Todas las interpretaciones de Meryl Streep ordenadas de peor a mejor

(O más bien de buenas a insuperables, las cosas como son).

Miranda, Francesca, Karen...¿cuál es la mejor interpretación del de Meryl?

D.R.

Meryl Streep cumple hoy 69 años, una edad en la que muchos suspiran por una jubilación dorada y ella encara con la cartera llena de proyectos. 2018 será el año en el que volveremos a verla como Donna en Mamma Mia! Una y otra vez, formando parte del elenco de la esperadísima El regreso de Mary Poppins y en la segunda parte del gran éxito de HBO Big Little Lies. Para festejar este día repasamos sus 48 interpretaciones y las enumeramos, no de peor a mejor, porque ella no hace nada "peor", sino por riguroso orden de grandeza.

48. La casa de los espíritus (The House of the Spirits, 1993)

Meryl Streep, Glenn Close, Jeremy Irons, un prometedor director europeo de ecos bergmanianos con un Oscar en el bolsillo y un bestseller internacional. ¿Qué pudo fallar? Absolutamente todo. El guión destrozó la novela, los actores eran inapropiados, el realismo mágico quedó a la altura de un programa de tarot y Meryl, demasiado mayor para el papel de la clarividente Clara, se veía fuera de lugar por primera y última vez en su vida.

47. Un asunto muy oscuro (Dark matter, 2007)

Sólo hay una palabra que explique por qué la mejor actriz viva aceptó participar en esta película: burundanga. En la historia (verídica) de un brillante estudiante chino experto en materia oscura que se topa con un director de tesis deshonesto, Meryl interpreta a una millonaria muy interesada en la cultura china y con un papel clave en su impactante final. La presencia de Meryl en este despropósito es un enigma. ¿Tal vez pensó que el debutante Shi-Zheng Chen era una nueva promesa del cine oriental? Pues se equivocó, en ocho años sólo ha hecho otra película: High School Musical China.

46. Si de verdad quieres... (Hope Springs, 2012)

A veces a Meryl le gusta pensar en cómo sería su vida si no fuese Dios y acepta papeles de persona normal y corriente cuyo mayor contratiempo es comprar libros sobre felaciones. El problema es que las personas normales y corrientes tienen vidas tan intrascendentes como esta película sobre un apático matrimonio neoyorquino que trata de recuperar la chispa acudiendo a un consejero matrimonial.

45. Vida y amores de una diablesa (She-Devil, 1989)

Concebida como un vehículo para el lucimiento cinematográfico de la televisiva Roseanne Barr constituyó la primera prueba de la gran capacidad de Meryl para la comedia. Su papel de malvada escritora de novela romántica es absolutamente hilarante y desprejuiciado, pero el conjunto era bastante olvidable.

44. RICKY

Los nombres de Jonathan Demme, Diablo Cody y Meryl Streep prometían mucho más. Al final lo único que queda es la sensación de que cómo siempre, Meryl es capaz de lidiar con cualquier papel por desdibujado que esté. Y la emoción de ver a Mamie Gummer compartir plano con su madre por primera vez desde Se acabó el pastel.

43. Secretos compartidos (Prime, 2005)

A algunos actores les gusta pasar nueve meses en rodajes lejanos o sufrir grandes transformaciones físicas. A Meryl le gusta cenar en su casa y no tener que pasar mucho por peluquería. Y sólo eso justifica su presencia en esta comedia sobre una psiquiatra que descubre que su paciente mantiene una tórrida relación con su hijo. Meryl, que a estas alturas puede interpretar dormida, se limita a mantener sus constantes vitales mientras Uma Thurman y Bryan Greenberg se creen protagonistas de Casablanca.

42. Cosas que importan (One True Thing, 1998)

A pesar de ser el centro de la narración, la esposa y madre que enferma gravemente, Meryl se queda relegada en esta historia sobre el redescubrimiento y desencanto entre una hija y un padre. Streep que en cada secuencia desborda la frágil intensidad que requiere el personaje permanece en un segundo plano mientras Zellewgger y Hurt compiten en su festival de mohines.

41. La dama de hierro (The iron lady, 2011)

El gol de penalti injusto en el último minuto. Había tanta necesidad de que la mejor actriz de la historia consiguiese su tercer Oscar que su absolutamente perfecta imitación de Margaret Thacher se presentó como la oportunidad que no se podía dejar pasar. Desde la primera secuencia en la que Meryl transformada en la anciana Thatcher, y más que caracterizada casi diríamos que poseída, compra una botella de agua en un colmado, olvidamos que es una película y casi podríamos jurar que estamos viendo un documental.

40. La habitación de Marvin (Marvin’s Room, 1996)

Diane Keaton, Leonardo DiCaprio, Robert de Niro y Meryl, el reparto era prometedor y sólo en ellos se sustenta esta floja adaptación literaria sobre dos hermanas distanciadas que se unen tras la enfermedad de una de ellas. Meryl está perfecta como madre rebelde con hijo rebelde pero no deja de ser un telefilme deluxe.

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39. La mujer del teniente francés (The French Lieutenant’s Woman, 1981)

Cine dentro del cine. Meryl y Jeremy Irons son a la vez actores que interpretan y los personajes que son interpretados. Y tanto en la realidad como en la ficción mantienen un romance prohibido. Cine de qualité relamido hasta el sonrojo que significó su primera nominación al Oscar.

38. Julia (julia, 1977)

Su presencia es testimonial pero su importancia es vital por ser su primera aparición en la gran pantalla. Jane Fonda que compartió los breves instantes en que Meryl aparecía afirmó haber sentido cómo esta robaba las escenas.

37. Escalada al poder (The seduction of joe tynam, 1979)

Alan Alda escribe y protagoniza esta historia política que se recuerda cada vez que un aspirante a candidato tiene un affair. Alda interpreta a un político que se deja los escrúpulos en las escaleras del poder y Meryl, se limita a ser encantadora, sonreír, ensayar un nuevo acento sureño y preguntar en recursos humanos qué día le ingresan su cheque.

36. Into the Woods (2014)

Como esos delanteros que salen en el minuto 80 y dan la vuelta al marcador, Meryl le da sustancia a un musical soso y decepcionante con su mera presencia secundaria. El mundo esperaba más de Rob Marshall adaptando a Stephen Sondheim, pero al final lo único que queda en la retina es la actuación de Meryl y la sensación de que Broadway y Disney no son una buena combinación.

35. Leones por corderos (lions for lambs, 2007)

Meryl se pone a las ordenes de Robert Redford en esta pieza excesivamente teatral sobre la peligrosa mezcla entre políticos ambiciosos, medios de comunicación que se rinden al poder y escaramuzas que se ganan a golpe de dron. Tan bienintencionada como desigual tiene como mayor interés el duelo entre Tom Cruise y Meryl Streep.

34. Expediente Anwar (rendition, 2007)

Su papel es breve pero poderoso como un muro de carga. En este film, irregular y prescindible, sobre las consecuencias de la patriot act, Meryl es la persona humana (o casi) que tiene que tiene el poder divino de decidir sobre la vida de los demás. Como una Carrie Mathison madura y medicada que se hubiese extirpado quirúrgicamente cualquier atisbo de moralidad.

33. Bajo sospecha (Still of the Night, 1982)

Meryl se apunta al thriller psicológico de falsos culpables y Roy Scheider se pasa toda la película mirándola como a un tiburón blanco, aunque no tiene pudor en ligotear con ella aún sospechando que es la asesina de uno de sus pacientes. La película ha envejecido a más velocidad que el nazi malvado que bebía del grial equivocado porque era incapaz de adivinar que un carpintero construiría una copa de madera.

32. Antes y después (Before and After , 1996)

Un matrimonio tiene que hacer frente a la posibilidad de que su hijo haya asesinado a su novia. Una gran premisa que se agota demasiado pronto y que deja al film sujetado por los vigorosos hombros de Liam Nesson y Meryl, tan correcta como siempre como la respetada pediatra que tiene que enfrentar la culpabilidad de su hijo. Sólo la interpretación de ambos lo separa de ser un telefilme convencional.

31. Postales desde el filo (Postcards From the Edge, 1990)

De nuevo un personaje real, Carrie Fisher, la mismísima princesa Leia. Meryl interpreta a la actriz en una historia autobiográfica centrada en su relación con su madre, Debbie Reynolds en la realidad, Shirley MacLaine en la película. Divertida pero menos mordaz de lo esperado.

30. El baile de agosto (Dancing at Lughnasa, 1998)

¿Cuántas películas sobre mujeres perdiendo su juventud en torno a una mesa de cocina puede soportar el mundo? En 1998 hubo sitio para una más y allí estaba Meryl interpretando impecablemente a una estricta solterona irlandesa que soporta sobre sus espaldas el peso de todos los cuchicheos de un pequeño y mísero pueblo más preocupado por los úteros de sus vecinas que por el la hambruna.

29. Música del corazón (Music of the Heart, 1999)

Madonna abandonó la producción ocho semanas antes del rodaje y allí estaba Meryl para marcarse un Mentes peligrosas que sustituía las cazadoras de cuero por rebecas de entretiempo. La historia real de Roberta Guaspari, una inspiradora profesora de violín en la parte chunga de Harlem permitía a Meryl llevarse otra nominación con una interpretación en piloto automático.

28. Agosto (August: Osage County, 2013)

Meryl, Julia Roberts, un premio Pulitzer, locura, suicido, enfermedad… casi podemos escuchar a Harvey Weinstein midiendo las proporciones de gritos, lágrimas y dolor necesarias para conmover a la academia con este drama coral. Meryl llevaba los galones con todo merecimiento y conseguía la redención de un personaje tan excesivo como devastado.

27. El cielo... próximamente (Defending Your Life, 1992)

Meryl está guapísima con túnica y parece pasárselo maravillosamente en esta historia de un publicista que tras su fallecimiento resucita en una especie de purgatorio en el que se come pero no se engorda. Nunca habíamos visto carcajear tanto y tan sinceramente a Meryl que debe ser la presidenta del club de fans de Albert Brooks, un cómico con cero carisma a cuya loa está consagrado casa segundo de metraje.

26. La muerte os sienta tan bien (Death Becomes Her, 1992)

Absolutamente entregada ya a la comedia, Meryl se pone a las órdenes de Robert Zemeckis para regalarnos un duelo descacharrantemente despiadado con Goldie Hawn. Ambas están brillantes en sus papeles de mujeres dispuestas a todo por mantener su juventud y explotan sin límite sus dotes para la comedia física. Desafortunadamente el ritmo es irregular y el tiempo, que ironía, ha sido su mayor enemigo.

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25. Río salvaje (The River Wild,1994)

Si algo faltaba en su carrera era un papel como heroína de acción. Y nada mejor para subsanarlo que ponerse en la piel de una experta en rafting que durante una excursión familiar se encuentra con un trío de violentos atracadores en fuga. Meryl está absolutamente creíble en un papel poco habitual en su filmografía y su interpretación le da un punto de calidad a este thriller para toda la familia.

24. El último show (A Prairie Home Companion, 2006)

La última película de Altman nos regala a Meryl como encantadora y coqueta cantante de country. Ella y Lily Tomlin son dos hermanas añorantes de los buenos tiempos que participan en la última emisión de un programa legendario. Robert Altman es el rey de la coralidad y Meryl, gran jugadora de equipo, encaja perfectamente en el engranaje. Lástima que se encontraran tan tarde.

23. Plenty (1985)

Una de sus películas más injustamente olvidada. Y eso que es bien difícil borrar de la memoria la sensualísima escena en la que hacía el amor con Sting. Meryl está guapísima en su papel de torturado ex miembro de la resistencia que no consigue rehacer su vida. Un papel a reivindicar.

22. Tallo de hierro (Ironweed, 1987)

Probablemente el papel más deprimente de Meryl. Y no es que haya sido la reina de la alegría precisamente. Un drama sobre dos vagabundos alcohólicos en plena depresión al que sólo el inconmensurable talento de Nicholson y Streep libra de caer en la parodia.

21. FLORENCE FOSTER JENKINS

La mejor actriz de la historia no defrauda interpretando a la peor canante de ópera que jamás haya actuado en el Carnegie Hall. Y lo hace con absuluto respeto y sin llevar en ningún momento a la parodía a un personaje que en otras manos habría podido resultar grotesco y al que ella dota de una sutil fragilidad, logrando que más que burla y rechazo provoque ternura. Para ello cuenta no sólo con su inestimable talento, también con el soporte de un Hugh Grant incomprensiblemente ausente de las nominación a mejor actor secundario y del director Stephen Frears que consigue la tercera nominación para una de sus actrices protagonistas tras La reina y Philomena, casualmente todas mayores de 60.

20. Manhattan (1979)

Su papel como ex que tras abandonar a Woody por una mujer escribe una autobiografía en la que lo destroza es breve, pero no deja de ser la única colaboración entre la más grande y el más grande y además en una de sus mejores películas. Son poco más de quince minutos y nos deja con ganas de más. Vuelve a llamarla, Woody.

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19. Pegado a ti (Stuck on you, 2003)

Meryl, que a simple vista parece tener una carrera bastante convencional, se involucra en una de las películas más gamberras de los Farrelly (las aventuras de dos siameses interpretados por Matt Damon y Greg Kinnear) y sale airosa interpretando al personaje más importante de su carrera: ella misma. Su presencia es brevísima pero es tan divertida que no podía quedarse fuera.

18. Las horas (The Hours, 2002)

Julianne Moore y Nicole Kidman se llevaron los papeles de más lucimiento pero Meryl supo dotar de personalidad propia a su Clarissa Vaughn. En esta obra sobre la profunda soledad de vivir en compañía y las consecuencias de las decisiones personales, Meryl interpreta al único que no lidia contra los convencionalismos de su época sino contra su propia decepción.

17. El diablo viste de Prada (The Devil Wears Prada, 2006)

A base de miradas que podrían congelar el Caribe, Meryl se hace dueña y señora de una película que en cualquier otra mano se habrían transformado en absolutamente intrascendente. Pero ella hace que sea imposible apartar la vista de la pantalla dotando de interés esta mala adaptación de una mala novela llena de lugares comunes y redenciones en el último frame.

16. Enamorarse (Falling in Love, 1984)

Adultos con existencias convencionales que se enamoran de adultos con existencias convencionales. Sin heroísmo, sin épica, sólo amor de franela y llamadas que llegan tarde. Meryl está guapísima y creíble en su papel de mujer que no sabe si aferrarse o apostar a felicidad y Robert De Niro, recién salido de Érase una vez en América, se pasa todo el tiempo deseando disparar a alguien a las rótulas.

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15. No es tan fácil (It’s Complicated 2009)

¿Se puede ser más adorable que Meryl Streep en esta película? Ni siquiera los pequeños croissants de chocolate que prepara para Steve Martin son tal dulces como Jane Adler. Una familia maravillosa, un trabajo ideal, una casa de ensueño..todo es perfecto en esta comedia romántica a mayor gloria de Meryl. Alec Baldwin como ex marido pendenciero y Steve Martin como un nuevo y encantador interés romántico compiten por el amor de una Meryl chispeante que demuestra que las desventuras amorosas (y sexuales) de una sesentañera también pueden conquistar las taquillas.

14. Julie y Julia (2009)

Meryl se viste las ropas talla XXL de la cocinera más afamada de Estados Unidos y compone un personaje casi guiñolesco sin caer en la parodia. Todo lo bueno (mucho, Ephron mediante) que hay en la película recae sobre las espaldas con faja reforzada de Julia Child. El resto, la vida de Julie, una mujer que dedica su vida a escribir un blog de cocina, es tan aburrido como un zumo de apio.

13. El cazador (The Deer Hunter, 1978)

Meryl sin artificios. Sin tics. Sin tocarse la cara ni acariciarse el pelo, sin la sonrisa de gesto ladeado que tan bien conocemos. Meryl creándose a si misma y siendo determinante en esa historia de hombres tan perdidos en un pueblo de Philadelphia como en el corazón de la selva vietnamita, hombres con una vida pequeña que les viene grande. La casi debutante Meryl se la juega con De Niro, Walken y Cazale (su gran amor) y sale airosa en su papel de vértice involuntario de un triangunlo amoroso con más cariño que sexo.

12. LOS PAPELES DEL PENTÁGONO

Steven Spielberg dignifica la figura de Kay Graham, la legendaria editora de The Washington Post, ninguneada en Todos los hombres del presidente, y Meryl compone uno de los personajes más completos de su carrera. Sus duelos interpretativos con Tom Hanks y la evolución de su personaje, de resignada mujer florero cuya única preocuación es la lista de invitados de sus fiestas, a heróica editora que cambia los designios de su país, permiten que Meryl luzca todos los recursos atesorados en 40 años de carrera.

11. Kramer contra Kramer (1979)

Si Meryl hubiese interpretado a Damian en La profecía no habría despertado tanta animadversión como siendo Joanna Kramer, la mujer que un buen día decide que no tiene ganas de seguir aguantando a su marido y, oh, sorpresa, tampoco tiene intención de cuidar a su hijo. Hacía la mitad se redime un poco intentado quitarle la custodia a un Dustin Hoffman que ya se ha ganado el corazón del público a base de hacer en unos meses lo que una mujer hace toda su vida y sin tantas alharacas. Pero centrémonos en lo importante, Meryl está espléndida en su papel de mujer llorosa que no sabe que hacer con su vida y ese prime y temprano Oscar nos hizo pensar que ganaría decenas. Ilusos.

10. La duda (Doubt, 2008)

Si Meryl es capaz de brillar en una película mediocre qué no podrá hacer en una tan elegante y compacta como esta. Su sólida creación de la intransigente hermana Aloysius está arropada por tres actores superlativos: Hoffman, Adams y Davis que devuelven todos los golpes ganadores de Streep con reveses a la línea. Un duelo en la cumbre. Un partido de 104 minutos que deseas que no se acabe nunca.

9. Mamma mia! (2008)

Si Ninotchka fue Garbo ríe, esto debería ser Meryl baila. Es imposible contagiar más alegría de vivir, más pasión, más amor. En 2008, la historia de una mujer de 60 años que no sabe quien es el padre de su hija despierta más atención que la historia de amor de su hija casadera. ¿Podría conseguir eso otra actriz? Es inconcebible. Podemos verla mil veces y siempre nos rompe el corazón cuando canta The winner takes is all. Meryl, si hay una reina del baile esa eres tú.

8. Un grito en la oscuridad (A Cry in the Dark , 1988)

Un corte de pelo horrible y una frase para la historia “El dingo se ha llevado a mi hija”, han sepultado en la memoria colectiva una de las más brillantes y reivindicables interpretaciones de Meryl, la de una madre acusada del asesinato de su hija de apenas dos meses. Basada en un hecho real nos muestra a la actriz más vulnerable y contenida que nunca y suma un nuevo acento, el australiano, a su lista de retos superados.

7. El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate, 2004)

Muchos se preguntaban qué necesidad tenía Jonathan Demme de revisar uno de los grandes clásicos incuestionables del thriller político y qué posibilidades había de que Meryl mejorase la sublime interpretación de Angela Landsbury. El resultado fue una excelente película que sin llegar a la soberbia del original nos mantiene alerta gracias, principalmente, a una Meryl que se transforma en la verdadera encarnación del mal. La madre edípica de un aspirante a vicepresidente que es capaz de matar a cualquiera que se interponga en sus planes.

6. Silkwood (1983)

De nuevo un personaje real, la sindicalista Karen Silkwood que falleció en extrañas circunstancias tras denunciar irregularidades en la planta nuclear en la que trabajaba. Pero no pensemos en una heroína tipo Erin Brockovich, no. Karen es una mujer normal, casi vulgar, que se posiciona primero por casualidad y después por dignidad.

5. Se acabó el pastel (Heartburn, 1986)

Meryl se pone en la piel de Nora Ephron para interpretar la vida de la guionista, en concreto sus años de matrimonio con el legendario Carl Bernstein La película, tan divertida como amarga, es una guía básica para detectar la infidelidad y la química entre Meryl y Jack Nicholson es innegable. Queremos volver a verlos juntos.

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4. Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County, 1995)

Aunque el escritor de la novela en la que está basada pensaba en Isabella Rosselini es imposible imaginar a otra Francesca que no sea Meryl. Y también es imposible no desear que abra la puerta de esa maldita furgoneta. El breve encuentro entre esa ama de casa que ni siquiera tiene energía para estar desesperada y el atractivo forastero nos muestra a una Meryl maduramente sexy e irresistible. Un clásico instantáneo.

3. La decisión de Sophie (Sophie’s Choice, 1982)

Aunque lo primero que se nos viene a la cabeza es el desgarrador monólogo final, la decisión de Sophie es mucho más. Es la locura como enfermedad o como refugio. Es la historia de dos náufragos vitales y un espectador que se rinde a su seductora autodestrucción. Supuso la consagración inmediata de la actriz, le proporcionó su segundo Oscar, incorporó el acento polaco a su colección (y aquí hay que recordar gran Rosa Guiñón, su dobladora y la mitad de Meryl en España) y demostró que nunca habría un reto que no pudiese superar.

2. El ladrón de orquídeas (Adaptation, 2012)

Todos los que duden de la grandeza de Meryl deberían ver esta película. Aquí interpreta todos los registros posibles y cada una de sus apariciones es memorable. Con la dificultad que conlleva interpretar a un personaje que se va reescribiendo a medida que avanza la trama. Su secuencia drogada y hablando por teléfono con Chris Cooper es junto al monólogo de La decisión de Sophie los momentos que encapsularíamos para que en otros sistemas solares supiesen lo que es el talento.

1. Memorias de África (Out of Africa, 1985)

El cénit. Karen Blixen, Isaac Dinensen, Tane, Munsabu. Meryl heroína romántica en una Kenia idílica en la que los cazadores no son dentistas de Minessotta, son antihéroes torturados de cabellos dorados que escuchan a Mozart. Meryl brindando por la cándida adolescencia, Meryl y sus kikuyus, sus historias de chinos llamados Cheng Huang y su poema desarmante de Housman. Meryl heroína mezquina que se casa por un título y se redime por su amor a una tierra inhóspita que le enseña demasiado cruelmente que “el agua nace en Mombasa” y que el curso de los ríos como el corazón de los hombres no se pueden domesticar por mucho coraje que tenga una baronesa.

La imagen de Meryl Streep y Robert Redford con sus manos entrelazadas y acunados por la música de John Barry era el nuevo beso de Escarlata y Rhett Butler. Cine en mayúsculas. Y Meryl, en perpetuo estado de gracia, su suma sacerdotisa.