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Los 94 años de Gene Hackman, que hace su vida al margen de los medios

El actor Gene Hackman fue fotografiado con un aspecto parejo al de sus 94 años, lo que ha sorprendido a algunos.

El actor Gene Hackman fue fotografiado con un aspecto parejo al de sus 94 años, lo que ha sorprendido a algunos.
Gene Hackman en 1973 | Cordon Press

Gene Hackman, uno de los mejores actores cinematográficos, se retiró definitivamente del mundo artístico en 2008, aunque ya llevaba cuatro años sin rodar ninguna película; la última había sido Bienvenido a Mooseport, que no añadió reconocimiento alguno a su, sin duda, notable filmografía, que rebasa el centenar de títulos. Pero no sólo dejó su carrera, que hubiera podido alargar más como lo animaba su buen amigo Clint Eastwood: es que se apartó totalmente de cualquier evento al que fuera invitado y únicamente se recuerda su asistencia en 2003 a la ceremonia de los Globos de Oro. Contado ello ha sorprendido ver fotografiado a Gene hace tres semanas saliendo de un restaurante en compañía de su segunda esposa. Contemplar esas imágenes del actor produce algo penoso. Considerando que en enero pasado cumplió noventa y cuatro años tiene toda la lógica de su estado actual, pero nos parece que ha envejecido más que otros colegas de su generación. Contrastar fotografías suyas de hace, pongamos por caso, tres decenios con las de ahora, dan medida del incontestable paso del tiempo. Apoyándose en un bastón, sí, encorvado, con un rostro arrugado, enflaquecido, las ojeras hundidas. Difícilmente podríamos recordarlo cuando con su anterior anatomía, la de un hombre de complexión fuerte, si no delgado desde luego, resultaba suficiente para imponerse en las escenas de acción a quienes tuviera que perseguir manteniendo la ley, o al contrario, si era un delincuente y se enfrentaba a sus perseguidores con mucha agilidad.

Estaba considerado como uno de esos actores capaces de interpretar personajes de diversa condición, si bien lo reclamaban más para tipos duros. No se dejó encasillar, de todas formas. Repetía, eso sí, una sonrisa pícara cuando le rodaban bien las cosas a los tipos que personificaba en la pantalla.

Eugene Allen Hackman nació en San Bernardino, California. Sus padres se separaron cuando él era de corta edad y tuvo que vivir con una de sus abuelas. Su vocación artística le surgió algo tarde, cuando contaba treinta años. Y a los cincuenta y siete es cuando consiguió su primer éxito con la película Bonnie and Clyde, en su papel de Buck Barrow, acompañante de la pareja central en sus episodios de robos de bancos. Quien lo recomendó fue Warren Beatty, que además de ser el protagonista, lo era asimismo como productor. Se hicieron buenos amigos. Cuatro años más tarde le llegaría la gran oportunidad de alzarse con un Óscar al mejor actor del año gracias al personaje policial de "Popeye" Doyle en French Connection, persiguiendo al "capo" que encarnó nuestra inolvidable Fernando Rey. Reconocía Gene Hackman que ese filme "me ayudó en mi carrera". Hay otras cintas donde siempre resultaba tan brillante como eficaz, aunque no siempre encabezara los repartos y oficiara de antagonista. Así lo juzgamos en Superman y sus secuelas, como Lex Luthor, o como el reverendo Scott en La aventura del Poseidón, también luciéndose en la intrigante historia de La conversación. Ganador de otros premios en la cinematografía europea, volvió a obtener otra estatuilla de oro en 1992, "al mejor actor de reparto", por Unforgiven, que en los cines españoles conocimos como Sin perdón. La verdad es que nunca pudo quejarse de cómo fue tratado por la industria de Hollywood, los estudios, sus productores, que reconociendo su talento fue dirigido por los muy relevantes Arthur Penn, Alan Parker, William Friedkin, Francis Ford Coppola, Mike Nichols…

No ha sido nunca Gene Hackman un tipo de intensa vida social. Si bien tenía "gancho" en las carteleras de cara a las taquillas, no era precisamente popular para las revistas del corazón, mas bien solo para las específicamente cinematográficas. Y no creo que él resultara grato con los periodistas, como comprobé en un hotel de las afueras de Almería, dirección Málaga, adonde me desplacé cuando estaba rodando una película. Esperé al momento apropiado de un descanso, a cinco metros distante sólo del actor, y cuando le propuse una entrevista me la negó, muy antipático. Sospecho que con otros periodistas se portaba igual, pues no encontré esos días ningún reportaje con él en la prensa local o nacional. Y eso que su padre fue editor de un periódico e incluso el propio Gene siguió unos cursos de periodismo y audiovisuales. Bastante hosco y desagradable, en una palabra.

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Gene Hackman, Warren Beatty y Goldie Hawn. | Cordon Press

Teniendo en cuenta que investigando sobre su vida no existen apenas documentos en periódicos y revistas donde hallar datos y anécdotas, poco puedo anotar sobre su figura, al margen de sus películas. Sabemos que pinta, y que entre sus aficiones consta que en sus buenos tiempos pilotaba aviones y coches de carreras. Y ya cuando físicamente no podía hacer tales alardes, se refugió en la literatura, pues desde joven le gustó escribir. Llegó a publicar al menos tres novelas que sepamos. Acerca de su salud, en 1990 fue operado del corazón y salió adelante. Y entre las desgracias familiares, sabemos que en 1962 su madre falleció en un incendio.

Nos queda al final comentarles algo sobre su vida sentimental. Tampoco hay apenas rastros de sus andanzas íntimas con mujeres, que seguro las vivió de la manera más alejada de la curiosidad pública. Sí que consta en su biografía su primer matrimonio con Faye Maltese, con la que convivió entre 1956 y 1986, último año en el que se produjo el divorcio. Un quinquenio más tarde se casó por segunda vez, con Betsy Arakawa, treinta y dos años menor y pianista de profesión, con la que sigue residiendo en Santa Fé, Nuevo México, tras vender su anterior residencia en Los Ángeles. Ha sido allí donde los reporteros sorprendieron con sus cámaras a la pareja. A Gene Hackman parece que no le importaba ir por la calle comiéndose un bocadillo con salchichas. Su mujer no le quitaba de vista, dada su ancianidad, por si pudiera perder el equilibrio. En veintiún años no se les había visto juntos, aunque no se hayan separado nunca. Y es que han seguido sus vidas ajenos a los focos y a la curiosidad de los admiradores del conocido actor nonagenario.

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