Si un hombre bautiza el cl�toris de su amante como Rosebud (capullo de rosa), lo suyo es m�s que amor a primera visa. Gore Vidal revel� en un art�culo el secreto de William Randolph Hearst, que pas� de sembrar la semilla del periodismo amarillo en 1898, la famosa sentencia "t� env�ame las ilustraciones que yo pondr� la guerra", para plantarla en el divino jard�n de Marion Davies.
A pesar de que el omnipotente multimillonario editor a quien Orson Welles imagin� en Ciudadano Kane(1941) estaba casado con Millicent Willson (madre de sus cinco hijos), Marion Davies fue su amante oficial a la par que primera dama de aquella Sodoma y Gomorra que tan bien describi� Kenneth Anger. Cuando Hearst la vio actuar en Broadway, en Ziegfield Follies (1916), supo que iba a ser una de sus posesiones m�s valiosas. En sus memorias The Times We Had, Davies confes� que los celos de su amado los disfraz� con perlas y brillantes de Cartier a cambio de no ir a una fiesta para conocer al pr�ncipe de Gales, que a�n no estaba con Wallis Simpson, pero se ve�a a escondidas con Lady Thelma Furness, t�a de Gloria Vanderbilt.
Ella ten�a 19 a�os y �l, 53. Lo que a priori parec�a una cazafortunas se transform� en un amor de tal envergadura que omnipotente magnate no repar� en hacerla reina de su castillo mientras �l dorm�a en una cama con dosel que perteneci� al cardenal Richelieu. Hablamos de San Sime�n, la fatua representaci�n de su ego asentada en un terreno de 300 kil�metros cuadrados con cuatro construcciones megal�manas: Casa Grande (6.360 metros cuadrados con 165 habitaciones, 42 ba�os, 14 salas de estar, 30 chimeneas y el zoo privado m�s grande del mundo) y tres para los invitados, Casa del Mar (497 metros), Casa del Sol (336 metros) y Casa del Monte (236 metros). En la ficci�n fue el Xanad� de Welles.
Hearst quiso elevar a los altares del celuloide a Davies con la creaci�n de Cosmopolitan Productions, asociada a la MGM, donde interpret� 29 pel�culas mudas y 17 sonoras. El estudio que se vanagloriaba de tener m�s estrellas que en el cielo (Norma Shearer, Spencer Tracy, Myrna Loy, Elizabeth Taylor) fue el escenario del enfado de Marion cuando se enter� que Lillian Gish le hab�a quitado el �nico camerino con ba�o privado. Inmediatamente, Hearst mand� construir un bungalow de una decena de habitaciones. "Hollywood hac�a o�dos sordos a todo lo que fuera malo para Marion Davies. A lo largo de un a�o y medio de investigaci�n descubr� que le ca�a bien a todos porque era desprendida y encantadora", admite a LOC Miguel Fidalgo, autor del libro Ciudadano Kane (Ed. Notorious) con motivo del 80� aniversario del estreno de este cl�sico que fue el primer filme para Orson Welles con 25 a�os. La amante de Kane era Susan Alexander (posible alter ego de Davies).
A pesar de su exitazo con Espejismos (1928), su vena art�stica qued� fagocitada por su intensa y alcoholizada vida social que divid�a entre San Sime�n, la mansi�n Beverly Estate de 4.500 metros cuadrados en Beverly Hills donde pasaron la luna de miel JFK y Jackie (actualmente est� a la venta por 89,7 millones de d�lares) y Ocean House, el palacio de 34 dormitorios a pie de playa en Santa M�nica. A sus fiestas acud�an la flor y nata de la industria como Claudette Colbert, Douglas Fairbanks, Rodolfo Valentino, el pr�ncipe Serge Obelenski o Charles Chaplin, que a punto estuvo de ser asesinado a manos de Hearst cuando este le pill� con las manos en la masa con Davis en una fiesta en su yate privado. Pero el disparo acab� con la vida del director Thomas H. Ince. El poder de Hearst silenci� este esc�ndalo de 1924.
"ERA DESPRENDIDA Y ENCANTADORA"
No en vano, controlaba 28 peri�dicos, 18 revistas, productoras de cine, agencias de noticias y estaciones de radio que pod�an ensalzar o destruir las carreras de las estrellas al tener contratada a la chismosa Louella Parsons. Por su parte, Davies tambi�n asist�a a exclusivos eventos, como la cena en honor del rey de Siam ofrecida por su amiga Mary Pickford en Pickfair Manor, donde tambi�n acud�an a divertirse Alfonso XIII, los duques de Alba, Greta Garbo o los Mountbatten.
Davies fue una de las actrices m�s respetadas del cine mudo por su comicidad, pero su amor se empe�aba en que interpretara papeles hist�rico-dram�ticos que cayeron en agua de borrajas porque durante su transici�n al sonoro su popularidad decreci� por su tartamudez. A diferencia de lo ocurrido a John Gilbert, el amante de la Garbo a quien su voz le oblig� a retirarse (se dice que fue un complot entre Louis B. Mayer y Lionel Barrymorre), Davies aguant� en la gran pantalla hasta 1937 porque sus talkies no fueron taquilleros.
El dolce far niente fue su modus operandi tanto en California como en Nueva York, donde Hearst le regal� otra mansi�n mientras �l resid�a en un vasto apartamento frente a Central Park que hace dos a�os compr� Giorgio Armani. Hearst falleci� en 1951 en la cama de la mansi�n de su amante en Beverly Hills, pero la protagonista de Las luces de Broadway (1925) se enter� por la enfermera "porque estaba dormida, probablemente borracha", asegura Fidalgo. Los herederos no invitaron a Davies ni al funeral ni al entierro. Una d�cada despu�s, ella falleci�. Y la leyenda contina: �Fue la actriz y socialit� Patricia Lake la hija secreta de Hearst y Davies?
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