Persépolis

Puerta de las naciones, en Persepolis.

Construida en el siglo VI a.C fue capital de los Aqueménidas, hasta la conquista de Alejandro Magno. Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, igual que las otras capitales Susa o Pasargadas. La construcción la inicio Darío I alrededor del 519 a.C y fue continuada por sus sucesores Jerjes I y Artajerjes I durante los dos siglos siguientes. Y esa continua ampliación sólo fue detenida por la conquista macedónica de Alejando el Grande. Para simbolizar el cambio de régimen y el fin de la dinastía aqueménida, los griegos quemaron la ciudad en 330 a.C A partir de esa fecha la ciudad fue perdiendo su poder y esplendor, primero con la dinastía helenística de los Seleucidas y después con los Partos.
Los restos que hoy se pueden visitar son sólo un leve reflejo del apogeo de un Imperio colosal.

Una ciudad creada de la nada.

Darío I comenzó la construcción de una inmensa capital, una más de las cuatro principales del imperio persa (Susa, Pasargada y Ecbatana, hoy Hamadan). En una inmensa llanura preparada al efecto se erigieron palacios, jardines y templos de inspiración mesopotámica. Los persas que conquistan el poder del Imperio Medo no poseían un bagaje artístico propio demasiado abundante pro lo que van a copiar y adaptar las grandes corrientes artísticas mesopotámicas, griega y de Anatolia, incluso de Egipto. De ahí también el énfasis en la construcción o reforma de las ciudades. El estilo persa será un estilo híbrido y ecléctico.

El complejo palaciego contaba con inmensos patios y galerías apoyadas en columnas de madera, piedra y muros de ladrillo, como en la mayoría de los edificios mesopotámicos. De hecho la piedra se reservaba a las murallas, las puertas, elementos de soporte esencial y templos. Por ello la mayoría de los muros han desaparecido hoy en Persépolis, así como las murallas, saqueadas o reutilizadas. Los vestigios principales son, las puertas y las columnas de piedra.

Por ello, uno de los restos más impresionantes que se pueden contemplar son los bajorrelieves esculpidos en la piedra. La decoración es sistemática y denota un cierto horror vacuo. Las escaleras, la parte baja de los zócalos, todo está decorado. Las columnas también muestran el arte persa con figuras semimitológicas de animales (toros, grifos, leones…) o los grandes guerreros que protegen las puertas. Al parecer, como en la mayoría de las culturas antiguas, las esculturas y bajorrelieves estaban policromadas.

Complejo palacial de Persépolis.

Escalinata del complejo palaciego de Persépolis.

Situado sobre una plataforma de 14 metros de alto, de 450m de largo por 300 de ancho el edificio parece que tuvo uso representativo y administrativo.

Varias escalinatas comunican el nivel inferior con el palacio. La escalinata principal cuenta con más de 100 escalones y lleva a la Puerta de las Naciones o puerta de Jerjes y habría sido construida en torno a 475 a.C Dos toros gigantescos protegen con sus más de cinco metros de altura la entrada. La inspiración asiria es evidente. Al parecer el atrio al que comunicaban era masivo y sus columnas se alzaban hasta casi 20 metros de altura.

Mención aparte hay que hacer de la Apadana (Sala de audiencias de Darío I) del palacio de las 100 columnas, de las que aún 13 están en pie. La estructura original con sus 60 metros de lado debía ser impresionante, sobre todo cuando ornamentada y decoradas recibir a las delegaciones diplomáticas. La influencia jónica es bastante clara y las columnas se parecen a las del templo de Hera en Samos, en esa época la costa jónica de Asia menor estaba bajo dominio persa.

Necrópolis de Naqsh-e Rustam.

Necropolis de Naghshe Rostam o Naqsh I-Rustam, muy cerca de Persépolis. ©Iñigo Pedrueza.

A unos cinco kilómetros al noroeste de Persépolis se encuentra esta necrópolis con tumbas excavadas en la roca y decoradas con bajorrelieves. Las tumbas habrían albergado los restos de la mayoría de los de reyes de la dinastía aqueménida. Una de ellas lleva las inscripciones de Darío I y las otras tres serían las de Jerjes I, Artajerjes I y Darío II. Frente a las tumbas podemos contemplar un monumento zoroastriano el Ka’ba-ye Zartosht.

Cerca se haya otra necrópolis con las tumbas de Artajerjes II y III así como la tumba inacabada de Darío III, el Emperador persa derrotado por Alejando el Grande.

Cómo llegar.

A 60 km al noreste de Shiraz, se puede tardar una hora por carretera. Como para los otros centros arqueológicos iraníes que se encuentran lejos de las ciudades lo mejor es contratar una excursión guiada en la ciudad más cercana, en este caso en Shiraz, por ejemplo. Los precios no son caros y si no contamos con transporte propio será la única manera de visitar los yacimientos. También se pueden organizar las excursiones antes de llegar a Irán ya sea en un viaje organizado o en uno que nos de más libertad. Algunas agencias turísticas les pueden ayudar en los trámites, si necesitan ayuda o consejo no duden en escribirnos.