Linda Eastman y Paul McCartney se conocieron en un concierto en el club londinense Bag O'Nails. Ella era una prestigiosa fotógrafa, estaba divorciada y tenía una hija llamada Heather. Él, una estrella de la música, integrante de la banda más famosa del momento, The Beatles. Era 1967 y, tras unos cuantos encuentros, ella regresó a su vida en Nueva York. Un año después ambos se volvieron a encontrar en la Gran Manzana y, a su vuelta a Londres, Paul la llamó para pedirle que volara y se instalara con él.

Ella le dijo que se lo pensaría, pero no tardó en coger un avión para ir junto a él. Ahí empezó una historia de amor única. "Llegué a una casa oscura, de soltero, con mucho color café, en la que casi nada funcionaba", recordaría años más tarde Linda, tal y como recoge el documental Wingspan, en el que su hija mayor, Mary, entrevista a Paul. Linda llegó a su vida cuando los Beatles ya se estaban separando y se convirtió en un faro dispuesto a alumbrarle y no dejarle caer.

Apenas seis meses después, se casarían en Londres, en una boda en la que ella escogió un original look nupcial de aire british: una gabardina por la rodilla, a juego con la de su hija Heather. Linda estaba embarazada de la que sería su primera hija en común, Mary, y atendió a los medios de comunicación con un gato entre sus brazos, toda una declaración de intenciones de lo que sería una de las luchas de su vida: la defensa de los derechos de los animales.

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Linda y Paul el 12 de marzo de 1969, el día de su boda, en Londres.

Paul adoraba la manera de ser y estar en el mundo de Linda, ella le comprendía, le animaba y también se mostraba condescendiente con sus decisiones. La canción Two of Us, compuesta por Paul, era un retrato de ambos caminando por el mundo sin rumbo fijo, libres. No corrían buenos tiempos para Paul.

Tras estar en la cima del éxito con los Beatles, la ruptura del grupo hizo mella en su estado de ánimo, todo se había desmoronado. Linda se convirtió en su soporte y su apoyo, juntos se fueron a vivir al campo y emprendieron una nueva etapa. En la canción Every Night él decía que todo era más fácil con ella. Nunca pasaron una noche separados, salvo cuando a él le arrestaron por posesión de marihuana en el aeropuerto de Japón.

"Siempre pienso en Linda todavía como mi novia. Así empezamos en los sesenta, como amigos. Siempre que trabajaba hasta tarde en algún lugar, nunca me apetecía. Pensaba: bueno, podría pasar la noche en este elegante hotel, o podría irme a casa con Linda. Y siempre fue la más brillante de las dos opciones: Sí, volver a casa con Linda. Francamente, me gustaba estar con ella. Creo que eso es lo más difícil de perderla, lo mucho que disfruté de estar con ella", decía Paul en la primera entrevista tras la muerte de Linda a los 56 años.

Tras el nacimiento de Mary, la pareja tuvo otros dos hijos, Stella y James. Paul no se conformó con que Linda fuera solo su pareja, le enseñó a tocar el piano y la convenció para que formara parte de su proyecto tras la disolución de los Beatles: Wings. Fue una noche, en la cama, mientras charlaban, cuando le preguntó si se imaginaba tocando juntos en una banda, y disfrutando de ello. Con Wings ganaron varios Grammy y compartieron escenario durante la década de los 70.

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Linda, en los estudios de Abbey Road, en 1974.

Pero si él la hizo entrar en el mundo de la música, ella le arrastró a su estilo de vida: Paul se convirtió al vegetarianismo y desde pequeños involucraron a sus hijos en la defensa de los derechos de los animales. Para Linda, la familia que había formado con Paul era una prioridad. Sus hijos no fueron enviados a caros internados ingleses ni supieron lo que era tener una nanny. Iban de gira con sus padres y acudían a una escuela local. Los dos estaban de acuerdo en que querían estar cerca de ellos, acostarles si estaban enfermos y darles ellos mismos las medicinas, sin que les separase un océano mientras estaban de gira. Su gran preocupación no era que estudiaran en las mejores universidades, sino que tuvieran buen corazón. Ambos decían que sus hijos eran su gran logro.

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Paul y Linda en el aeropuerto, con sus hijas, antes de emprender viaje a Jamaica.

Los dos sabían que su matrimonio limitó la carrera de Linda como fotógrafa, pero nunca lo vivieron como una renuncia. Y eso que ella no siempre lo tuvo fácil como esposa de la estrella más rutilante de la escena musical británica. En las muros de su casa los fans escribían todo tipo insultos contra ella y Paul reconoció en más de una ocasión que no fue fácil para ella, que era vista como una norteamericana divorciada y con una hija, y no como una fotógrafa y artista con un fuerte compromiso social.

"No soy una persona del mundo del espectáculo... Sentí que no tenía nada que vender o decir, en realidad", explicaba Linda McCartney en una de sus contadas entrevista para el diario San Diego Union en 1989, cuando acompañó a su marido para su primer concierto en Estados Unidos tras 13 años.

"Linda es un amor. Es una gran madre, es muy divertida, tiene un corazón de oro y sabe mantener la cabeza sensata. Ella es la última persona en hacer una tontería", decía de ella el guitarrista de la banda de McCartney en los ochenta, Robbie McIntosh.

En la misma entrevista ella afirmaba que no le resultaba difícil llevar una vida normal: "Para mí es fácil, porque soy normal. Realmente tengo los pies en la tierra. Amo la naturaleza, amo a los animales y amo mi libertad. De hecho, eso es lo emocionante: ser libre. Estar casada con un Beatle te coloca en el escaparate. Pero en realidad no me reconocen tanto. Soy muy parecida a cuando me casé con Paul", contaba dos décadas después de haberse casado con el músico de Liverpool.

En 1995, Linda recibió la peor noticia: padecía cáncer de mama. Su lucha contra la enfermedad fue en vano y el cáncer se extendió al hígado. Falleció tres años más tarde, en el rancho de su familia en Arizona. Apenas dos días antes había estado montando a caballo y disfrutando de la naturaleza, en en ese estado desértico que ella consideraba su lugar en el mundo, y donde había sido feliz. Paul no se separó de ella. Justo antes de morir, y como hacía cuando ella se tenía que someter a una anestesia para una operación, él le susurró: "Estás montando en tu hermoso caballo; es un buen día de primavera, estamos cabalgando por el bosque. Las campanillas están todas afuera y el cielo es azul claro".

Chrissie Hynde, cantante de The Pretenders y amiga de la familia, fue la primera en entrevistar a Paul para USA Weekend tras la muerte de Linda. La voz de Paul se ahogó cuando habló de la enfermedad de ella. Hynde escribió: "El legado de la música de Paul con los Beatles es una cosa, pero creo que su verdadero legado es esta historia de amor que tuvo con Linda".

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