La canción del marinero (2022), de Klaus Härö

Grace, enfermera hija del viudo y antiguo marinero Howard, se desvela por su padre anciano y con limitaciones, sin conseguir algo ni siquiera parecido a la gratitud, todo son reproches y caras largas. Como su casa junto a la costa es un caos, hay suciedad y desorden, Grace contrata a una asistenta madura, Annie, también viuda, para que se ocupe del hogar un par de días a la semana. No cuenta con que ambos se van a enamorar, lo que que coincide con su propia crisis personal: a la muy crispada Grace le agobia su testarudo padre, el trabajo, la dejadez de sus hermanos, y se ha distanciado de su marido, tal vez de modo irreversible.

Primera película del finlandés Klaus Härö –La clase de esgrima, El artista anónimo– rodada en inglés, con guión de Jimmy Karlsson y Kirsi Vikman, con los que ya trabajó en 2005 en la película Mother of Mine. Como ocurre con el resto de su filmografía, se trata de una historia muy humana que transcurre en Irlanda, con personajes complejos con virtudes y defectos, bien perfilados y matizados. Está estructurada en torno a una sesión de terapia colectiva, donde varias mujeres cuentan sus problemas al grupo. Y tiene la audacia de combinar el tema del amor conyugal con una crisis familiar donde yacen soterrados traumas no resueltos.

Quizá el film de Härö no alcanza la brillantez de sus anteriores trabajos, choca en algunos momentos un poco la cerrazón mental que exhibe el trío principal de personajes, que contrasta enseguida con su actitud amorosa, véase lo bien que se entiende Howard con dos niñas, nietas de Annie, a las que cuenta mil y una historias. Pero en fin, quizá sirve para subrayar cómo las buenas intenciones no bastan en las relaciones con los demás, que con frecuencia surgen malentendidos y heridas en el alma de difícil cicatrización, además de que hay silencios que acaban pasando factura, y también malas maneras de comunicar al otro los propios sentimientos, que pueden hacer más mal que bien.

En cualquier caso, hay una gran sensibilidad y delicadeza en el relato, y el espectador atento encontrará sin duda situaciones reconocibles en las vivencias de Howard, Grace y Annie, además de que hacen un buen trabajo interpretativo los actores James Cosmo, Catherine Walker y Brid Brennan. Por ejemplo se comprende el resentimiento de Grace con su padre, que puede hacer pensar en la del hijo mayor de la parábola del hijo pródigo con su progenitor, que se siente dejado de lado, en el caso que nos ocupa, la relación con las pequeñas contrastaría con el abandono paterno, que se hacía a la mar y le dejó al cuidado de una madre depresiva siendo ella una adolescente. O que el amor otoñal de Howard y Annie contraste con las grietas de su matrimonio.