Pensar como un perro (2020), de Gil Junger

Agradable película familiar, vale la pena darle una oportunidad, incluso los espectadores a los que que la premisa "película de niño con perro" les produce sarpullidos.

Oliver es un chaval muy inteligente, que tiene un perro que se llama Henry, y unos padres molones, pero que atraviesan un mal momento y están pensando en divorciarse. Lo que coincide con el momento en que el chico, al que ha ayudado un amigo chino desde la distancia, Xiao, presenta en la feria científica del colegio una máquina capaz de leer el pensamiento de los demás a través de las ondas cerebrales. Debido a que un compañero sabotea la demostración nadie le cree, pero ya en casa, logra conectarse con su perro Henry, con quien se comunica a la perfección gracias a su invento. El problema es que el malvado empresario tecnológico Mills ambiciona hacerse con el invento, y además el FBI ha detectado algo extraño en casa de Oliver.

Gil Junger escribe y dirige un film, que combina las aventuras inventoras de Oliver con los gags a que da pie su especial conexión con un perro rebosante de sentido común, que resulta ser, sí, el mejor amigo del hombre. Además hay un par de subtramas simpáticas, la de los problemas matrimoniales de Lukas y Ellen, interpretados por Josh Duhamel y Megan Fox, y el primer amor de Oliver hacia Sophie, una chica de clase a la que no se atreve a invitar al baile. Dentro de lo que suelen ser este tipo de películas con niños y animales, está bastante por encima de la media. El film transmite una interesante filosofía acerca de lo fácilmente que los seres humanos complicamos las cosas, que podrían resolverse sencillamente, porque a veces, hasta nos inventamos problemas que no existen.