la opini�n p�blica le condenaron, a pesar de que su caso se sobresey� despu�s. "Si en aquel momento hubiera tenido un arma me hubiera pegado un tiro", explica en las amargas p�ginas finales del libro.

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