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10 imprescindibles que ver en Marsella (Breve guía para una escapada)

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La ciudad más antigua de Francia ha sido, es y será uno de los puertos clave para comprender las rutas marítimas en el Mediterráneo. Mucho antes incluso de que los romanos llamaran a éste Mare Nostrum la vieja Masalia griega se erigía como un importante núcleo comercial que no detendría su expansión. Hoy Marsella, sólo superada por París en cuanto a número de habitantes en tierras francesas, se sigue abriendo al mundo desde su vieux port a Notre-Dame de La Garde constituyéndose como una escapada urbana repleta de propuestas apetecibles para toda clase de perfiles viajeros. Y que, además, no da su espalda a un entorno natural sorprendente cargado de idílicas playas protegidas por afilados acantilados como sucede en el macizo (y Parque Nacional) de Les Calanques. Cobijarse en las fachadas provenzales del inimitable barrio de Le Panier, entender la cultura mediterránea en sus museos, probar buenos pescados en el puerto, trasladarse al medievo en la abadía de San Víctor, recorrer la ciudad en bicicleta, buscar el mejor atardecer sobre en la hierba del Palais du Pharo, navegar e ir de calas son algunas de las muchas cosas que se pueden hacer en Marsella, la capital de la región Provenza-Alpes-Costa Azul.

El Fuerte de Saint Jean y el nuevo MUCEM son dos imprescindibles que ver en Marsella

Si no conoces todavía la ciudad que enarbola el himno de Francia, te invito a que descubras lo mejor que ver en Marsella (o que hacer en ella) a través de una serie de pistas que pueden dar pie a una escapada más que recomendable (o incluso para una escala de crucero). Incluso si ya ha estado te aseguro, que si las sigues, no vas a poder evitar que Manresa te fascine tanto como a mí. 

Marsella, una ciudad que invita a quedarse.

Resulta curioso que a pesar de ser uno de los puntos clave de Francia, no esté entre los destinos más conocidos y admirados de este país. Y más aún cuando tiene un aeropuerto con buenas conexiones (donde vuelan multitud de aerolíneas low cost para escapadas cortas o de fin de semana), una estación de trenes muy concurrida o resulta un punto de desembarco habitual de multitud de barcos de cruceros que llevan a cabo rutas por el Mediterráneo durante todo el año. En muchas ocasiones los visitantes que llegan lo consideran un lugar de paso desde el que salir a descubrir la región de Provenza/Costa Azul y conocer localidades próximas que consideran más apetecibles como Aix-en-Provence, Avignon. O incluso planteándose saltar hasta Saint-Tropez y ciudades costeras con aroma mediterráneo como Cannes, Antibes, Niza, Mónaco, Menton o Antibes.

Tejados de Marsella (Francia)

Pero Marsella, sobre todo tras los cambios desde que fuera designada como Capital Cultural Europea 2013, se ha renovado de arriba a abajo y bien merece una dedicación más completa. Su (necesario) cambio de imagen le ha devuelto esa impronta para constituirse (y creerse) como una ciudad adalid de la cultura mediterránea con infinidad de propuestas que permiten ser tenida en cuenta como un viaje en sí mismo. Los últimos tiempos son un soplo de aire fresco en la urbe que fuera fundada por los griegos en el año 600 antes de Cristo pero que aún se siente joven y con una capacidad de seducción intacta.

Le Panier en Marsella

¿Qué ver en Marsella? ¿Qué hacer durante una escapada? Aquí van 10 pistas para descubrir y disfrutar de la ciudad más antigua de Francia.

1. Empieza y termina tu jornada marsellesa en le vieux Port.

Le Vieux Port es el corazón de Marsella. La salida al mar durante milenios continúa viva, aunque hoy en vez de barcos de mercancías, tiene un sinfín de yates o embarcaciones de recreo amarradas en un codiciado rectángulo acuático. La ciudad empieza y termina en el viejo puerto, desde primera hora de la mañana donde surge un tradicional mercado de pescado hasta las largas noches marsellesas en las que visitantes y foráneos extienden su jornada cenando buenas viandas en uno de sus múltiples restaurantes con terraza. Allí dan inicio la mayor parte de rutas, no importa si en bici, en patinete o, por supuesto, en barco a otros destinos de la ciudad o incluso de la Provenza. Y es que no existe mejor punto de encuentro que le vieux port, ya sea en uno de sus flancos (Quai du Port al oeste y Quai de Rive al este) o en Quai de la fraternité (el enlace entre ambos) bajo la nueva construcción metálica con un gran espejo en el techo que diseñara Norman Foster con el objeto de celebrar la designación de Marsella como Capital Europea de la Cultura. Sin duda un acontecimiento en el que se marca un antes y un después. En cuanto al puerto éste se renovó, aprovechando además a reducir en gran medida el tráfico existente.

Mercado de pescado de Vieux Port en Marsella (Francia)

Un truco para ir de un flanco del puerto al otro (y no tener que caminar)

Existe un servicio de ferry que comunica cada pocos minutos el antiguo ayuntamiento (Mairie) en Quai du Port) y la Place des Huilles (Quai du Rive) que evita un buen trecho que recorrer a pie. Y sólo cuesta 0,50€. Está considerado el servicio de ferry más corto de Europa. ¡Los marselleses lo utilizan mucho! (Y además se puede ver el puerto viejo de otra manera).

 

Vieux Port en Marsella

De Quai de la fraternité cabe destacar, además de la obra de Foster o la presencia matutina de un pequeño mercado en el que se vende pescado fresco recién traído de los barcos, la fachada blanca y neobarroca de la iglesia de Saint Ferreol (que antes fuera capilla templaria). De ambas esquinas salen los barcos que van a Chateau d’If o a Les Calanques. En Quai du Port se erige el antiguo ayuntamiento del siglo XVII (Mairie) y una interesante pasarela porticada bajo cuyas columnas surge una sucesión infinita de restaurantes (recomiendo Chez Madie les galinettes, aunque Le Cigale también está bien). Es también un punto de entrada al barrio de Le Panier. Opuesto completamente, Quai de Rive posee una actividad más relajada hasta el Théâtre de la Criée, aunque es paso obligado para ir rumbo a la abadía de San Víctor o subir hasta Notre-Dame de la Garde.

Detalle de las fachadas del vieux port en Marsella

Visitas guiadas en Marsella (y el puerto como punto de encuentro usual)

Le vieux port suele ser el punto de encuentro para la mayoría de visitas guiadas o excursiones que se pueden hacer en Marsella. Algunas de las más interesantes en castellano, tanto para conocer la ciudad como para visitar sus alrededores y que se pueden reservar con antelación de manera online son:

Vieux Port de Marsella

 

También de aquí parten los barcos a Chateau d’If y se ofrecen diferentes rutas más o menos largas al área de Calanques. Hay diversas compañías que proponen distintos recorridos en cuanto a lugares a visitar, tiempo utilizado y tipo de barcos (link de la web oficial de Turismo marsellés).

La otra arteria principal de Marsella es La Canebière, bulevar que surge desde le vieux port y avanza kilómetros hacia el interior de la ciudad. Es la calle de las tiendas, los cafés, la ópera y edificios elegantes como Hôtel du Louvre et de la Paix, un clásico que se ubica en el número 63 mostrándose y que funcionó como hotel de la alta sociedad desde mediados del siglo XIX hasta la II Guerra Mundial.

La Canebiere en Marsella

2. Visita al Fuerte de Saint Jean y recorre la pasarela metálica que lo une con el modernísimo MuCEM.

Un puente entre dos mundos une el Fuerte Saint Jean con el flamante y nuevo Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (más conocido por la abreviatura MuCEM). Ambos altamente recomendados en toda visita a Marsella que se precie. Porque, por un lado, tienes un fuerte del siglo XII erigido como puesto de vigilancia y defensa por la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), aunque de esta época no queda demasiado. Tras el ataque de los aragoneses de 1423 el rey René mandó levantar una torre cuadrada que se impone en la silueta del costado más prolífico del vieux port marsellés. Hay otra circular (la torre del Fanal), aunque corresponde al siglo XVII y la necesidad de controlar los barcos que iban llegando a puerto. Se aprecia también un foso de los tiempos de Luis XIV. Era inundable y, en caso de ataque, convertía al fuerte en una isla completamente militarizada y difícil de batir. Más adelante, con la Revolución francesa fue prisión de nobles y, por tanto, una afilada guillotina. En 1944, durante la liberación de Marsella, estalló un polvorín con munición y el Fuerte de Saint Jean quedó muy deteriorado.

Fuerte de Saint Jean en Marsella

Por otro lado los nuevos tiempos han llevado a que una elevada pasarela metálica permita cruzar desde este antiguo edificio militar a la nueva joya de Marsella, que no es otra que el MuCEM, levantado a propósito de la capitalidad cultural europea de 2013. Tratándose de un gran museo dedicado a las civilizaciones de Europa y del Mediterráneo se puede pensar que únicamente exhibe objetos arqueológicos de griegos, romanos, fenicios, etc. Pero no se queda ahí. Es un edificio inteligente con multitud de exposiciones temporales donde prima también la actualidad y la posibilidad de interactuar con lo que se tiene delante. Esta especie de cubo negro de 15.000 metros cuadrados es, a su vez foro, sala de debate, auditorio, biblioteca y, cómo no, un restaurante de cocina mediterránea en la que los comensales se sienten como navegantes a las puertas del Mediterráneo.

MUCEM en Marsella

Este museo, en el que se incluye el Fuerte de Saint Jean, abre todos los días excepto los martes (en agosto sí abre también los martes) de 11:00 a 18:00 (noviembre a abril), de 11:00 a 19:00 (de abril a julio y de septiembre a noviembre) o de 10:00 a 20:00 (julio y agosto). El precio es de 8,5€ (gratis con la Marseille City Pass, que incluye entradas y transportes durante 24, 48 o 72 horas).

Otros museos de interés que ver en Marsella

Si hubiera que decantare por un solo museo marsellés, no cabe duda de que el MUCEM es un claro candidato. Pero también hay otros de cierto interés que conviene tener en cuenta:

  • La Vieille Charité (en Le Panier) exhibe antigüedades egipcias de gran valor.
  • Museo de la Historia de Marsella.
  • Museo de los muelles romanos (detrás del antiguo ayuntamiento).
  • Museo de Bellas Artes.
  • Museo de Arte contemporáneo.
  • Museo Cantini.
  • Museo de Historia Natural.

La mayor parte de estos museos (y otros muchos) se pueden visitar gratuitamente con la Marseille City Pass.

3. Accede a la catedral neobizantina de Marsella.

La Cathédrale Sainte-Marie-Majeure de Marseille es muy diferente a buena parte de las catedrales de Francia. La conocida como La Major (en occitano), levantada sobre otros templos cristianos de una época más primitiva, posee desde mediados/finales del siglo XIX un estilo románico-bizantino que resulta peculiar en esta parte del Mediterráneo. Una sucesión de piedras blancas y verdes, así como de ricos mosaicos adelantan el paso a las grandes cúpulas que nos llevan a Bizancio, ese oriente del cual Marsella se considera puerta histórica, ya que precisamente desde la actual Anatolia (Turquía) llegaron a sus costas los colonos griegos de Focea hace 26 siglos.

Catedral de Marsella (Francia)

Se encuentra entre el MUCEM y los límites del barrio de Panier. La visita a este imponente monumento religioso no defrauda en absoluto. Su fotogenia es innegable y merece la pena pasarse por ella en distintos momentos del día para ver cómo sus tonalidades van cambiando. Y, si por fuera llama la atención, por dentro es aún más espectacular. Así que no te lo pienses, visita la catedral. Pero no te olvides de la cámara de fotos.

Catedral de Marsella (Francia)

4. Piérdete entre las fachadas provenzales y los grafitis en el barrio de Le Panier.

Más marsellés que el propio Olimpique de Marsella es el barrio de Le Panier. Detrás del vieux port (en el lado de Quai du Port) se expande un laberinto de callejuelas estrechas y fachadas desgastadas donde un día vivieron pescadores y armadores. Es, en cierto modo, el auténtico casco histórico de una ciudad que se extiende desde su puerto y no deja de mirar al mar. Pero poco tiene que ver con otros barrios viejos de Francia o incluso de la región de Provenza. No es un museo de casas típicas, terrazas y boutiques. Le Panier ha crecido a otro ritmo. La llegada de emigrantes de múltiples nacionalidades (primero lo hicieron corsos y sardos, después del norte de África y también de Asia) y de una juventud muy creativa lo ha convertido en un distrito decididamente canalla que fusiona las clásicas fachadas provenzales con contraventanas de madera con infinidad de muestras de arte urbano (en grafiti), así como una presencia cada vez más notable de locales alternativos y talleres de artesanía. Le Panier es cultura. Es el ayer y el hoy de la ciudad de Marsella.

Le Panier (Marsella)

Place des Moulins es el centro neurálgico, la plaza más provenzal. Desde allí Rue Le Panier desliza al visitante en una muestra de fachadas, escaparates y grafitis a cada cual más original. Cuando se llega a la fachada del Auberge Au Vieux Panier uno no imagina que tras el portón azul hay habitaciones que son auténticas obras de arte. En la esquina que mira a este edificio varias figuras pintadas en la pared recuerdan que a la vez que provenzal, Le Panier es tan «hipster» como el Kreuzberg berlinés o la Malasaña madrileña, aunque el marsellés aún no ha sido boicoteado por su propia fama.

Arte urbano y fachada provenzal en Le Panier (Marsella)

Así que no lo dudes, piérdete en Le Panier, escucha hablar en cientos de acentos diferentes y, por supuesto, no dejes de entrar a Le vieille Charité, un antiguo hospicio considerada como una de las mejores obras maestras de la arquitectura en Marsella y que ahora posee, además, de instalaciones para ser a la vez Museo de Arqueología Mediterránea, Museo de Arte Africano, oceánico y amerindio. Con una buena colección que, si te gusta el antiguo Egipto, no te va a defraudar.

Vieuille Charité en Le Panier (Marsella)

5. Vuelve a la Edad Media en la abadía de San Víctor.

Acude al otro lado del vieux port y levanta la cabeza ligeramente (no tanto, que te vas a Notre-Dame de La Garde). Da la impresión de que tienes delante un castillo con dos torreones rectangulares con almenas. En realidad no se trata de otro fuerte militar sino del lugar religioso más importante de Marsella (también histórica y culturalmente). Es la abadía de San Víctor, fundada por Saint Jean-Cassien tras llegar de Egipto en el siglo IV dC sobre ruinas helenísticas y romanas donde la tradición siempre había situado a este lugar como la tierra en la que fue enterrado del propio San Víctor además de otros mártires cristianos perseguidos y ejecutados.

Abadía de San Víctor en Marsella (Francia)

Esta abadía, a través de sus galerías abovedadas y de impagables restos arquitectónicos románicos y góticos, te llevará a recorrer algunas sepulturas de ese primer cristianismo en Marsella. Abre todos los días del año de 9:00 a 19:00 horas a un precio de 2€.

Sabías qué

Existe una leyenda cuenta que María Magdalena llegó en barco junto a otros discípulos a la ciudad de Marsella con el objeto de expandir la palabra de Jesucristo. Concretamente sería Saintes-Maries-de-la-Mer, en la Camarga, el lugar del desembarco y habría vivido varios años en Marsella hasta que se ocultó en una cueva. Así que, de un modo u otro, quienes no creen en las versiones oficiales de la historia, existe una tradición muy lejana que habla de la presencia en la Galia (entonces romana) de uno de los personajes más populares de las Sagradas Escrituras.

6. Goza de las mejores vistas de la ciudad mediterránea desde Notre-Dame de la Garde.

Quien se hace la pregunta de dónde están las mejores vistas de Marsella encuentra fácilmente una respuesta. Si antes mirabas a San Víctor levanta mucho más la cabeza. Verás a lo lejos una cúpula y una torre con algo dorado que parece… la Virgen María. Aquello es Notre-Dame de la Garde, una basílica que, como la catedral, tiene un evidente estilo neobizantino, a pesar de tener un pasado mucho más antiguo. El tercer lugar religioso más importante de Marsella junto a la propia catedral y San Víctor constituye una de las visitas preferidas por los marselleses, galos y extranjeros que encuentran aquí no sólo un soberbio monumento sino, sobre todo, las mejores vistas de Marsella con el Mediterráneo como telón de fondo. Y, por supuesto, el mejor atardecer, con «La buena madre» como testigo de todo lo que acontece.

Notre-Dame de La Garde en Marsella (Francia)

Curiosamente donde siempre hubo una capilla, se ubicaba un fuerte del que aún quedan restos que, junto al Chateau d’If y los que guardan el puerto viejo, completaba la visión estratégica del rey Francisco I, preocupado por esquivar un posible ataque de su archienemigo, el Emperador Carlos V.

Hoy la preocupación de quienes desean conocer este lugar es más bien cómo llegar a Notre-Dame de La Garde. Hay quien lo hace a pie (es una auténtica paliza) o incluso en bicicleta (a ser posible eléctrica por las cuestas), pero uno de los medios más utilizados es el Petit Train de Marseille que hace la ruta hasta la basílica (precio 8€ y gratis si se dispone de la Marseille City Pass). También el bus turístico (del que uno se puede subir y bajar tantas veces como desee) tiene parada en este lugar. Si bien lo más barato es el bus municipal nº60 que se puede tomar en el puerto y que pasa cada cuarto de hora.

Notre-Dame la Garde en Marsella

7. Haz una ruta en bicicleta eléctrica (o patinete) por lo mejor de Marsella.

¿Cómo ver todos estos lugares de los que estamos hablando en esta breve guía con lo mejor que ver en Marsella? Buena parte se puede hacer andando o, como mucho, tomando algún transporte hacia Notre-Dame de La Garde. Pero también puede ser interesante realizar una visita guiada en bicicleta (eléctrica, para cansarse un poco menos en caso de tener que subir alguna cuesta), que fue precisamente lo que yo hice en mi último viaje a Marsella. La empresa Fada Bike ofrece tours para conocer Marsella (y sus alrededores) dando pedales, deteniéndose en los mejores sitios en los que poder tomar fotos. Son muy simpáticos y casi todos sus guías hablan castellano.

Sele en bicicleta eléctrica en Marsella

8. Toma un barco al Chateau d’If y revive a Dumas y el Conde de Montecristo.

Frente a las costas de Marsella se aprecian sin lejanía ni esfuerzo las formaciones rocosas del diminuto archipiélago de Frioul, que consta de cuatro islas (sólo Pomègues y Ratonneau cuentan con algunos habitantes fijos, mientras que Tiboulen tiene un faro e If un castillo). La excursión en barco a la isla de If para ver el histórico Chateau d’If se ha convertido en una de las actividades estrella con la que cientos de turistas cada día escapan a la ciudad para encontrarse con el castillo en el que se basó Alejandro Dumas para ser prisión en una de sus obras más conocidas como es «El conde de Montecristo». Aunque la leyenda sitúa aquí también la cárcel con todas las comodidades en las que estuvo encerrado «el hombre de la máscara de hierro» o incluso D’Artagnan, cuya historia también sería contada por el propio Dumas. En todo caso lo que sí es seguro de que este baluarte mandado erigir por Francisco I para vigilar Marsella y, a su vez, protegerla de invasiones extranjeras tuvo entre sus objetivos ser prisión estatal para opositores y, en definitiva, enemigos del poder, funcionando como tal hasta bien entrado el siglo XIX.

Chateau d'If frente a las costas de Marsella

El castillo abre sus puertas a diario, pero dado que es necesario llegar en barco se depende mucho de las condiciones meteorológicas y marítimas. Con la mar muy movida no salen las embarcaciones, aunque son pocos días del año en que esto sucede. Las empresas más populares para hacer este trayecto desde le vieux port son Frioul Express (cuyos horarios se pueden consultar aquí) o Croisères Marseille Calanques, que hacen varias salidas diarias a 11€ (+6€ de la entrada).

9. Escápate a las calas más impresionantes de Les Calanques.

Marsella también es naturaleza. En realidad no hay que irse muy lejos, tan sólo unos pocos kilómetros al oeste para encontrarse con el Macizo de Les Calanques, una figura protegida como Parque Nacional donde los acantilados se agrietan hasta permitir un sinfín de calas minúsculas pero espectaculares. Un auténtico paraíso mediterráneo que justifica, por supuesto, tomar un avión hasta Marsella y pasarse unos días en la zona. Entre Les Goudes y Cassis hay aproximadamente 20 kilómetros de costa escarpada de la que surgen algunas calas accesibles a pie y otras en barco. De hecho algunas compañías como la ya mencionada Croisères Marseille Calanques hacen excursiones de varias horas por la zona con embarcaciones bien equipadas. Desde le vieux port o también desde Cassis, en el extremo oriental del macizo.

Les Calanques desde el avión

En coche se llega fácil (luego a las calas se va caminando, y no son cinco minutos), aunque en verano puede ser desesperante, sobre todo en agosto y fines de semana cuando se juntan demasiados coches en carretera estrecha y la experiencia puede ser peor de lo esperado. Aunque hay algo que suele funcionar. Los franceses y visitantes de otras nacionalidades europeas gustan de cenar temprano (a eso de la 18:00 ya lo están haciendo muchos), por lo que la tarde se convierte en el momento propicio para elegir una cala y gozarla con mucha menos gente. Otra opción es, por supuesto, madrugar mucho y así olvidarse de los atascos a Les Calanques. O contratar alguna de las excursiones con baño que ofrecen algunas embarcaciones que salen de Marsella. También hay compañías de turismo activo que venden senderismo guiado, transitar por vías ferratas o navegar en kayak (e incluso inmersiones de buceo). Las posibilidades son inmensas. Sólo hay que saber cómo aprovechar bien el tiempo en este tesoro de la naturaleza con paisajes vibrantes y aguas turquesas.

10. Utiliza Marsella como base para recorrer algunos encantos provenzales.

No cabe duda de que Marsella puede ser un buen punto de apoyo para recorrer algunas maravillas de la región de Provenza/Costa Azul. Muy cerca quedaría Aix-en-Provence, la encantadora ciudad que vio nacer a Cézanne y que para muchos está entre las más bellas del área, incluso Avignon con un fabuloso palacio Papal que representa un periodo de cisma repleto de complejidades y protegido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A Ambas se puede llegar fácilmente y en poco tiempo tanto desde el aeropuerto como desde la Estación de Sain Charles, donde salen trenes cada muy poco tiempo. En ferrocarril normal serían unos 40 minutos de duración. Si se van en TGV (Tren de Alta Velocidad) la cosa se reduce a un escaso cuarto de hora.

Taller de Cézanne en Aix-en-Provence (Francia)

Al oeste de Marsella estarían Arlés, la Camarga, Aigues-Mortes o la siempre apetecible Nimes, la ciudad más romana de Francia. Al oriente, camino a Italia quedaría un apasionante recorrido por lo mejor de la Costa Azul hasta Mónaco pasando por Saint-Tropez, Port Grimaud, Cannes, Antibes, Niza, Menton y multitud de pueblitos medievales con encanto (Éze es mi favorito sin discusión).

Maison Carrée, uno de los lugares imprescindibles que ver en Nimes (Francia)

¿Cómo llegar desde el aeropuerto de Marsella al centro de la ciudad?

El autobús nº6 sale cada pocos minutos desde el aeropuerto de Marsella hasta la Estación de ferrocarriles Saint Charles (y viceversa). Los tickets se pueden comprar in situ (8€ ida).

 

Estación de Saint Charles

¿Queda algo más que hacer en Marsella? ¡Ronda de consejos rápidos!

– Pide un buen plato de pescado fresco en Chez Madi les Galinettes (Quai du Port 138). Su especialidad son los salmonetes (aunque hacen un steak tartar buenísimo).

– Si tu visita coincide en plena temporada de fútbol, te advierto de que hay pocas aficiones más pasionales en Francia que la del Olimpique de Marsella. ¡Un partido en el Stade Vélodrome tiene que ser una pasada!

– Compra jabón de Marsella en el Musée du Savon en Quai de Rive (Vieux port). El souvenir marsellés por antonomasia.

Le Musée du savon en Marsella (Francia)

– Acude al Mercado de Noailles y creerás que estás en un bazar argelino. Este inmenso mercado árabe se vive con los cinco sentidos. Y se accede desde La Canebière (La vía principal donde se despliega este mercado diario es Rue du Marché-des-Capucins).

– La playa urbana más importante y céntrica de Marsella es Plage des Catalans. Algo más lejos se encontraría Plage du Prado, aunque también esta concurrida.

– Siéntate sobre la hierba en Palais du Pharo, el palacio que Napoleón III regaló a su esposa española Eugenia de Montijo en el siglo XIX. Tiene un parque con vistas al casco viejo de Marsella y se ha convertido también en un clásico para contemplar el atardecer en la ciudad.

Vistas desde Palais du Pharo en Marsella

– Consulta la web de Turismo oficial de Marsella para más información, así como la siempre útil página de Turismo de Francia (ambas en castellano y con buen contenido para documentarse).

Marsella (Francia)

MÁS FRANCIA EN EL RINCÓN DE SELE

Edificio de Marsella (Francia)

Ya conoces de sobra que Francia es uno de mis países preferidos para hacer escapadas. Obviando la inimitable ciudad de París me gusta perderme ya sea en el Valle del Loira, la Provenza/Costa Azul, el Périgord, los pueblos medievales de Midi-Pyrénees en el sur, el País del Cognac saltando a la Isla de Ré, el encantador País Vasco francés o buscando historias de la I Guerra Mundial en la región de Nord-Pas-de-Calais. Así que en este blog encontrarás mucho contenido sobre escapadas al país vecino. Si quieres ver toda la información reunida lo mejor es clicar en www.elrincondesele.com/tag/francia y podrás leer todos los escritos sobre este país ordenado por fecha de publicación de más a menos reciente.

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