Noah Baumbach (Nueva York, 1969), referente ineludible del indie actual, logró su primer éxito internacional en 2005 con ‘Una historia de Brooklyn’, donde plasmó con acidez y ternura el recuerdo del divorcio de sus padres. Ahora, a los 50 años y tras el reciente nacimiento de un hijo fruto de su relación con Greta Gerwig, el director de ‘Greenberg’ revisita en ‘Historia de un matrimonio’ su propia separación de la actriz Jennifer Jason Leigh. En todo caso, pese a la raíz autobiográfica del film –en el que Adam Driver y Scarlett Johansson interpretan a dos artistas atrapados en una batalla legal por su separación y por la custodia de su hijo–, Baumbach defiende que, para construir la ficción, intentó trascender la propia experiencia: “He tomado elementos procedentes del divorcio de mis padres y del mío, pero quise ir más allá. Hablé con amigos, abogados y mediadores que me ofrecieron otras perspectivas sobre la materia”.

El divorcio como industria

Al hablar sobre sus personajes, Baumbach adopta un tono de voz lleno de empatía y compasión. “Nicole (Johansson) tiene claro desde el principio que su futuro está lejos de Charlie (Driver), y su historia es la de una actriz que se reencuentra a sí misma, mientras que a Charlie le toca experimentar un derrumbamiento personal”.

Como director de teatro, él suele tenerlo todo bajo control, pero de repente todo su mundo entra en crisis. En definitiva, para Baumbach, “lo único de lo que son culpables estas dos personas es de no querer seguir casadas. Ambos quieren que su separación sea amigable. Todavía se aprecian y quieren lo mejor para su hijo. Pero de repente se ven absorbidos por una ‘industria del divorcio’ que funciona como una fábrica de confrontación”. Para Baumbach, existe un vínculo entre “el circo legal construido alrededor de los divorcios y el clima sociopolítico imperante en la América actual”.

La vida en plano secuencia

A pesar de su estructura fragmentaria y su narrativa en continua transición (entre diferentes estados de ánimo, con Charlie en Nueva York y Nicole en Los Ángeles), la esencia de ‘Historia de un matrimonio’ yace en el interior de dos largos planos secuencia. En el primero, Nicole le cuenta a su abogada (Laura Dern) la historia de su desencanto amoroso. Según Baumbach, “si no hubiese sabido de antemano que iba a contar con Scarlett (Johansson), seguramente no habría tenido la confianza para escribir un monólogo ¡de siete páginas!” El director se rinde ante el talento de su actriz: “Verla interpretar esa escena fue como estar ante una deportista de élite dando el máximo de sí misma. Filmamos en plano secuencia y con bobinas de 35 mm, así que no había margen de error. Al final de cada toma, comentábamos cómo había ido y acordábamos pequeños cambios, que a veces estaban en la parte final de la escena. ¡Ella los ejecutaba a la perfección! Me quedé con la octava toma de las más de diez que hicimos, pero eran todas maravillosas”.

Un Adam Driver de musical

El otro gran plano secuencia llega cuando Driver –que colabora con Baumbach por cuarta vez tras ‘Frances Ha’, ‘Mientras seamos jóvenes’ y ‘The Meyerowitz Stories’– interpreta la canción ‘Being Alive’ del musical ‘Company’ de Stephen Sondheim. Según revela Baumbach, “en el guion, resolví esa escena con dos frases: Charlie se levanta, va hacia el micrófono y canta ‘Being Alive’. Su interpretación no es perfecta, pero resulta sorprendentemente emocionante. Luego, ante la cámara, Adam convirtió ese momento en un derroche de humanidad y belleza”. El cineasta admite que, tras años hablando con Driver sobre la posibilidad de incluir ‘Being Alive’ en una película, “me propuse que la trama de ‘Historia de un matrimonio’ pudiese hacer justicia a esa gran canción, una celebración extática y agridulce de lo que significa el deseo de amar”.