El fútbol, esa bonita profesión para la que muchos tienes unas cualidades idóneas, pero a la que muy pocos llegan de forma profesional. Más si cabe, si hablamos de jugar en las mejores canteras de España, como pueden ser la del Barcelona, Real Madrid o Atlético de Madrid, entre otras.
Munir El Haddadi fue uno de los que tuvo la suerte de disfrutar de La Masia, esa gran fábrica de talentos del conjunto azulgrana. El español, de origen marroquí, se fue labrando un hueco en las categorías inferiores, hasta que llegó al filial para asentarse en la temporada 2013-14.
Fue entonces cuando, de la mano de Luis Enrique, el extremo izquierdo debutó en Liga con el primer equipo en la 2014-15 (ya había sido partícipe de la pretemporada de aquel año) y no pudo hacerlo de una mejor manera: 1 gol y 1 tiro al palo en los 67 minutos que disputó.
Munir tenía enamorado al barcelonismo y muchas cosas buenas le siguieron pasando. Debut en Champions y lo que fue todo un sueño deportivo para él: la llamada de la Selección Española. Fue un 8 de septiembre de 2014 y ante Macedonia del Norte. Disputó tan solo 13 minutos, pero el combinado nacional se aseguró de forma oficial que el hispanomarroquí jugaría con 'la Roja' de por vida.
Aquel curso, Munir alternó el filial con el primer equipo y mejoró sus números en la siguiente campaña, donde ya solo formó parte del conjunto entrenado por el técnico asturiano (26 partidos, 16 de ellos como titular, 8 goles y 3 asistencias).
Sin embargo, el fútbol es ese deporte donde la fama es efímera. El atacante no entró en los planes aquel curso y se marchó cedido al Valencia, donde tuvo continuidad, pero tampoco fue capaz de consolidarse como un jugador clave. Así pues, llegamos a la temporada 2017-18, en lo que puede catalogarse como el año más fructífero para Munir. Jugó toda la temporada en el Alavés y firmó sus mejores registros en 37 partidos, donde vio puerta en 14 ocasiones y dio 7 asistencias.
Regresó al Barcelona el curso siguiente con la intención de ganarse un hueco, pero donde apenas tuvo protagonismo y acabó siendo traspasado al Sevilla en invierno. El jugador llegó a la capital andaluza con la clara intención de explotar como futbolista, pero su participación fue de más a menos y tampoco dejó una gran huella en el conjunto hispalense. Así pues, al año siguiente, Munir recaló en las filas del Getafe, a coste cero y con más pena que gloria en las oportunidades de las que disfrutó.
El extremo escribirá un nuevo capítulo en Las Palmas en lo que será su regreso a Primera División. Un equipo donde coincidirá con Sandro, otro de esos canteranos frustrados del Barcelona que tampoco llegaron a triunfar en el club 'culé', y donde espera cuajar, de una vez por todas, un gran curso en la élite del fútbol español. Un ejemplo más de los muchos que existen de lo complicado que es labrarse, y sobre todo asentarse, un lugar en este deporte y más aún, con todo el respeto del mundo para el conjunto grancanario, en un equipo 'top' mundial.