Mass (2021), de Fran Kranz

Judy, sacristana de una iglesia episcopaliana, hace los preparativos para dejar listo un salón parroquial donde se va a celebrar algún tipo de reunión cuya naturaleza no se nos revela inmediatamente. Llega al lugar Kendra, mediadora entre dos matrimonios que van a rememorar las circunstancias de un suceso trágico que se llevó por delante la vida de varios jóvenes, dos de ellos sus hijos. La tensión se masca, un matrimonio ha solicitado la reunión, el otro ha accedido a que se celebre. A los lugares comunes con que se inicia el encuentro, solo con ellos cuatro, sigue la entrada en harina acerca de lo que ocurrió, y donde enseguida se disparan las emociones.

Intenso drama inspirado en las matanzas en institutos americanos, una desgracia demasiado frecuente en esos lares y que de vez en cuando nos sobrecoge en los medios de comunicación. Se trata del debut tras la cámara del actor Fran Kranz, director y guionista.

De gran sencillez en su puesta en escena, casi como una obra de teatro, casi todo el film transcurre en el salón mencionado, sin tentaciones de recrear la tragedia, las salidas al exterior son escasas, apenas un plano simbólico de una alambrada de un campo donde está enganchada una cinta de tela agitada esporádicamente por el aire, pero que no vuela, bonito símbolo del estado de dolor permanente en que se encuentran los protagonistas.

Con buen dominio de la narración, Kranz sabe ofrecernos en sus personajes de carne y hueso sus estallidos de dolor y reproches, por el deseo de buscar una razón de por qué ocurrió la tragedia, hasta llegar a la necesaria catarsis. El rencor, las lágrimas, el odio, la ternura, el perdón, todo un cúmulo de emociones y actitudes embargan a unos personajes muy bien interpretados por cuatro estupendos actores, Jason Isaacs –el más popular–, Martha Plimpton, Ann Dowd y Reed Birney, bien respaldados por el resto del escueto elenco. La presencia de un crucifijo en el escenario no es, por supuesto, casual. Pues se apunta a la fe y la espiritualidad, telón de fondo en todo el metraje, pero con un subrayado en los últimos compases, como elementos que ayudan a encajar aquello que resulta incomprensible, siempre se puede encontrar la Belleza en los lugares más insospechados. El título original no se ha traducido, opción inteligente, pues se juega con el doble sentido de la palabra, "masa", ese peligro de las personas de confundirse con un colectivo que mata su individulidad y dignidad, y "misa", la celebración eucarística que alude al sacrificio de la cruz.