Se cumplieron los pronósticos y Tyson Fury (34 años) retuvo el título de campeón del mundo de los pesos pesados, versión del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ante un voluntarioso Derek Chisora, que en ningún momento fue rival para un ‘Rey Gitano’ que dominó a su oponente en todo momento, hasta que el árbitro detuvo el combate en el décimo asalto de una pelea pactada a doce episodios que bien pudo terminar antes debido al castigo que estaba sufriendo un Chisora que, a sus 38 años, hizo honor a su ápodo y demostró ser un auténtico guerrero.
Si 90.000 fueron las personas que el pasado 23 de abril vieron como Fury pasaba por encima de Dillian Whyte, ayer fueron más de 60.000 las que llenaban las gradas del estadio del Tottenham Hotspur para presenciar el tercer cara a cara entre estos dos pesos pesados británicos, entre Tyson Fury (33, 24 KO-0-1) y Derek Chisora (33,23 KOs-13, 4 KOs-0). Si en el primer choque en julio de 2011 Fury se llevó la victoria por decisión unánime y en noviembre de 2014 después de que la esquina de Chisora tirara la toalla al final del décimo asalto, ayer bien podría haberse repetido el mismo final.
Desde el primer asalto, el ‘Rey Gitano’ de Manchester hizo gala de su gran envergadura y capacidad de pegada (2,06 m por el 1,87 de su oponente), que limitaba al aspirante a l castigo en la línea de flotación para que con el paso de los minutos Fury notara el cansancio, confiando en que una de sus derechas fuera certera, pero el campeón, que puede que no ofrezca un físico escultural como el que pueda lucir el también británico Joshua, es un gran campeón y un boxeador con muchos recursos. De hecho, por momentos dio la sensación en los tres primeros asaltos que Fury iba a ganar la pelea por la vía rápida, tras conectar buenas derechas y rápidos upper cada vez que Chisora le buscaba, golpes que alternaba con duras izquierdas.
Dinamita en los puños
En el quinto round Fury cambió la guardia y parecía tomárselo con calma, sabedor que el destino del combate estaban en sus puños. Fury siguió castigando a su oponente con una precisión de cirujano y ya en el noveno asalto Chisora no podía disimular el cansancio, además de tener el ojo izquierdo casi cerrado del todo. Y, viendo que el desenlace del combate sólo podía ir a peor, el árbitro detuvo, en una buena decisión, la pelea, reteniendo Tyson Fury el cinturón de los pesos pesados del CMB , dejando una vez a Chisora a las puertas del éxito y llevándose al bolsillo 25 millones de dólares.
Ya en un ring abarrotado de personas, ambos púgiles se dieron las manos y se declararon amistad eterna, en los preámbulos del nuevo espectáculo que Fury iba a protagonizar. Definió a Chisora como un guerrero y pidió que la grada coreara su nombre, para al instante provocar a un Oleksandr Usyk que siguió el combate desde la primera fila sin pestañear. Le llamó conejo y le pidió que subiera al ring. Y cuando tuvo al ucraniano delante, a escasos centímetros, no se cortó un pelo y empezó a calentar al de Simferópol, al que definió como un tipo pequeño y feo al que iba a machacar.
Una posibilidad que a buen seguro tiene en la agenda el promotor Bob Aurum, en el esperado combate de unificación de todos los organismos que rigen la suerte del noble arte del ring (CMB, AMB, FIB, OMB y OIB) de los pesos pesados, en la que sin duda será la gran pelea de 2023. Sólo queda poner la fecha.