El Liverpool entra en crisis tras ser goleado en Nápoles - El Periódico

UN TÉCNICO SIN RESPUESTAS

El Liverpool entra en crisis tras ser goleado en Nápoles

Klopp pide perdón a los aficionados por la abultada derrota de Nápoles (4-1) en un inicio de campaña con solo tres victorias en siete partidos

Jürgen Klopp se lamenta durante el Nápoles-Liverpool.

Jürgen Klopp se lamenta durante el Nápoles-Liverpool. / AFP7

Joan Domènech

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Rojos son los colores del Liverpool y roja es la luz de alarma que se ha encendido en Anfield Road. La goleada encajada en Nápoles (4-1) ha aumentado el tono encarnado a una intensidad que ya no se recordaba desde los principios de la era que inició Jürgen Klopp. El técnico alemán firmó en octubre del 2015 y tardó cuatro años hasta levantar el primer título. Ni más ni menos que la Champions de 2019. En mayo fue finalista de la competición, al perder ante el Madrid en París.

Roja es la alarma y rojo es el color de las derrotas, inusualmente abundantes en este comienzo de temporada. Rojo es el tono que adquiere la faz en un arrebato de vergüenza, el sentimiento que predominaba en Klopp junto al del desconcierto, más que el de la ira por la goleada encajada. "Fue una noche muy decepcionante, así que tengo que pedir perdón", admitió el entrenador de 55 años, al comparecer en la sala de prensa del estadio Diego Armando Maradona tras el 4-1 que le infligió el Nápoles.

"Fue una noche muy decepcionante, así que tengo que pedir perdón", admite Klopp

Nada hacía presagiar el rápido enrojecimiento general del club cuando el equipo venció por 3-1 en el partido inaugural de la temporada. Un gran triunfo sobre el gran rival que es hoy el Manchester City, que además supuso la conquista de la Community Shield (la Supercopa inglesa). A continuación llegaron dos decepcionantes empates (ante el Fulham y el Crystal Palace), una derrota en la visita al Manchester United, victorias sobre el Bournemouth (¡un 9-0!) y el Newcastle, empate en el derbi ante el Everton y la sonora caída en el volcán napolitano.

Jürgen Klopp consulta con sus ayudantes la debacle de Nápoles.

Jürgen Klopp consulta con sus ayudantes la debacle de Nápoles. / AFP7

Añorando a Thiago

"El partido empezó con dos penaltis a favor de ellos, el Nápoles jugó un gran partido y nosotros, no. Esa es la primera explicación de la derrota", comentó Klopp, consciente de que era un análisis muy superficial, insuficiente para razonar el indiscutible bajón del Liverpool.

"Nos marcaron un penalti y fallaron otro, pero los dos goles siguientes se los servimos en bandeja. Deberíamos haber defendido mejor. Con 3-0 tuvimos ocasiones, pero nunca estuvimos en el partido. Hasta que no entró Thiago al campo, no recuerdo una sola presión bien hecha", añadió el técnico, aludiendo al añorado centrocampista, ausente desde el 6 de agosto por lesión.

Pugna entre Van Dijk y Osimhen.

Pugna entre Van Dijk y Osimhen. / Ciro Fusco / Efe

Dos víctimas en la Champions

Efectuado el relato de los hechos, venía el quid de la cuestión: exponer la causa común de los malos resultados. “Todo es muy obvio, pero, ¿por qué ha pasado? No puedo responder ahora. Déjame pensarlo y te diré. Ahora mismo es muy difícil asumir esto”, respondía Klopp, que no temía por la destitución de su cargo.

La primera jornada se cobró dos víctimas: Thomas Tuchel, compatriota y colega al frente del Chelsea, en una situación muy parecida (tres victorias en siete partidos) y el italo-alemán Domenico Tedesco en el Leipzig. El Chelsea sucumbió en la visita al Dinamo Zagreb (1-0) y el Leipzig cayó goleado por 1-4 ante el Shakhtar Donetz, con el agravante de que fue en casa.

El club inglés anunció esta tarde a Graham Potter como nuevo técnico hasta el 2027. Abandona el banquillo del Brighton para sentarse en el de Stamford Bride. Y el Leipzig eligió a Marco Rose, exentrenador del Dortmund, para enderezar el rumbo.

Simeone presiona a Alisson en el Nápoles-LIverpool.

Simeone presiona a Alisson en el Nápoles-LIverpool. / AFP7

"No es que tengamos que inventar un nuevo tipo de fútbol, tenemos que mejorar. Necesito tiempo para decir las cosas correctas"

— Jürgen Klopp / Entrenador del Liverpool

Responder la pregunta

El agravante de Klopp, en cambio, recae en que maneja una plantilla retocada a su gusto y cara. Lo fue Alisson, lo fue Virgil van Dijk y lo ha sido Darwin Nuñez, que ha costado 75 millones pagados al Benfica para sustituir a Sadio Mané (32 millones cobrados al Bayern Múnich). Más barata ha sido la incorporación del portugués Fábio Carvalho y la cesión del exazulgrana Artur Melo, desde la Juventus, para que amplíe el repertorio técnico con que Thiago Alcántara dota al centro del campo.

"La pregunta es por qué los chicos no jugaron un buen partido. Así que es mi trabajo resolverla. Es mi responsabilidad", reflexionaba Klopp, sin esconder su desorientación. Descartaba el entrenador, eso sí, medidas revolucionarias, como le demandaban los analistas. Los más duros fueron, exjugadores reds como Jamie Carragher y Michael Owen, enrojecidos de ira.

Thiago Alcántara, en su reaparición con el Liverpool en Nápoles.

Thiago Alcántara, en su reaparición con el Liverpool en Nápoles. / AFP7

Sin miedo al despido como el de Tuchel: "Nuestros dueños son bastante tranquilos"

"Esperan que lo resuelva yo"

"No es que tengamos que inventar un nuevo tipo de fútbol, tenemos que mejorar. Necesito tiempo para decir las cosas correctas porque en este momento no está todo claro al 100%", adelantó antes de encerrarse en la ciudad deportiva de Melwood para hallar, con sus ayudantes, las respuestas antes de recibir al Wolverhampton este sábado. "Seguro que deben decir que es el momento ideal para enfrentarse a nosotros", musitó.  

Klopp no va a tomar decisiones drásticas ni espera que la junta del Liverpool las tome con él, pese a contemplar el cercano despido de Tuchel, tan campeón de Europa (2021) como él. "¡Quién sabe! Nuestros dueños son diferentes. Nuestros dueños son bastante tranquilos y esperan de mí que yo resuelva la situación y no piensan en alguien más para resolverla. Si un día cambian de pensamiento me lo dirán", concluyó.