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Dirección: Rob Marshall
Reparto: Zhang Ziyi, Gong Li, Ken Watanabe, Michelle Yeoh, Koji Yakusho, Kaori Momoi, Youki Kudoh
Título en V.O: Memoirs of a Geisha
Nacionalidad: USA Año: 2005 Fecha de estreno: 20-01-2006 Duración: 144 Género: Drama Color o en B/N: Color Guión: Robin Swicord Fotografía: Dion Beebe Música: John Williams
Sinopsis: En 1929, cuando era solo una niña, Chiyo fue vendida para trabajar como sirvienta en una okiya (casa de geishas). Sus ojos grises, su belleza, su empeño, un encuentro fortuito con un hombre (Ken Watanabe), la guía de Mameha (Michelle Yeoh) y la rivalidad con Hatsumomo (Gong Li) marcan su camino hasta convertirse en Sayuri (Zhang Ziyi), reina en el exótico y competitivo universo de estas mujeres de compañía.Fecha de estreno: 20 de enero de 2006

Crítica

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Bajo el rostro maquillado y una economía gestual silenciosa, destinada a complacer a los extraños, las geishas son algo más que muñequitas de porcelana (cara), más que un souvenir japonés para forasteros y autóctonos. Sometidas a rituales culturales y servilistas, las mujeres que cada amanecer deben despojarse de kimonos y decolorar sus facciones son como libros en miniatura cerrados. El best seller de Arthur Golden (que ya me hizo sestear sobremesas estivales) intenta abrir esas vidas, reflejar a esas mujeres-hetairas en un espejo de veraz dramatismo y complicidad. Pero a Golden le pasa lo mismo que a Rob Marshall: le importa bastante poco el interiorismo humano, y mucho más el interiorismo decorativo. Así, Memorias de una geisha se convierte en el resort exótico oriental japonés de un parque temático. Todo muy bonito y preciosista, pero todo tan lejano como los documentales en Cinerama de colorines. Es verdad que pedirle a Marshall un esfuerzo, aunque sea imitativo, del cine nipón de Naruse, Ozu o Oshima es como pedirle sandías a un cerezo en flor. Su mirada es de turista, y su análisis social, histórico o sentimental, de primero de ESO. Ni siquiera el juego femenino de poderes en la Casa de los Placeres se decide por un mélo del Hollywood dorado o una psicotronía venérea a lo Showgirls. Y tampoco sigue la estela de ese inicio dickensiano, con las niñas vendidas, la lluvia y los intentos de huida. Japón ha sido maestra en el arte contemplativo, pero en esta fantasía oriental occidental han malinterpretado el concepto.Para coleccionistas de acuarelas orientales.Lo mejor: su innegable belleza formal. Lo peor: su nulo interés dramático.