El f�tbol marroqu� vive tiempos convulsos. A�ora futbolistas con alma, con esp�ritu guerrero que no se sientan inferiores a nadie. Mustapha Hadji era uno de ellos.
El otrora referente ofensivo de la selecci�n de Marruecos, retirado en 2010, sigue siendo un �dolo que no entiende de generaciones. En su partido homenaje en Agadir, los j�venes aficionados no desfallecieron hasta regresar a sus casas con su preciado tesoro: una selfie para el recuerdo.
Naybet, exjugador del Deportivo, define a la perfecci�n lo que signific� Hadji: "Hizo mucha cosas bonitas para el f�tbol marroqu� y mundial. Jug� en la Liga francesa, espa�ola e inglesa. Es una figura por todo lo que hizo para el pueblo de Marruecos. Su homenaje es un reconocimiento m�s que merecido a su enorme trayectoria".
Formado en la cantera del Nancy, a principios de los noventa irrumpi� con fuerza en la Liga Francesa un futbolista de un talento descomunal. Su proyecci�n no pas� desapercibida para el Sporting de Portugal, una escala hacia su destino so�ado: el f�tbol espa�ol. "En el Deportivo viv� los mejores a�os de mi vida en el f�tbol. �Fue impresionante! Nunca olvidar� el cari�o de toda la gente", reconoce al que designaron en 1998 como el mejor futbolista africano.
"Hizo mucha cosas bonitas para el f�tbol marroqu� y mundial; es una figura por todo lo que hizo para el pueblo de Marruecos"
Aquel Mundial de 1998 le situ� en la esfera internacional tras una memorable actuaci�n. Nadie en Marruecos olvida su golazo contra Noruega, en el que sac� su mejor repertorio: galopada, magia en el regate y definici�n perfecta. Ese mismo a�o, en un partido frente a Egipto en la Copa de �frica, ya hab�a firmado un excepcional tanto de chilena, otra obra de arte para el recuerdo. Sin embargo, Hadji, fiel a sus principios, prefiere hablar del trabajo colectivo: "Ten�amos un equipo de calidad e hicimos felices a los marroqu�es. Soy afortunado de que mis goles siempre vayan a quedar en la memoria de la gente".
Es casi imposible que la amabilidad y la simpat�a que desprende Hadji no se contagien. Todo el mundo le reclama, pero �l, capaz de multiplicarse dentro y fuera de la cancha, atiende a MARCA con su apreciable generosidad. "Es un d�a muy especial que va a quedar para siempre en mi recuerdo. Ver aqu� a muchos amigos que han hecho miles de kil�metros para jugar este �ltimo partido conmigo... �No puedo describir lo que siento en mi coraz�n!", comenta emocionado.
Ronaldinho fue una de esas estrellas que acudi� a su llamada. "Ronie es una persona de coraz�n. Cuando le llam�, desde el primer momento me dijo que vendr�a. Doy gracias porque es un regalo que disfrutemos de su visita", explica.
Un largo per�odo en la Premier, en el Coventry y Aston Villa, le hizo crecer futbol�sticamente, aunque "mis mejores experiencias fueron en Espa�a, para m� ha sido mi casa. La cultura, el tiempo y la comida se parecen a la nuestra. El f�tbol en Inglaterra es una religi�n, pero lo que he vivido en Espa�a fue m�s especial".
Por eso, cuando se le plante� la posibilidad de volver a la Liga, no lo dud� ni un instante. "Me llam� Luis Fern�ndez y me convenci� al momento. El equipo estaba abajo, pero fueron seis meses incre�bles con Jordi Cruyff, Tamudo o De la Pe�a, que era un jugador impresionante. Me ofrecieron dos a�os m�s, pero soy una persona directa y mis problemas de rodilla me hicieron rechazarlo. No quer�a defraudarles por la confianza que me hab�an dado", reconoce con humilidad.
As� es Mustapha Hadji, una persona de esp�ritu combativo que intenta transmitir sus vivencias en la selecci�n de Marruecos. "Llevo a�o y medio decubriendo el trabajo de entrenador. Me gusta mucho estar cerca de los jugadores", apunta el adjunto de Zaki Badou, exportero del Mallorca, en una selecci�n que suspira por tiempos mejores: "Tenemos unas individualidades incre�bles, pero necesitamos trabajar como equipo. Queremos ser una familia para volver pronto al primer nivel".
Toda su familia arropa a Hadji en sus �ltimos regates vestido de corto. Tambi�n sus tres hijos. Uno de ellos trata de emular la figura de su padre. "Est� sufriendo en el Metz franc�s porque la Segunda no tiene nada que ver con la Primera. Se est� sacrificando para jugar con los mejores. En uno o dos a�os espero verlo en un gran club", manifiesta con orgullo. "Mi consejo es que juegue como los ni�os. Llegue lejos o no es mi hijo y quiero lo mejor para �l".
Las luces del estadio de Agadir se apagan. Hadji es de los �ltimos en abandonar el recinto. Los flashes de las c�maras inmortalizan el �ltimo momento de una leyenda que estar� siempre en el coraz�n de millones de marroqu�es.
diego.acedo@marca.com
En twitter: @diegoacedo
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