Corrupción y poder (2016), de Shintaro Shimosawa

Primera incursión en la dirección del estadounidense de origen japonés Shintaro Shimosawa, que ha ejercido de productor en series como Zoo y Calls. A priori lo tiene todo a su favor, un thriller con dos actorazos como la copa de un pino, Anthony Hopkins y Al Pacino –eso sí, en papeles secundarios–, con luchas de poder y ambiciones que pasan factura. Desgraciadamente se confirma que la realización no es el fuerte de Shimosawa que entrega una cinta bastante torpe.

Sigue al abogado Ben Cahill, casada con una médico siempre con guardias, y a los que ha afectado que perdieron un bebé, aunque tampoco se dan muchas explicaciones. El caso es que Ben decide aceptar como amiga en redes sociales a una antigua novia, Emily Hynes, a la que no ve desde hace años, y que le pone en bandeja la posibilidad de ascender de modo fulgurante en su carrera, pues tiene pruebas de que su amante, el todopoderoso empresario farmacéutico Arthur Denning, siguió comercializando un medicamento a pesar de sus efectos nocivos. El jefe de su bufete, Charles Abrams, acepta que pleitee contra Denning, aunque le advierte que debe conseguir un buen pellizco o le pondrá de patitas en la calle. El caso es que Emily resulta estar bastante trastornada, mientras que Arthur y su camarilla de consejeros no va a admitir fácilmente que le pongan contra las cuerdas.

La trama tiene mimbres suficientes para captar el interés, con el teme de los pleitos y las grandes corporaciones, y la falta de principios imperante, pero la narración, los diálogos, las situaciones, son bastante chapuceros. Sobre todo en la relación del protagonista con su esposa y su antigua novia –pobres actores, Josh Duhamel, Alice Eve y Malin Akerman–, pero también con elementos estrambóticos como la del asesino profesional japonés que busca la verdad, o algo así, como filosofía de la vida. De todos modos siempre da gusto ver a Pacino y Hopkins, y hay algunas escenas más conseguidas, como las de atropellos con motos. A destacar la banda sonora inquietante del español Federico Jusid, inspirada en el cine de Hitchock, lástima que esfuerzo tan encomiable esté al servicio de un film bastante mediocre.