Maxi Olivera: qué sintió al recibir la pedrada en Rosario, el capitán que lo marcó y el momento de Peñarol - EL PAÍS Uruguay

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Maxi Olivera: qué sintió al recibir la pedrada en Rosario, el capitán que lo marcó y el momento de Peñarol

Uno de los referentes del aurinegro se mostró "orgulloso" por su rol en el plantel, reveló qué es lo mejor de Diego Aguirre y dijo que espera una "sanción ejemplar" para Central tras la agresión sufrida.

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Maximiliano Olivera, uno de los capitanes de Peñarol, durante el partido ante Caracas jugado en el Estadio
Maximiliano Olivera, uno de los capitanes de Peñarol, durante el partido ante Caracas jugado en el Estadio Campeón del Siglo.
Foto: Nicolás Pereyra.

Maximiliano Olivera, uno de los capitanes de Peñarol, dialogó en exclusiva con Ovación: contó qué le genera portar la cinta del club de sus amores y analizó la goleada 5-0 ante Caracas por Copa Libertadores. También habló de las dificultades físicas que le han impedido jugar todos los minutos deseados y recordó qué sintió tras la pedrada que recibió en Rosario. En este sentido, espera que el Canalla reciba una “sanción ejemplar”. A su vez, reveló qué tiene de especial para el plantel tener de DT a una figura histórica como Diego Aguirre y elogió las cualidades futbolísticas de Leo Fernández.

- Después de varios días complicados el miércoles te vestiste de asistidor ante Caracas, ¿cómo te sienta ese rol?
-Estoy muy contento por el resultado ante Caracas, que era lo fundamental. Lo necesitábamos y no se nos podían escapar estos tres puntos para empezar a sumar en el grupo. Y también por la actuación del equipo, que en el primer tiempo fue espectacular, con una intensidad tremenda, que es lo que buscábamos. Y con muy buen juego desde el tercer cuarto de cancha hacia adelante. En esa zona generamos muchas oportunidades y estamos muy contentos por haber cerrado el partido en el primer tiempo. Y en lo personal me vengo sintiendo cada vez mejor. Ante Caracas me sentí muy bien y eso de la asistencia obviamente que da confianza. Fue un muy lindo gol el de Maxi Silvera. No he tenido mucha suerte con los problemas que he tenido por diferentes cosas: el partido previo al clásico no lo pude jugar por un golpe en un nervio, después sucedió el tema de la piedra en Rosario que me deja fuera del partido con Deportivo Maldonado y son cosas que te dejan sin algún entrenamiento o partido, entonces perdés un poco de ritmo. Pero por suerte me vengo sintiendo muy bien, así que nada, entrenando a full y preparándome para lo que es la Libertadores y el campeonato.

- Está claro que están conformes con la goleada ante Caracas, pero por cómo se dio el trámite, ¿piensan que podrían haberle hecho algún gol más?
-Capaz que por cómo se dio el trámite podríamos haber hecho algún gol más porque íbamos 5-0 y faltaban como 20 minutos. Tuvimos varias oportunidades: una pelota en el travesaño y varias jugadas que tapó el arquero de ellos. Pero si antes del partido nos decían que ganábamos 5 a 0 en un partido internacional obviamente que lo hubiéramos aceptado porque es un buen resultado, es una buena cantidad de goles y sabemos que son importantes, así que nos fuimos conformes.

Maximiliano Olivera en la previa del partido con Peñarol frente a Caracas.
Maximiliano Olivera en la previa del partido con Peñarol frente a Caracas.
Foto: Nicolás Pereyra.

- ¿Hiciste algún tratamiento específico para volver a jugar seis días después de la pedrada en la cara recibida en Rosario?
-Lo primordial era saber que no había nada óseo, mi miedo era que se hubiera roto algún hueso porque el golpe fue muy fuerte. Después que hicimos la tomografía y descartamos eso, lo principal fue todos los días a toda hora ponerme hielo porque lo que me dijo el doctor era que si desinflamaba bien iba a poder estar a la orden para el partido de copa. Ante Deportivo Maldonado la verdad que no podía jugar porque me costaba hasta para ver; después con el correr de los días, mucho hielo y medicamentos bajaron la inflamación. En cuanto al tema de los puntos en la cara, el único riesgo era que se me vuelva a abrir la herida y bueno nada, eso no era problema, así que lo que más quería era estar en este partido.

Maximiliano Olivera tras ser agredido en el Gigante de Arroyito.
Maximiliano Olivera tras ser agredido en el Gigante de Arroyito.
Foto: AFP.

- ¿Cómo viviste desde tu perspectiva la agresión?
-En el final del partido fuimos a saludar a nuestra gente, nos preocupamos porque otra vez les estaban pegando y tirando gases cuando la gente nuestra solamente estaba saliendo y hablamos con los de seguridad para que dejaran de reprimir a la gente que no estaba haciendo nada. Después en el video se ve clarísimo que nosotros estamos mirando para otro lado y retrocediendo de saludar a nuestra gente. En ese momento siento la piedra en la cara que fue algo que no me lo esperaba. Esto no se justifica con nada y nunca nadie se lo espera, pero si uno está insultando o gritándose cosas con la gente capaz te esperás recibir alguna agresión de un inadaptado. En este caso ni siquiera estábamos mirando para ese lado, ni hablando con la gente, entonces fue lo que más me sorprendió. Yo estaba mirando hacia otro lado y la piedra me pega de costado. Si yo llegaba a estar de frente me podía haber lastimado más aún en el ojo u otra zona, entonces lo que más me impactó fue recibir una piedra en un momento que ni siquiera estábamos discutiendo con nadie. No había ningún problema ni el clima en cancha estaba caldeado entre jugadores.

- En el momento posterior se te ve desacatado luego de la brutal agresión, ¿qué pensabas ahí?
-Sentí impotencia porque yo en el momento de la pedrada lo que siento es un golpe muy fuerte que me sorprendió y ni cuenta me había dado de qué era. Caí de golpe y dije: 'me voy a levantar' para no generar preocupación. Sabía que mi familia me estaba mirando y ver que uno recibe una piedra en la cara y se queda tirado te puede hacer pensar lo peor, entonces traté de levantarme como pude y ahí cuando me toqué me vi toda la sangre. La reacción que me salió fue de bronca, de ir a buscar a la persona que me golpeó con la piedra y por suerte mis compañeros me agarraron y no pasó mayores porque en ese momento uno con impotencia y rabia de haber sufrido una agresión tan cobarde puede hacer cualquier cosa y hubiera sido mucho peor para todos, así que por suerte quedó en eso. Esperemos que la sanción que venga (para Rosario Central) sea un ejemplo para que esto no vuelva a pasar en ninguna cancha.

Maximiliano Olivera tras ser agredido con una pedrada luego del final del partido ante Rosario Central por Libertadores.
Maximiliano Olivera tras ser agredido con una pedrada luego del final del partido ante Rosario Central por Libertadores.
Foto: AFP.

- ¿Cuál fue el mensaje de Diego Aguirre tras la caída ante Rosario Central?
-El mensaje de Diego Aguirre fue que podríamos haber hecho un mejor partido, pero no merecíamos haber perdido. El pensamiento que tenemos todos es que merecíamos llevarnos por lo menos un empate porque ellos no nos generaron tanto, nada más ese gol de pelota quieta. Y nosotros generamos alguna chance. En el segundo tiempo tal vez no hubo chances claras, pero estuvimos todo el tiempo atacando y ellos solamente saliendo de contragolpe, entonces creíamos que merecíamos algo más, por eso el golpe fue duro. Pero el mensaje fue que esto recién empieza, que era la primera fecha, que el camino es largo y se define partido a partido. Sabemos que en Peñarol todos los partidos tenemos que salir a ganar, entonces enseguida teníamos que cambiar el chip y así lo hicimos.

Diego Aguirre celebra un gol de Peñarol.
Diego Aguirre celebra un gol de Peñarol por Copa Libertadores.
Foto: Nicolás Pereyra.

- Tuviste la posibilidad de jugar en Europa y también en México. ¿Alguna vez compartiste vestuario con un jugador de la calidad de Leo Fernández?
-Me ha tocado jugar con jugadores de mucha calidad pero sí, la verdad que Leo es una barbaridad lo que juega y hace jugar al equipo. La zurda que tiene no solo para los tiros libres, sino también para los remates y pases…. Ante Caracas fue exquisito cada pase que dio. Nosotros lo disfrutamos y tratamos de aprovecharlo para que en esa zurda nos encuentre a nosotros. Disfruto mucho de un gran jugador que tiene una terrible clase para jugar. Nosotros tenemos que acompañarlo.

Leonardo Fernández en el partido entre Peñarol y Caracas,
Leonardo Fernández en el partido entre Peñarol y Caracas,
Foto: Nicolás Pereyra.

- ¿Cómo influye tener a una figura histórica como Diego Aguirre en la motivación del jugador?
-Con su nombre y su presencia Diego Aguirre ya nos impacta. Te motiva solamente que te hable y que te dé para adelante. Lo mejor que tiene con el jugador es que está todo el tiempo hablándole a cada jugador por diferentes cosas, preguntándole cómo está y diciéndole lo que quiere de cada uno. Eso es fundamental porque te da mucha confianza. En las charlas que tuve me motivó, me dijo que confía en mí y que me quiere al cien por ciento para estos cuatro meses de la primera fase de Libertadores y el primer campeonato. La palabra de él en el mano a mano con el jugador es fundamental por la historia que tiene dentro del club y te motiva.

- ¿Qué te genera ser uno de los capitanes de Peñarol?
-Orgullo y felicidad. Me ha tocado mirar muchísimos años a Peñarol desde afuera y, después de ver la clase de jugadores que llevaron esa cinta, que hoy me toque ser uno de los capitanes es puro orgullo, felicidad y mucha responsabilidad para estar a la altura.

- Hay una foto de Javier Méndez que se volvió viral por su grito eufórico de gol y detrás estás vos sonriendo. ¿Te sorprende cómo los grita?
-No me sorprende porque me encanta gritar los goles así. Una vez, cuando jugaba en Wanderers, Sergio "Chapa" Blanco, que era mi capitán, hizo un gol y lo celebró gritándolo como siempre por más que ya había hecho como 300. Yo no sé por qué salí trotando y riéndome mirándolo a él, entonces se me tiró arriba diciéndome ‘los goles se gritan‘ y me puse a gritarlo como loco con él. Desde ahí yo también tengo ese pensamiento. Si me toca hacer un gol acá en Peñarol, ¿cómo no lo voy a gritar? Y entonces cuando lo veo a Javier (Méndez) festejándolo así disfruto porque me pongo en su lugar por cómo lo siente y por eso sonreí. El temperamento que tiene le hizo más fácil entrar y demostrar.

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