Minions: El origen de Gru (2022)

Después del triunfo de Gru. Mi villano favorito, surgida de una idea del animador español Sergio Pablos, que dio pie a dos secuelas más otra cinta protagonizada por Los Minions, quizá el film que nos ocupa, que indaga en los orígenes de “nuestro villano favorito”, exhibe síntomas de que la saga está agotada, y que conviene pasar página, antes de que la cosa decaiga. El film es medianamente entretenido, pero conviene no tentar la suerte, en mi modesta opinión, pues no hay demasiadas nuevas ideas, y no deja de ser curiosa la decisión de meter a los Minions en el título. En cualquier caso, como siempre ocurre en Hollywood, también llamada Tinseltown por algo, la taquilla manda.

Son los años 70 y Gru es un adolescente con madre soltera y despreocupada, aficionada al yoga, cuya mayor ilusión es convertirse en un gran supervillano. De hecho, es un gran fan de Los Salvajes Seis, un grupo de supervillanos que comete todo tipo de terribles fechorías. Y en el sótano de su casa tiene una especie de cuartel general donde le ayuda los Minions, a los que acogió una noche ventosa y lluvia, y es que en el fondo el chico tiene buen corazón. Ahora mismo hay una vacante en el grupo de Los Salvajes Seis, pues sus compañeros traicionaron al veterano Nudillos, y le han dado por muerto tras birlarle la poderosa piedra Esmeralda. De modo que Gru se postula al puesto, y como no le toman muy en serio, les robará la Esmeralda delante de sus narices sin que lo adviertan.

Los directores originales, Pierre Coffin y Chris Renaud, se limitan a figurar como productores del film y en el caso del primero a poner voz a los Minions, pero los firmantes Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan del Val han desempeñado diferentes roles en la saga, por lo que conocen el paño. El punto de partida, que explota la idea del fenómeno fan, tiene algo de gracia; más soso es el comienzo, enésimo remedo de En busca del arca perdida, con la piedra Esmeralda como “macguffin” o excusa argumental; tampoco tiene mucha gracia que una de las componentes de Los Salvaje Seis sea una monja que usa un crucifijo como arma, idea más propia de una serie B o de Quentin Tarantino que de un film familiar de este tipo, además de que no imaginamos a los “audaces” responsables del film poniendo en su lugar a un imán musulmán, o a un indio con turbante; en cualquier caso, los villanos del grupo no están demasiado definidos, los más destacados son Nudillos, un canto a la veteranía, y la afro Belle, con su espectacular cabellera. Y desde luego, lo de incluir el año nuevo chino busca desesperadamente el estreno y éxito en el siempre apetitoso mercado chino.

Dicho todo lo anterior, no quisiera cargar las tintas, el film está repleto de gags graciosos, sobre todo los que protagonizan los encantadores Minions, quizá los personajes más queridos y disparatados, y que aquí igual pilotan un avión que aprenden kárate al servicio de su buen jefe Gru. La estética se esfuerza en recrear la moda setentera, incluidos los pantalones ceñidos con pata de elefante.