Una mujer dejas a su marido y a su hijos. Coge el coche y se marcha de casa. Pero se nota que aún los quiere, que piensa en ellos, que hay alguna posibilidad de que vuelva al hogar. Ese es el punto de partida de Abrázame fuerte, la última película del cineasta francés Mathieu Amalric, que plantea cómo "la imaginación puede ayudar a mitigar la pérdida de los seres queridos".
"El filme nació de una obra de teatro de Claudine Galea, Je reviens de loin. En cuanto la leí, vi que tenía infinitas posibilidades cinematográficas, había cine en su interior", explica el director en una entrevista con La Vanguardia a su paso por Barcelona para la presentación del filme, que llega mañana a las pantallas españolas.
Una imagen de 'Abrázame fuerte'
Poco a poco, el espectador se da cuenta de que algo no encaja en la huida de esa mujer, a la que da vida Vicky Krieps. Ella ve a sus hijos y a su esposo desde la distancia, les habla, imagina a su niña convertida en una gran pianista... La imaginación es la clave de este relato concebido como "una inversión porque en realidad son ellos los que se han ido y la esposa, que está en suspenso, inventa que fue ella quien se marchó porque así puede imaginar cómo va a vivir su familia sin su presencia. Es muy egocéntrico, me gusta", dice Amalric.
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Y añade que "esa decisión de la protagonista tiene mucho de cinematográfico, porque es como si el personaje fuera una montadora o una proyeccionista que pasa las imágenes en el interior de su cabeza, que ve por ejemplo como su hija, que toca el piano regular, se convierte en una gran concertista, o mira a su marido (Arieh Worthalter) desnudo ante el espejo. Puede hacer lo que quiera y el espectador puede hacer lo mismo que ella y buscar la negación hasta descubrir que, a veces, lo que está viendo en la pantalla no es verdad".
Ese es justo el juego que propone Amalric, dejar pistas por la película para que el público descubra qué es real y qué es lo que está en la mente de Krieps. Así las imágenes de esa vida familiar sin ella se combinan con los recuerdos de cómo se conoció la pareja y los de un fin de semana en unas pistas de esquí en el Pirineo en las que pasó algo trágico, un lugar cuyo nombre no se puede desvelar "porque me comprometí a no mencionarlo a cambio de que me dejaran rodar allí".
Amalric es consciente de que "utilizar la imaginación puede ser curativo, pero también puede conducir a la frontera de la locura". Y recuerda que "rodamos una secuencia en un hospital psiquiátrico, pero no la incluí en la película porque no sabemos dónde está realmente la locura". Pese a eso, el cineasta reconoce que "casi me volví loco durante la pandemia. Viví un purgatorio como el de la protagonista".
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Abrázame fuerte se rodó antes del confinamiento, luego, "estaba montando cuando llegó el encierro y me di cuenta de que podía hacer y deshacer sin parar, iba cambiando el orden, fue lo más duro, estábamos todos encerrados en lugares distintos. Fue un horror, hice tonterías, no conseguía pasar a otra cosa". Pero el mal momento pasó y la película se estrenó en el Festival de Cannes de 2021 donde obtuvo excelentes críticas. Ahora llega a las salas españolas para invitar al espectador a sumergirse en ese juego, a veces doloroso, de descubrir qué es real y qué es fruto de la imaginación.