Nápoles, la ciudad más grande del sur de Italia, no es tan de postal como sus ciudades vecinas: tiene una sensibilidad más animada y viva. Sin embargo, belleza no le falta. Es el tipo de lugar donde esculturas antiguas, patios frondosos y vistas inesperadas del océano aparecen junto a aparcamientos y edificios de apartamentos. Y es por esto que a los visitantes les encanta (por no mencionar la pizza cocinada en horno de leña, que es la mejor del mundo). El centro histórico de Nápoles está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, así que definitivamente, empieza tu visita allí. Después, no te pierdas la iglesia de San Gregorio Armeno, una obra maestra del arte barroco del siglo XVI, ni el Duomo, una catedral católica romana. Echa un vistazo a los objetos de Pompeya en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles o disfruta del arte rococó en el Museo Cappella Sansevero. Termina el día como los residentes de la zona, paseando tranquilamente mientras el sol se pone en la bahía de Nápoles. Hay muchas más cosas que ver y, a continuación, te ofrecemos algunas recomendaciones.