Ryuichi Sakamoto: Opus (2023)

Emotivo concierto de piano del célebre compositor de bandas sonoras japonés Ryuichi Sakamoto, que decidió grabar cuando supo que padecía un cáncer terminal, y le quedaba poco tiempo de vida. De hecho, el maestro fallecería seis meses después. Rodado en blanco y negro con enorme sobriedad, va hilando algunos de sus temas más célebres, pero sin estar acompañado con orquesta, los ejecuta únicamente al teclado. En las pausas manifiesta el esfuerzo que le está costando ese trabajo, con planos expresivos mesándose el pelo hacia atrás, o recolocándose las gafas. En el reflejo de sus gafas podemos ver a veces, el reflejo de las teclas. Y, jugando con luz y oscuridad, no hay nada más... ni nada menos.

Cualquier espectador sensible advierte cómo Sakamoto lo da todo entregando su obra a los espectadores, que le verán después de que haya muerto y podrán seguir disfrutando de música. Y sin duda que el resultado es más que elocuente, porque crea un "mood", los sonidos transmite su estado anímico, su saber que el sol se está poniendo para él, con momentos lúgubres y otros más luminosos.

Dirige el film su propio hijo, Neo Sora. Quizá habría estado bien, para el neófito, que se indicara a qué composiciones del artista corresponde cada tramo musical, aunque es cierto que los rótulos serían una distracción que restaría emoción a la obra, y en cualquier caso, para eso están los créditos finales, donde figuran temas como "Lack of Love" o "Solitude". No faltan los acordes de Cumbres borrascosas, sin duda un título que encaja con la situación que está encarando el genial compositor, u otros de El último emperador, El cielo protector, o Feliz Navidad, Mr. Lawrence. El plano final del piano en la oscuridad junto a una lámpara que brilla y sin el protagonista, habla de la ausencia final.