Matteo Pessina, el nuevo 'catenaccio' que estudia la Escuela austriaca
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Matteo Pessina, el nuevo 'catenaccio' que estudia la Escuela austriaca

  • Es futbolista del Atalanta y de la Selección italiana de fútbol
Matteo Pessina, futbolista de la Selección italiana. Foto: Reuters.

El jugador italiano despierta el interés por combinar el fútbol con el estudio de la economía y la defensa de que el valor marginal es mayor cuanto más escaso es algo.

La oportunidad es tan potente e inesperada como el rayo: golpea con precisión y te puede cambiar la vida. Que le pregunten a Matteo Pessina (Monza, 21 de abril de 1997), centrocampista del Atalanta de Bérgamo, que a principios de junio pasó de ver la Eurocopa desde su casa a protagonizarla.

Todo empezó por una lesión muscular, la de Stefano Sensi, futbolista que estaba convocado por Roberto Mancini para formar parte de la Selección italiana de fútbol, la Azzurra. Dada su indisposición, en su lugar entró el joven Pessina, cuya fama no ha hecho más que crecer desde que anotó un gol al equipo nacional de Gales hace unos días. En Italia, la Gazzetta dello Sport ya habla del interés del Inter de Milán por el jugador.

La prensa ha dedicado a Pessina unos cuantos artículos en los últimos días. "Es un jugador diferente con respecto a sus colegas: ningún tatuaje, nada de PlayStation, contactos sociales limitados al ámbito del fútbol, nunca un cotilleo", publicaba Il Corriere della Sera.

Le gusta el esquí, el tenis, el golf y el baloncesto, pero también se define como un apasionado del ballet -su hermana Carlota es bailarina profesional-, ama el latín y estudia economía. No parece nada fuera de serie, sin embargo, los periodistas estamos tan poco acostumbrados a conocer a futbolistas humanistas, que no podemos dejar de escribir del primero que rompe el molde.

Cuenta Pessina que su frase latina predilecta es gutta cavat lapidem (la gota perfora la piedra) y que, aunque en el colegio prestaba atención, tenía la suerte de que su abuela, maestra de latín, repasaba con él en casa. Pero su pasión por el saber va más allá, y dice que siempre le han interesado las materias técnicas. De ahí que obtuviese una beca para matricularse en la carrera de Economía en la Universidad Luiss de Roma. "He elegido esta facultad porque mi padre es asesor fiscal y su mundo me fascina", contaba el jugador a Il Corriere della Sera. "También creo que me ayudará en el futuro a gestionar mi vida, y me ayuda a mantener la mente abierta".

En el Atalanta, el club del que viste la camiseta Pessina debe de haber aprendido que la mejor defensa es un buen ataque. No obstante, es probable que en la Selección italiana esté aprendiendo sobre las virtudes de la técnica del catenaccio, expresión que acuñó el periodista Gianni Brera por primera vez y que quiere decir cerrojo en italiano.

Se trata de una estrategia defensiva pensada para no sufrir riesgos, que introduce la marca hombre a hombre en cada parte del campo, y que "significa en muchos casos matar el espectáculo y cortar en el nacimiento cada iniciativa del adversario, tornando el juego poco atractivo para los espectadores", según recoge Wikipedia.

Eso es harina de otro costal, pero lo cierto es que el catenaccio se enfrentará este sábado a la Selección de Austria, y ahí, de nuevo, la sabiduría de Pessina puede desempeñar un papel crucial. Como buen estudiante de economía, habrá estudiado a fondo la Escuela austriaca de economía, de una influencia enorme en el pensamiento contemporáneo.

Un pensamiento heterodoxo

Quizá no tengan frescos en la memoria los principios elementales de esta escuela, pero a lo mejor sí recuerden a algunos de sus mayores exponentes, como Carl Menger, Ludwig von Mises o Friedrich von Hayek. Pero ¿de qué hablaban estos señores, a quienes criticaron el hecho de que su metodología fuese subjetiva y que sus teorías no se elaboraran a partir de los modelos matemáticos, la econometría o el análisis macroeconómico?

Se dice que la Escuela austriaca tiende a autodefinirse como la ciencia económica del libre mercado, y no es ningún secreto que Hayek inspiró como pocos las decisiones políticas de Margaret Thatcher en el Reino Unido de los años 80.

El cuerpo teórico de esta escuela se remonta a finales del siglo XIX, cuando Carl Menger publicó una nueva teoría del valor en 1871. "Si el producto abunda, se utilizará en formas menos importantes. Sin embargo, a medida que el producto se vuelve más escaso, se abandonan los usos menos importantes y se obtiene una mayor utilidad del nuevo uso menos importante", explican desde la Enciclopedia Britannica.

Ejemplo: el agua abunda más que los diamantes, pero de estos hay menos, con lo que el valor marginal de un kilo de diamantes excede el valor marginal de un litro de agua. La idea de que el valor se deriva de su utilidad contradice la teoría del valor del trabajo de Karl Marx, que sostiene que el valor de un objeto se deriva del trabajo necesario para producirlo y no de su capacidad para satisfacer las necesidades humanas, señalan desde Britannica.

A lo largo del tiempo, los principios de la escuela austriaca han aportado luz sobre las leyes de la oferta y la demanda, las causas de la inflación o la teoría de la creación del dinero, apuntan desde Investopedia, aunque difieran de otras escuelas. Sólo cabe esperar que a Pessina no le haya quedado ninguna asignatura para septiembre.

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