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Cine

Klaus Kinski, la repulsiva bestia que abus� de sus hijas y que odi� a todo el mundo

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Este martes se cumplen 30 a�os de la muerte del actor alem�n, protagonista de 'Fitzcarraldo' y 'Aguirre', y padre de Nastassja y Pola Kinski, que fueron dos de sus muchas v�ctimas.

Klaus Kinski (1926-1991), fotografiado en 1982 en Los �ngeles.
Klaus Kinski (1926-1991), fotografiado en 1982 en Los �ngeles.TONY KORODYCORBIS

"Soy como una bestia con u�as. Si no fuera actor, me habr�a convertido en asesino o m�rtir". Cuando Klaus Kinski (1926-1991) muri� en su casa de California pr�cticamente nadie llor� por �l. De igual forma, cuando este martes se cumplan los 30 a�os de su fallecimiento habr� pocas l�grimas en su recuerdo. Ni siquiera las de sus hijas, que en sus testimonios confirman la imagen de monstruo que �l siempre se enorgulleci� en mostrar.

Su obra como actor est� ah� y no hay quien la mueva: 'Doctor Zhivago' (1965), 'La muerte ten�a un precio' (1965), su mon�logo teatral sobre Jesucristo (1971), 'Aguirre, la c�lera de Dios' (1972), 'Fitzcarraldo' (1982)... Y tambi�n permanece su indeseable dimensi�n humana, capturada por el cineasta Werner Herzog (que le dirigi� en sus cinco pel�culas m�s aclamadas) en su documental 'Mi enemigo �ntimo' (1999) y por el propio Kinski en sus memorias, que en espa�ol e ingl�s llevaron el desconcertante t�tulo de 'Yo necesito amor' (1988).

"S�, dentro de m� hay violencia, pero no es negativa. Cuando un tigre despedaza a su domador, se dice que ese tigre es violento y se le mete una bala en la cabeza. Mi violencia es la violencia del ser libre, que se niega a someterse. La creaci�n es violenta. La vida es violenta. Nacer es un proceso violento. Una tormenta, un terremoto son movimientos violentos de la naturaleza. Mi violencia es la violencia de la vida. �No es una violencia antinatural, como la violencia del Estado que env�a a vuestros hijos al matadero, embrutece vuestras mentes y exorciza vuestras almas!".

El anterior p�rrafo es una muestra del estilo del libro: egoman�aco, agresivo y fanfarr�n. Falta el otro gran pilar, el componente sexual (en Espa�a se public� en la colecci�n de literatura er�tica 'La sonrisa vertical'), que est� constantemente presente: a lo largo de sus casi 400 p�ginas, Kinski mantiene relaciones con miles de mujeres. Hirsutas y lampi�as, hermosas y horribles, casi ancianas y ni�as de 13 a�os, prostitutas y millonarias herederas. Un enfermo sexual que no respet� a sus hijas. La mayor, Pola, vino al mundo tras su relaci�n con la cantante Gislinde K�hlbeck. El actor justificaba as� la elecci�n del nombre: "Pola es la ni�a de 'Crimen y castigo' que sigue a Rask�lnikov y le abraza y le besa. A pesar de que es un asesino".

Aunque su padre se fue por su camino cuando Pola ten�a tres a�os, �sta denunci� en su autobiograf�a (publicada en 2013), que la forz� en una relaci�n incestuosa a lo largo del tiempo. En 'Yo necesito amor', el propio Kinski no lo ocult�: "Me quedo a solas con Pola. Ahora ya tiene casi 13 a�os, y estoy enamorado de ella a m�s no poder". Su otra hija, Nastassja, fruto de un segundo matrimonio con la actriz Ruth Brigitte Tocki, confirm� la naturaleza depredadora de su padre y aplaudi� la valent�a de su hermana.

El estupro es una constante en las memorias de Klaus G�nter Karl Nakszynski, su nombre real. As�, de Ira de Fustenberg dice: "Me gustar�a hab�rmela encontrado cuando ten�a 15 a�os y estaba embarazada por primera vez".

Para �l no exist�an l�mites, ni de edad, ni familiares ni de resistencia de la otra persona. En una ocasi�n, se acost� con una actriz francesa y retrat� as� el 'intercourse': "Es una hist�rica, y sigue oponiendo resistencia a�n despu�s de hab�rmela follado y haber descargado dentro de ella. Est� casada y, mientras follamos, suelta disparates como 'violaci�n', 'adulterio' y 'sinverg�enza'... pero su arrebatador culo se acerca a m� tan cachondo que estoy seguro de que est� deseando cometer adulterio".

Entre escenas de este tipo, Kinski se permite dar discursos contra el maltrato animal. As�, tras ser invitado a cenar a casa de un cazador, se indign�: "�Y c�mo puede dormir tranquilo? ��Nunca tiene pesadillas, nunca, despu�s de echarles las redes a traici�n a los leones, gorilas y leopardos, o de llevarse a los beb�s despu�s de matar a las madres, para venderlos a los zoos, conden�ndolos a 'agon�a perpetua' en las celdas de castigo de los zoos!?".

Otro de sus vicios eran los autom�viles. "He vuelto a cambiar de coche. De siete Ferraris, me he cargado cuatro, y ahora me dispongo a cambiar mi sexto Rolls por otro Ferrari", se jacta en otra p�gina de su libro. "En los cuatro a�os que llevo en Roma he comprado y cambiado 16 coches".

Y luego, claro su odio por el mundo del cine, desde los cr�ticos ("cuanto m�s tiempo pasa sin que nadie venga y los extermine con raticida tanto m�s desvergonzados se vuelven esos chuchos gru�ones") a los directores ("esos mostrencos que intentan chulearme con sus pollas fl�ccidas. Esos fanfarrones altaneros, arrogantes y neur�ticos que se empe�an en sacar m�sica de m� y no hacen m�s que desafiarme. �No necesito perro lazarillo! �Ese impotente de Kubrik es capaz de repetir una toma 80 o 120 veces!"). Pero, sobre todo, por Herzog: "Igual de sucio y halitoso que siempre, sigue siendo igual de impertinente y glot�n a costa de los dem�s: es el mismo hatajo de basura que ha sido siempre".

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