La historia inesperada de Miguel Núñez | Coalición por el Evangelio

¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

Nota del editor: 

Este artículo también está disponible en inglés.

En la misma época en que Martín Lutero escribía sus tesis, Enrique VIII se abría camino para sus ocho esposas y Juan Calvino publicaba su Institución, la reina Isabel conquistaba América Latina para España y el papa.

Ella suprimía «cualquier cosa no católica a través de medios de coerción, como la inquisición española», dijo a The Gospel Coalition Juan Sánchez, miembro fundador del consejo pastoral de Coalición por el Evangelio. «Los indígenas y las tribus fueron forzadas a abrazar el catolicismo, morir o ser esclavos… como resultado, no hubo Reforma en el mundo hispanoamericano».

La lealtad al Vaticano se mantuvo durante varios siglos. Todavía en los años sesenta, más del 90 % de los latinoamericanos eran católicos.

A medida que el protestantismo fue decayendo en Estados Unidos, encontró un nuevo punto de apoyo en América Latina. Esto no siempre fue de la mejor manera: la teología de la prosperidad pentecostal es tan popular que la mayoría de los protestantes latinoamericanos están de acuerdo en que «Dios concederá riqueza y buena salud a los creyentes que tengan suficiente fe».

Pero también hay en marcha una reforma más pequeña, centrada en el evangelio.

Coalición —la versión en español de TGC— comenzó en 2013 con cuatro artículos al mes. Hoy publica quince artículos a la semana. El sitio tiene más de 445 000 usuarios y un promedio de 1,3 millones de páginas vistas al mes.

Crece el número de conferencias y libros que enseñan teología reformada. Este año, el ministerio Charles Simeon Trust (CST) realizará treinta y nueve talleres presenciales en español sobre predicación expositiva y «las peticiones son de al menos el doble», dijo Jeremy Meeks, quien dirigió el programa en español del CST hasta 2018. «Es una locura».

Si la Reforma está llegando por fin a América Latina, su catalizador es fácil de encontrar.

Miguel Núñez / Cortesía de Miguel Núñez

«Yo diría que Santo Domingo, con Miguel Núñez a la cabeza, ha sido nuestra Ginebra», afirmó Sánchez.

«Junto con Sugel Michelén, Miguel Núñez es uno de los padrinos del despertar de la teología reformada en América Latina», confirmó Meeks. «Son como Calvino y Lutero; no son iguales, pero tienen una estatura significativa en la mente de muchos pastores del campo reformado y que tienen entre treinta y cincuenta años».

«La apasionada predicación de Núñez, su estudio profundo y relevante de las Escrituras, su influencia en la esfera pública y su compromiso con la unidad y el crecimiento saludable de la iglesia dejarán una huella duradera en la iglesia latinoamericana», dijo el director ejecutivo de Coalición, Fabio Rossi.

Es una descripción extraordinaria de un hombre que hace cuarenta años era médico en Nueva Jersey y que ni siquiera iba a una iglesia protestante.

Infancia dominicana

Núñez era el menor de siete hermanos, nació tan atrás de sus hermanos que «estuvo a punto de no llegar». Es solo seis meses mayor que su sobrina mayor.

Como casi todo el mundo en la República Dominicana, Núñez creció culturalmente católico. Su padre —el único verdadero creyente de la familia— le enseñó a leer la Biblia, lo envió a una escuela cristiana y le dijo que si la Iglesia no estaba de acuerdo con las Escrituras, que siguiera las Escrituras. Aunque Núñez absorbía las lecciones de su padre, la fe de su juventud estaba tan poco desarrollada que no está seguro de que existiera.

Miguel Núñez de niño / Cortesía de Miguel Núñez

El padre de Núñez trabajaba en el Ministerio de Educación y pudo enviar a sus hijos a buenas escuelas. Tenía buenos contactos: conocía al entonces presidente Joaquín Balaguer y rechazó varias ofertas de altos cargos en el gobierno. Tenía unos ingresos de clase media, pero era sensible a las necesidades de su entorno, hasta el punto de que, cuando visitaba a una familia pobre, se quitaba el reloj de oro (regalo de jubilación) para no ofenderla. Cuando le regalaban un par de zapatos caros, los vendía, compraba dos con el dinero y regalaba un par.

«Todavía estoy aprendiendo de su ejemplo», dice Núñez ahora.

Cuando Núñez tenía doce años, a su padre le diagnosticaron cáncer de colon. Su pronóstico era bueno: tenía apenas sesenta años y el cáncer no se había extendido. La operación debería haber sido sencilla. Pero el padre de Núñez contrajo una peritonitis seguida de septicemia y murió.

«Yo diría que fue negligencia médica», dijo Núñez, quien está en una buena posición para hacer esa afirmación. Unos diez años después de la muerte de su padre, Núñez se licenció en la Facultad de Medicina del Instituto Tecnológico de Santo Domingo.

Sus planes de graduación eran claros: trasladarse a Estados Unidos, especializarse en enfermedades infecciosas, convertirse en estadounidense y no volver nunca a vivir en la República Dominicana.

Cathy

Miguel y Cathy / Courtesía de Miguel Núñez

Núñez invitó a una chica a su graduación de la Facultad de Medicina, una estudiante llamada Catherine Scheraldi. Ella era de Queens, Nueva York, y estaba en Santo Domingo porque las facultades de medicina estadounidenses preferían un título universitario en química o biología, que ella no tenía. Un amigo le habló del programa de Santo Domingo.

Scheraldi era hermosa, inteligente y atea. Cuando empezaron a relacionarse, Núñez oraba y oraba por su conversión, lo que ahora le parece extraño. «Probablemente yo era un incrédulo que oraba para que ella se convirtiera en creyente», dice.

Ella no lo hizo, pero él estaba cautivado y ambos se casaron en otoño de 1982. Siete meses después, se marcharon juntos a Estados Unidos.

«Ese fue el año en que todo cambió», afirma.

Giro inesperado

A las 11:45 de la mañana del 18 de marzo de 1983, el piloto de una avioneta llamó por radio al aeropuerto de North Adams, Massachusetts. No conocía la zona y el tiempo era malo para volar: mucho viento y nubes bajas y espesas.

El piloto era el hermano de Núñez y, menos de diez minutos después, su avioneta se estrelló contra la ladera de una montaña que no podía ver. Él y el pasajero murieron; los equipos de rescate tuvieron que abrirse paso entre la nieve hasta la cintura para llegar a la avioneta derribada.

«Fue un shock emocional para toda la familia», dijo Núñez. Su hermano tenía cuarenta y dos años y se había convertido al cristianismo evangélico el año anterior. Al igual que su padre, había muerto siendo el único creyente de la familia.

La familia Núñez. Miguel es el cuarto desde la izquierda en la fila de atrás. Su hermano Nápoles, el piloto, está sentado bajo la foto de su padre. / Cortesía de Miguel Núñez

Consternado, Miguel decidió investigar la fe de su hermano.

«Quería conocer a los evangélicos, de los que no sabía nada, y los distintos movimientos que surgieron tras la Reforma protestante», explica. «Así lo hice. Compré los dos volúmenes de History of Christianity [Historia del cristianismo] de Kenneth Latourette».

Todavía lleno de curiosidad, encontró una librería cristiana. Eligió sus libros en función de su tamaño —«quería detalles»— e hizo que Cathy también los leyera. Eventualmente, le preguntó a la empleada de la librería a qué iglesia iba, y resultó ser una iglesia no denominacional que predicaba la Biblia y que dirigía la librería.

«Así que fuimos», dijo Núñez. Siguieron yendo y leyendo. Creer en Jesús no fue tan difícil: para ellos tenía sentido y se bautizaron juntos. Pero les costó más entender doctrinas como la predestinación.

«¿Puede ser que el hombre no tenga participación en esto?», pensó Núñez, leyendo versículos como Efesios 1:4-5 y Romanos 8:28-30. Un domingo, sintió que el Espíritu le planteaba sus opciones: O aceptas lo que lees en la Biblia y lo crees, o te conviertes en un hipócrita y lo niegas.

Núñez se arrepintió y creyó, luego trató de convencer a Cathy.

«Discutíamos todo el tiempo», dijo. Los dos se tropezaban en los pasillos o ascensores del hospital donde ambos trabajaban, discutían un rato sobre teología y luego seguían su camino.

Durante los diez años siguientes, ambos crecieron espiritualmente y en conocimientos médicos. Núñez se convirtió en instructor clínico en la Escuela de Medicina Mount Sinai y se unió a la Asociación Médica y Dental Cristiana (CMDA). Cierto año, R. C. Sproul fue el orador en un fin de semana de la CMDA.

«Leí su libro y escuché su serie de seis partes sobre la santidad de Dios en casetes», dijo Núñez. «Esa serie lo hizo».

Núñez estaba enganchado. Empezó a seguir las conferencias de Ligonier, comprando las cintas de las charlas. Quedó impresionado por las doctrinas de la gracia.

«Formar parte de un plan que Dios tenía en mente desde toda la eternidad, desempeñar un papel dentro de Su historia… ¿qué podría haber mejor?», dijo. «No se me ocurre nada».

Creo que quiero hacer esto con mi vida, pensó. Decidió proponerle la idea a Cathy. «Señor, si quieres que lo haga, muéstramelo a través de su reacción», oró.

Formar parte de un plan que Dios tenía en mente desde toda la eternidad, desempeñar un papel dentro de Su historia… ¿qué podría haber mejor?

Le mencionó la idea del seminario.

«Ella estaba totalmente en contra», dijo.

«¿Por qué querrías hacer algo diferente?», le preguntó. «Está claro que el Señor te ha dado dones en medicina que estás utilizando. También puedes dedicarte al ministerio. Sigue haciendo el buen trabajo que ya estás haciendo».

Ella le recordó la junta de una organización cristiana de misiones juveniles en la que trabajaba y el estudio bíblico que había iniciado para sus pacientes de sida los jueves por la noche.

«No discutí con ella», recuerda. «Ni siquiera le pedí que orara al respecto. Le dije al Señor: “La respuesta obviamente es no. Pero quizá sea un no por ahora”».

Del “no” a volver a casa

Pasaron dos años. Un domingo, el pastor de jóvenes de la iglesia le dio a Núñez material cristiano en español para que se lo diera a su familia en la República Dominicana. Estaba ojeándolos en casa cuando Cathy pasó por allí.

«Quizá deberías revisarlo», ella le dijo.

«¿Revisar qué?», preguntó.

«Entrar en el ministerio», dijo ella.

Núñez se sorprendió, pero es rápido de reflejos.

«Hay un problema», dijo él. «Hace dos años, cuando te hablé del ministerio, mi intención era quedarme en Estados Unidos. Pero en los últimos dos años, hemos vuelto a Santo Domingo cuatro veces. He visto a mucha gente educada que está tan perdida como cualquiera. La mayor parte del trabajo misionero en el Tercer Mundo se ha hecho con gente sin estudios. De hecho, quiero volver a Santo Domingo y plantar una iglesia para personas con un nivel de educación universitario y enseñarles nuestra responsabilidad de llegar a los que tienen menos medios».

Cathy es tan rápida como Núñez.

«Eso es lo que quise decir que deberíamos hacer», dijo.

Al final, Núñez necesitaba esos dos años tanto como Cathy. «No quería volver al Caribe», dice. «Obtuve la ciudadanía estadounidense porque nunca iba a volver allí. Pero en esos dos años, Dios cambió su corazón y el mío».

Iglesia Bautista Internacional

La primera iglesia que visitaron los Núñez en Santo Domingo se llamaba Iglesia Bautista Internacional (IBI). Desde el púlpito, el pastor misionero recordó a la congregación que se marcharía en tres semanas y que debían seguir orando por su reemplazo.

La primera sede de la IBI / Cortesía de Miguel Núñez

Cathy miró a Núñez.

«No», le dijo. «Solo hemos estado en el país un par de meses. Jamás habíamos estado aquí. Estas personas no nos conocen».

Además, esta iglesia hablaba inglés y Núñez quería una congregación de habla hispana. Pero siguió asistiendo a la IBI mientras comenzaba un estudio bíblico de habla hispana en su casa. Comenzó a enseñar la escuela dominical allí, y luego aceptó la oferta de la iglesia de un espacio para una plantación.

Al no encontrar un pastor sustituto, la congregación de habla inglesa preguntó a Núñez si también sería su pastor. En enero de 1998 empezó a predicar, primero en inglés y media hora después en español.

Inmediatamente, Núñez atrajo la atención. Era el único médico estadounidense que predicaba en Santo Domingo. En su congregación había muchos profesionales —médicos y abogados— influyentes, sobre todo en una isla donde solo el 10 % de la población va a la universidad.

«Desde el primer día, Miguel enseñó buena teología», dijo Luis Méndez, que fue pastor bautista reformado en la República Dominicana antes de trasladarse a Estados Unidos. El estilo de Núñez es reflexivo y lógico, «como el pastor Keller, pero con sabor latino», dijo.

Los que le oían volvían y traían a sus familiares y amigos.

Núñez predicando en la segunda sede de IBI / Cortesía de Miguel Núñez

La congregación hispana de la IBI creció vertiginosamente. En seis años, necesitaron trasladarse a un espacio más grande. Cuando las quinientas cincuenta sillas se llenaron el primer domingo, Núñez pensó que era porque la gente estaba entusiasmada con la gran inauguración.

Pero el espacio estaba igual de lleno la semana siguiente, y la siguiente. En pocos años, predicaba tres cultos en español los domingos por la mañana y uno en inglés por la noche. En 2013, la IBI se trasladó a un espacio con capacidad para más de dos mil personas.

Una vez allí, la asistencia a IBI se estabilizó. «Lleva varios años en torno a los dos mil doscientos, divididos en dos servicios», dice Núñez. «No hemos crecido más porque en el estacionamiento no caben más vehículos».

Expansión en los medios de comunicación

Otra cosa que atrajo a las personas a la IBI fueron los ministerios de Núñez en los medios de comunicación. En 2004, su iglesia fundó el Ministerio Integridad y Sabiduría, cuyo objetivo era administrar la influencia de la IBI mediante la difusión del evangelio y la formación de líderes.

Bajo esta sombrilla, Núñez creó un programa de televisión llamado Respuestas: Verdades absolutas para un mundo relativo. Durante ocho temporadas, respondió a preguntas como: ¿Es la Biblia la verdad absoluta? ¿Dividió la Reforma a la iglesia verdadera? La guerra espiritual: ¿es realidad o ficción? ¿Cómo puedo salvar mi matrimonio? ¿Cómo puedo luchar contra mi resistencia al cambio?

Núñez en Respuestas: Verdades absolutas en un mundo relativo / Cortesía de Miguel Núñez

«Fue un nivel de claridad como el de Sproul, pero con el trasfondo médico», dijo el pastor dominicano Jairo Namnún. «Estaba bien producido y bien investigado, a un nivel sin precedentes para un programa cristiano en América Latina. Yo ni siquiera iba a la IBI en ese momento, pero no me perdía un episodio».

No fue el único al que le encantó. En Santo Domingo, la serie se emitió en horario de máxima audiencia. Cuando el DVD de Núñez llegó a manos de un ministerio satélite de Costa Rica, emitieron la serie completa en toda América Latina.

«Eso nos puso en el mapa», dice Núñez. Abrió la puerta para que el evangelio se extendiera de la forma que él había estado anhelando desde sus días en Nueva York.

Núñez no dudó. Golpeó, abrió, empujó y atravesó todas las aberturas que encontró. Empezó a escribir artículos, luego libros. Empezó un podcast al estilo de Ask Pastor John de John Piper, en el que respondía a las preguntas de los oyentes desde una cosmovisión bíblica. Fundó el Instituto Integridad y Sabiduría para enseñar a los líderes de las iglesias.

En 2010 organizó una conferencia. Fue un paso decisivo, no por la enseñanza, aunque fue estupenda. Pero lo más importante fue la reunión en sí.

Esta era la prueba. En una región dominada por el catolicismo cultural y el pentecostalismo, ¿había otros pastores latinoamericanos con una cosmovisión reformada? ¿Estarían dispuestos a viajar a Santo Domingo para estar juntos?

Por Su Causa

«Básicamente, Miguel estaba soñando con una conferencia con John Piper en la que hubiera siete mil personas», dijo Méndez. «Fue entonces cuando dije: “Este tipo está loco”».

Era una idea descabellada. Piper nunca había estado en la República Dominicana, donde lo único que atraía a una multitud tan grande era el béisbol. Las grandes conferencias como TGC y T4G aparentemente solo funcionaban en Estados Unidos, donde había mucha gente reformada, centros de conferencias y presupuestos de iglesias para pagar los gastos de viaje.

Pero Núñez conocía a Méndez, que era pastor en la Bethlehem Baptist Church por aquel entonces. A través de él, Piper fue invitado y aceptó.

El siguiente reto era el espacio: lo único suficientemente grande era básicamente una gran sala vacía. Núñez tendría que alquilar sillas, pantallas, un sistema de sonido, iluminación y cien toneladas extra de aire acondicionado. También tendría que construir una plataforma. Si cobrara $40 o $50 dólares a cada persona, probablemente lo cubriría. Pero nadie podría costeárselo.

«Esto es lo que ocurrió: Estaba en la iglesia, celebrando un servicio de adoración», dijo Núñez. Estaba pensando en el tema de la conferencia, que era «Volver a la cruz». ¿Iba a cobrar a la gente para que volviera a la cruz?

«Empecé a llorar», dijo. Más tarde, preguntó a su comité financiero si la IBI podría intentar cubrir el costo de la conferencia. El entusiasmo fue unánime.

«Lo hicimos», dijo. Todos los gastos se cubrieron con donativos. «¿Y sabes qué? Sobraron $20.000 dólares cuando pedimos a personas de nuestra propia iglesia que hicieran donaciones para el evento».

El desafío final: ¿vendría la gente?

Núñez y Piper en la primera conferencia de Por Su Causa en 2010 / Cortesía de Miguel Núñez

Lo hicieron. Siete mil personas.

«Ver esa enorme conferencia fue increíble», dijo Méndez. Entusiasmado, Núñez volvió a organizar la conferencia al año siguiente, y al siguiente, y al siguiente.

«La República Dominicana se convirtió en el centro» del movimiento reformado, dijo Méndez. «Los pastores volaban desde Argentina, Bolivia o Colombia para asistir a la conferencia porque creían que necesitaban formación y nadie más la estaba ofreciendo. Además, porque podían formar parte de algo más grande que tu país».

Influencia

En los últimos veinticinco años, Núñez no ha dejado de moverse. Además de liderar una IBI en crecimiento, obtuvo una Maestría en Teología del Southern Baptist School for Biblical Studies y un Doctorado en Ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, escribió dieciséis libros, editó un estudio bíblico y habló en varias partes del mundo. Junto con Juan Sánchez, fundó Coalición por el Evangelio, el sitio en español de TGC.

Durante todo ese tiempo, nunca dejó de atender a los pacientes. «Sigo atendiendo a unos cinco o seis pacientes ambulatorios a la semana, y a unos pocos hospitalizados», dice. «Son casos complicados o que necesitan una segunda opinión».

Núñez grabando podcasts durante la pandemia / Cortesía de Miguel Núñez

Para ello, no se limita a mantenerse al día en medicina, sino que estudia las últimas investigaciones. Durante el COVID, asesoró al gobierno dominicano y produjo treinta y un episodios de podcast para ayudar a las personas a reflexionar sobre la pandemia desde una perspectiva bíblica.

La vida familiar de Núñez se lo permite: su esposa Cathy también es una persona dinámica, dicen sus amigos. Es endocrinóloga a tiempo completo, trabaja en el ministerio de mujeres, escribe libros y presenta un podcast llamado Mujer para la gloria de Dios. Aunque estaban dispuestos a tener hijos, y están criando a un sobrino nieto, Cathy nunca llegó a quedar embarazada.

«Eso le da tiempo para centrarse en cosas que otras personas no podrían hacer», dice Sánchez. Aun así, la productividad de Núñez es legendaria.

Un ejemplo: «Miguel y yo publicamos un libro juntos», cuenta Méndez. «Teníamos que escribir seis capítulos cada uno, y disponíamos de cinco meses para hacerlo. En una semana, Miguel me envió dos capítulos para que los revisara. ¡Yo ni siquiera había empezado todavía!».

Si le preguntas a Núñez cómo lo hace, no te dirá que se levanta temprano o se queda despierto hasta tarde, aunque hace ambas cosas. Tampoco te dirá que lee un libro a la semana, aunque lo hace. El mejor consejo de Núñez es mucho más fácil —y difícil— que eso.

En espera

A veces algunos le preguntan a Núñez: «¿En qué profesión eres mejor: en teología o en medicina?».

«En ninguna de las dos», les dice. ¿Su mejor logro? Esperar.

«Creo sinceramente que Dios es soberano», dijo. «Dios está a cargo. No necesita ayuda. Él te convencerá a ti o a cualquier otro de hacer lo que sea. Así que espera».

Algunas de las esperas son buenas, como la anticipación de un nuevo edificio para la iglesia o la publicación de un nuevo libro. Otras son duras, como la lucha de Cathy contra la depresión durante siete años, los dolores de espalda de Núñez antes de la operación o las críticas en Internet de antiguos amigos.

Núñez orando al final del servicio / Cortesía de Miguel Núñez

«Hay poder en esperar en el Señor», dijo Núñez. Lo ve en toda la Biblia, desde los cuarenta años de Israel en el desierto hasta los cuatrocientos años que transcurren entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, pasando por los treinta años que esperó Jesús en comenzar Su ministerio.

«Incluso ahora estamos aguardando durante dos mil años a que Él vuelva», dijo Núñez, que nunca confundiría la espera con la inacción. Está constantemente haciendo preguntas, estableciendo contactos o explorando nuevas vías de ministerio.

«Miguel ha creado un nuevo nivel de credibilidad para el evangelio y la iglesia en América Latina», dijo Méndez. «Nuestros líderes políticos no han sido dignos de confianza, y nuestros líderes religiosos han sido aún peores. Pero ahora este hombre me está desafiando a profundizar en mi Biblia, está explicando el evangelio, está viviendo lo que dice».

Eso está ayudando a encender una reforma por primera vez en América Latina, dijo Giancarlo Montemayor, director de publicaciones globales de Lifeway Christian Resources. «Hemos vendido más de quinientos mil ejemplares de sus libros, y no somos su única editorial. Más de un millón de personas probablemente han sido alcanzadas a través de su literatura, videos y conferencias… Tener una doctrina sólida difundida en esos números en América Latina es un milagro».

«Dios está obrando», dijo Núñez. «Si Dios no está obrando, no importa en qué me centre… Efesios 2:10 dice que somos hechura Suya, para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano para nosotros. Así que no trates de crear obras que Él no ha preparado. Vas a perder tu tiempo. Solo camina en las obras que Él preparó de antemano».


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando