MARIE-DOMINIQUE
CHENU
Historiador de la Teología y teólogo militante
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
Marie-Dominique Chenu
Historiador de la Teología y teólogo militante
(Soisy-sur-Seine, 1895 - París, 1990)
Introducción biográfica:
Nacido el 7 de enero de 1895, entró en la Orden de Santo Domingo en 1913. Realiza
sus estudios eclesiásticos en Roma, donde conocerá a tomistas de relieve como Billot y
Garrigou-Lagrange1. Ordenado sacerdote en 1919, en 1921 es profesor de historia de las
doctrinas cristianas en Le Saulchoir, deja Roma ya que la teología de allí corría el riesgo
de ser solo una metafísica sagrada, completamente ajena a la historia, con las palabras del
autor:
“Funestos teólogos los que, sepultados en sus libros y en sus disputas escolásticas, no
han estado abiertos a estas realidades, no sólo en el fervor devoto de su corazón, sino también,
de manera formal, en su ciencia”.2
Hace referencia a la vivencia que va a experimentar con todo el mundo obrero y la
necesidad apostólica de dar una respuesta evangélica. Vuelve a Francia, allí conocerá al
P. Lagrange que dirige l’Ecole biblique de Jerusalén y el P. Mandonnet, historiador de la
Iglesia que enseñaba en Friburgo, introduciéndose por ellos en el método histórico3;
después en 1930 funda un instituto de Estudios Medievales en Canadá, y en 1932 se
convierte rector de las Facultades eclesiásticas de Le Saulchoir siendo profesor de
teología medieval. Es autor del pequeño y polémico libro Le Saulchoir: una escuela de
teología, de 1937, en el que proponía una «reforma de la teología» que obedeciera a una
serie de directrices: afirmación del primado del dato revelado, asunción de la crítica
bíblica e histórica, tomismo abierto y sensibilidad a los problemas del propio tiempo. En
palabras de Gibellini:
“La teología era definida como la fe que se hace solidaria con el tiempo, como un saber
que escruta los signos de los tiempos y que acompaña el camino de la Iglesia en estado de misión,
en la tarea de encarnar el Evangelio en el tiempo.”4
Este libro es introducido en el Índice de libros prohibidos en 1942 por ser proclive al
semi-modernismo, al relativismo y al subjetivismo.5 En dicha obra el considera que:
“retomar a santo Tomás significaba recuperar ese estado de invención y creatividad con
que el espíritu retorna, como a la fuente siempre fecunda, al planteamiento de los
problemas, prescindiendo de cualesquiera conclusiones adquiridas desde siempre”6.
Chenu mantiene vivo el «sentido socio-cultural»: interroga a los textos para llegar a su
«subsuelo», a la reconstrucción del «tejido mental y cultural» del que aquéllos son
expresión; la historia que reconstruye es «historia de mentalidad». Es decir, el contexto
no solo histórico sino también sobre las influencias y corrientes del pensamiento
contemporáneos.
1 Cf. J. Duquesne, Jacques Duquesne interroge le Père Chenu. “Un théologien en liberté”, París: Centurion, 1975, 30.
37-38.
2 M.-D. Chenu, Une école de théologie: le Saulchoir, 1937, 53. Citado en R. Gibellini, La teología del siglo XX, Maliaño
(Cantabria): Sal Terrae, 1998, 218.
3 Cf. ibíd 43; E. Vianova, “Teologías y teólogos del siglo XX”, en: C. Floristán - J. J. Tamayo (ed.), Conceptos
fundamentales del cristianismo, Barcelona 2013, 1381.
4 R. Gibellini, Antología teológica del siglo XX, Maliaño (Cantabria): Sal Terrae, 2012, 181. Comentando M.-D. Chenu,
Une école de théologie: le Saulchoir, 1937. Nuestra exposición del autor será desenglosar este comentario.
5 R. Gibellini, La teología del siglo XX, Maliaño (Cantabria): Sal Terrae, 1998, 213.
6 M.-D. Chenu, Une école…, 1937, 33. Citado en R. Gibellini, La teología…, 180.
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Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
Tras salir publicado su libro en el Índice Chenu reedita La teología como ciencia del
siglo XIII, mostrando que la obra rechazada brota de la obra histórica7 y de la familiaridad
con la obra de Sto. Tomás. Nuestro autor consigue efectuar de manera creativa la síntesis
entre «estatuto científico de la teología» y «presencia mística de la fe»8 En 1942, fue
excluido de la jefatura y de la docencia tras una visita canónica9 donde se manifiestan los
motivos de las sanciones de su obra Escuela de teología, estas son: complacencia frente
al modernismo, descrédito de la filosofía y teología escolásticos, crecimiento intrínseco
del depósito de la revelación, concepción pragmática de la verdad, etc.10
Pero aun siendo censurado en Roma seguía siendo censor en París. En 1954 es
condenado como sospechoso de nouvelle théologie. Hacemos un paréntesis para
comentar que es la nouvelle théologie. Al padre Chenu se le asocia en la primera fase de
esta con Louis Charlier (Lovaina) ellos fundamentan una hermenéutica histórica de la
concepción teológica de Tomás. Contra el racionalismo excesivo del neotomismo, ambos
se esforzaron por recuperar la inmanencia recíproca de fe y la teología de Tomás
reorientando la teología hacia el dato revelado. Sin embargo, sus elaboraciones concretas
discurrieron por diferentes rutas. Para Charlier, la teología actual debería ser una teología
positiva, regulada por la fe colectiva expresada en la enseñanza oficial del Magisterio.
Chenu, por otro lado, defiende una teología, tanto positiva como especulativa, animada
por la percepción subjetiva de la fe del teólogo11. Como muestra la siguiente cita de
Mettepenningen:
"El Padre Chenu nos ha recordado, y hay que decir que también nos ha enseñado, que
todos estos maestros de metafísica, de teología, vivían de maneras diferentes, tenían cada uno su
propia vida espiritual y para llegar a la puerta de su escuela era necesario pasar por el palacio
de la ciudad y atravesar la plaza del mercado." 12
En 1954 será trasladado a Ruán, por la supresión de los sacerdotes obreros, y solo se
le permitirá regresar al convento dominico de Saint-Jacques en París en junio de 1962, el
año del inicio del Concilio.13 Al ser incluido en el Índice en 1942 y sancionado de nuevo
en 1954, era demasiado conocido por los censores romanos para aparecer en la lista de
expertos oficiales publicada en 1962. Pero pudo participar en el Concilio Vaticano II,
gracias a su antiguo alumno mons. Rolland, obispo de Antsirabé en Madagascar, que lo
tomó como experto privado. Esta situación no le da acceso al aula conciliar ni a las
comisiones de redacción de textos. Pero sus habilidades interpersonales compensaron en
parte tal desventaja: al margen del concilio, multiplicó las conferencias e intervenciones
en la prensa o con los obispos que conocía, con un tono decididamente misionero. A pesar
de todo, no tuvo un papel destacado en el concilio hasta septiembre de 1964, cuando su
amigo Congar lo incorporó a la subcomisión encargada de redactar el pasaje sobre los
“signos de los tiempos” del esquema que se convertiría en la constitución pastoral
Gaudium et Spes,14 donde favoreció la profundización del problema: la relación Iglesia7
Cf. G. Colombo, en el Prólogo a la edición italiana de M.-D. Chenu, La teología come scienza nel XIII secolo, Milano:
Jaca Book, 19852, 7-14.
8 Cf. M.-D. Chenu, en el Prefacio a La teología come scienza nel XIII secólo, Milano: Jaca Book, 19852, 21-27.
9 Según X. Pikaza, “Chenu, Marie-Dominique”, en: id., Diccionario de pensadores cristianos, Verbo Divino: Estella
(Navarra), 2012, 195, la destitución fue a causa de su apoyo a la inserción social de la Iglesia y a los sacerdotes obreros.
10 Cf. É. Fouilloux, Autour d’une mise à l’Index, París, 1997, 50. Citado en A. Franco, Marie-Dominique Chenu,
Madrid: San Pablo, 2007, 46-47.
11 J. Jolivet, M.-D Chenu médiéviste et théologien (Revue de Sciences Philosophiques et Théologiques 81), 1997, 381.
12Cf. J. Mettepenningen - W. De Priel, “Thomism and the Renewal of Theology. Chenu, Charlier, and their
Ressourcement”, en: Horizons. The Journal of the college theology society (Cambrige University Press vol. 39 n. 1),
2012, 50-68.
13Cf. J. Mettepenningen, Nouvelle Théologie - Nueva Teología: Heredero del Modernismo. Precursor del Vaticano II,
Londres: T&T Clark, 2010, 50.
14 Cf. J. Duquesne, op. cit., 17.
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Marie-Dominique Chenu
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mundo.15 Será dicho tema el que divulgará en numerosos escritos donde intentará llevar
a cabo las ideas del Concilio, teniendo especial sensibilidad en la reflexión eclesial.16
Su pensamiento teológico:
En 1955 p. Chenu fue invitado a un Seminario Mayor e inicio su conversación
diciendo:
“Agradezco la invitación del superior, especialmente por el hecho de no saber muy bien
a quién ha invitado. Existen, en efecto, dos Chenu. Uno de ellos es un viejo medievalista, no sin
reputación, totalmente volcado en la lectura de los textos antiguos; erudito, ligado a los primeros
siglos de la Cristiandad (...). Tenemos además otro Chenu, joven, vehemente, inmerso en el
mundo contemporáneo, sensible a sus atractivos, presto a comprometerse con los problemas más
delicados, en el mundo y en la Iglesia, y por ello discutido, y para algunos sospechoso; en pocas
palabras: poco indicado para la "buena lectura espiritual" de un seminario. Por lo tanto, esta
tarde, el superior está un poco excitado (...) porque se pregunta cuál de los dos Chenu ha venido.
Y bien, ante todo debéis saber que hay un solo y mismo Chenu, contento de hablaros esta tarde
sobre lo que él tiene dentro de más querido”17
El elemento que conecta ambos Chenu es la palabra y la idea de encarnación. Él se
refiere constantemente al misterio del Verbo de Dios encarnado en la humanidad de Jesús.
Evoca la historia y el mundo, lugar de encuentro del hombre con la Palabra. En la
neoescolástica-neotomismo hubo un desequilibrio en las funciones, un ejemplo es el
olvido de la historicidad pues estaba más preocupada por la conservación de un orden
preestablecido. Perdiendo la idea de la encarnación en el ahora, en la historia presente.
Chenu comenta con razón de este neotomismo:
“El más allá de la historia, los novísimos18, hacían caduco y digno de desprecio el
desenvolvimiento de la misma; el espíritu escapaba al materialismo del tiempo; el único progreso
auténtico se situaba en la “vida interior”; la verdad era definida y calificada por la
inmutabilidad; la historificación, sobre todo la historificación deliberada, constituía un síntoma
de descristianización. Por todas estas razones, la Iglesia condenaba no solamente las
revoluciones, sino la evolución.”19
Chenu propone retornar al hombre concreto, en un espacio y un tiempo determinados,
en el que el trabajo constituya una manifestación de su historicidad y un camino para
recuperar el verdadero sentido de la historia. La teología de Chenu procede, entonces, de
una columna vertebral que es el concepto de toma de conciencia de la historicidad, el cual
se podría traducir como la función concienciadora de la historicidad en la teología.20
15 Cf. É. Fouilloux, “Chenu, Marie-Dominique”, en: T. Cavalin – N. Viet-Depaule, Dictionnaire biographique des
fréres prêcheurs. Dominicains des provinces françaises (XIX-XX siècles), n. 85, 2015, 7. Enlace visualizado el
31/10/2022: https://journals.openedition.org/dominicains/85
16 Como por ejemplo: M.-D. Chenu, “«La Iglesia de los pobres» en el Vaticano II”, en: J. Muñoz Sendino (ed.), Los
pobres y la Iglesia (Concilium 124), Madrid: Ediciones Cristiandad, 1977, 73-79; Id. “La «doctrina» social de la
Iglesia”, en: J. Muñoz Sendino (ed.), La ética cristiana y economía (Concilium 160), Madrid: Ediciones Cristiandad,
1980, 532-538; Id., “Nueva conciencia del fundamento trinitario en la Iglesia”, en: J. Muñoz Sendino (ed.), ¿Qué es
hoy de la Iglesia? (Concilium 166), Madrid: Ediciones Cristiandad, 1981, 340-353;
17 M.-D. Chenu, “Regard sur cinquante ans de vie religieuse”, en: l'hommage différé au Père Chenu, París: Cerf, 1990,
259.
18 Los últimos acontecimientos que afectarán al individuo después de la vida terrena son cuatro: muerte, juicio, paraíso
e infierno. Escatología individual.
19 M.-D. Chenu, Historicidad e inmutabilidad del ser cristiano, 151-152
20 D. I. Espinosa Molina, “Trabajo e historicidad en la teología de Marie Dominique Chenu”, en: id., Theologica
Xaveriana 183, 2017, 63-83.
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Marie-Dominique Chenu
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En la teología del dominico influye mucho su actividad apostólica en el mundo del
trabajo, ya que va de la mano con el trabajo de investigador histórico-teológico.21 El p.
Chenu, atiende al dato revelado y al nuevo contexto social en la predicación del
Evangelio. Su teología crece en la tradición de la Iglesia al tiempo que es consciente de
las problemáticas que aquejan a la sociedad industrializada. Empezara con el encuentro
con sacerdotes de las JOC en 1928, entrando de lleno en el mundo del trabajo. La crisis
del 29 fue decisiva en su pensamiento:
“En este momento se constituyeron, en el trasfondo de mi conciencia evangélica, humana
y teológica, lo que podría llamar los filones […] de donde extraje mi teología”22.
Su sensibilidad histórica se abrió a la dimensión del futuro colectivo de la humanidad.
Con el método histórico había mirado al pasado y lo había sensibilizado a los
condicionamientos y a la evolución del pensamiento, ahora la nueva situación histórica,
producida a partir del trabajo y de la economía, lo lleva a proyectarse hacia la dimensión
evolutiva de la humanidad actual y, con ella, a su dimensión de responsabilidad. Esto se
refleja en su pensamiento teológico en su antropología, en la manera de comprender el
misterio cristiano, la relación Iglesia-mundo y la presencia del Evangelio en la historia.23
Consideraba que el acontecimiento aristotélico fue un hecho constitutivo de la fe pero
ahora el dato revelado debe ser entendido en el hoy.
En 1943, se empleara la palabra misión en un sentido nuevo y mucho más amplio24,
abarcando zonas paganas y no cristianas de la propia cristiandad. En el 1947, tras la carta
pastoral del cardenal Suhard ¿Agonía de la Iglesia?, nacería en Lisieux, la expresión de
iglesia en estado de misión, que encontraría en Chenu a un puntual y activo intérprete.25
El ex-rector de Le Saulchoir está también en los orígenes, como consejero y teólogo,
del movimiento de los curas obreros en Francia. Pero en 1954 entra en vigor la decisión
vaticana de retirar a los curas obreros de las fábricas. En defensa del sacerdocio obrero
escribirá el librito Hacia una teología del trabajo (1955). Roma mandará la prohibición
de traducirlo a otras lenguas. Pero todo ello, no impedirá a Pablo VI utilice y cite esta
obra en su encíclica Populorum progressio (1968). Además Chenu afirma para defender
su postura desde la perspectiva de trabajo que, nace de su idea clave de encarnación:
"El sacerdocio no se define solamente por su función de continuar sacramentalmente el
Misterio de Cristo en las comunidades constituidas; tiene también la función, la misión de
evangelizar a los gentiles. No es solamente el armazón de la Iglesia ya establecida; es el poder
orgánico del Evangelio entre las naciones. Es misionero” como aparece evidentemente en las
instrucciones de la Congregación de Propaganda Fide26
El tema del trabajo es un elemento importante en el pensamiento del p. Chenu. Puesto
que la realidad terrena y la actuación en ella es capital en su reflexión, el Evangelio se
debe encarnar en el mundo. En una sociedad industrializada y con la situación de los
conflictos obreros el trabajo merece una reflexión teológica.
“El P. D. Chenu es uno de los pocos pensadores que han dedicado al tema del trabajo
sus horas de atención y meditación para valorarlo en sus aspectos espirituales y sociales, mucho
más ricos que los que, como factor necesario de la economía, nos puede presentar. La estimación
21
Cf. J. Duquesne, op. cit., 57-58
“C'est à ce moment-là que se sont constitués dans le tréfonds de ma conscience évangélique, humaine et théologique,
ce que je pourrais appeler des gisements [...]. De ces mines, j'ai extrait ma théologie”.( J. Duquesne, op. cit., 67-68)
23 Cf. L. A. Gallo, La concepción de la salvación y sus presupuestos en Marie-Dominique Chenu, Roma: Librería
Ateneo Salesiano, 1977, 36
24 En la obra del p. Godin, France, pays de misión?
25 R. Gibellini, La teología…op. cit., 215-216.
26 M. -D. Chenu, El evangelio en el tiempo, Barcelona: Estela, 1966.
22
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Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
económica del trabajo se ha hecho ya muchas veces en Europa por todas las escuelas, desde la
liberal a la comunista, y seguirá haciéndose aún por mucho tiempo.
Pero el trabajo es mucho más que una pieza de la máquina económica. Creemos que
llegará un día en que se hablará del trabajo más y mejor por lo que tiene de humano y divino que
por lo que tiene de económico. Ese día está lejano todavía; no llegará mientras no se hayan
cubierto etapas de reforma, de producción y de distribución que hoy parecen inaprehensibles;
pero el mundo camina muy deprisa y las etapas pueden abreviarse.
Cada día gana actualidad e importancia el tema del trabajo. Lo sabe muy bien el P.
Chenu y, por eso, no lo deja dormir. Mañana, la filosofía y la teología del trabajo pesarán sobre
los hombres tanto como los grandes principios morales y sociales."27
El trabajo como la historia para Chenu, deben ser parte integrante de la reflexión
teológica si quiere ser coherente con la economía de la salvación que ha instaurado el
misterio del Verbo encarnado28.
Además hay que mencionar que fue un teólogo muy influyente: “los estudios
medievales, la ressourcement, la teología de la liberación y la espiritualidad de la
creación le deben deudas como maestro de Yves Congar, Edward Schillebeeckx, Gustavo
Gutiérrez y Matthew Fox.”29
Resumen del pensamiento a través de 4 palabras clave:
En su itinerario teológico las palabras claves son: ley de encarnación, encarnación
continua, signos de los tiempos, ortodoxia y ortopraxis.
En el caso de la ley de encarnación supone la dimensión plenamente humana e
histórica de la fe.
“A semejanza de la gracia en la naturaleza, la fe no es una luz colocada sobre la
epidermis de la razón: vive en ella. Y la fe no se ha corrompido por esta encarnación, de modo
similar a como el Verbo no se ha corrompido por el hecho de haberse encarnado.”30
Recupera un contacto vivo con el dato revelado. Este razonamiento sobre la ley de la
encarnación se amplía en la perspectiva de la acción misionera.
“La encarnación de Dios (...) no aconteció de una vez por todas, en un rincón de Judea,
ella permanece siempre, es válida siempre, vale para todos los lugares y todo lo que se sustrae a
su acción en el hombre, y, a través del hombre, en este mundo, (…) recaería en su miseria (...).
Es el hombre todo, según todas sus capacidades y con todas sus obras, quien es asumido por la
gracia”31.
Encarnación continua, la presencia de la Palabra en la historia. Puesto que la palabra
de Dios no se encarna sólo en la inteligencia generando la fe, sino que debe encarnarse
en el tiempo.32 El hecho de que la construcción del reino de Dios debe asumir plenamente
en la historia y en el mundo. Esta lleva a la creación a su plenitud. Por ello, el tema de la
participación del hombre de la construcción del reino en la historia y por ende, el papel
del trabajo. Lo que se puede observar en sus palabras en la conferencia de Ruán:
27
C. Morcillo, en el Prólogo de M. -D. Chenu, Hacia una teología del trabajo, Barcelona: Estela, 19652, 7.
Cf. A. Franco, Marie-Dominique Chenu, Madrid: San Pablo, 2007, 13.
29 W. J. Hankey, “Marie-Dominique Chenu”, en: A. Louth (ed.), Oxford Dictionary the Christian Church, LondonNew York: Oxford University Press, 20224 (Trad: Medieval studies,ressourcement, liberation theology and creation
spirituality owe him debts as teacher of Yves Congar, Edward Schillebeeckx, Gustavo Gutiérrez, and Matthew Fox)
30 M.-D. Chenu, Le Saulchoir. Una scuola di teologia, Casale Monferrato: Marietti, 1982, 46.
31 Id., Dimension nouvelle de la chrétienté, (Vie intellectuelle 53), 1937, 325-351. Citamos partiendo de la colección
La Parole de Dieu II. Évangile dans les temps, (ET) París: Cerf, 1964, 89.
32 R. Gibellini, La teología… (op. cit.), 217.
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Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
“Si esta parcela de la vida social adquiere, de este modo, más fuerte consistencia, si con
su aparato se transforma realmente en un lugar de vida humana (…), es necesario que la
encarnación se realice, y cada vez de forma más expresa, en la medida en que este aparato fuerce,
sostenga, oprima al hombre. Ya que está en juego un bien humano de altísima calidad (…), es
preciso que la vida divina haga de ella su materia. Necesitamos que la encarnación continúe”33
Signo de los tiempos es la categoría teológica que traza el ‘lugar’ donde debe
producirse el encuentro de la Palabra redentora con la historia. Según Chenu, algunos
acontecimientos, con las nuevas sensibilidades “despliegan en el hombre la
disponibilidades positivas para la encarnación de la vida divina, el hombre es capax Dei,
no sólo en su naturaleza originaria, sino también en su naturaleza desarrollada, no sólo
en su persona sino igualmente e sociabilidad.”34 En el libro El evangelio en el tiempo
presenta una «crónica» teológica, con la intención de hacer emerger la relación “entre los
acontecimientos y la fe, entre la historia profana del trabajo terrestre de los hombres y
la historia "santa" de la liberación de Cristo”35 Mostrando como “el tiempo ofrece [a la
iglesia] los signos de la coherencia del evangelio con las esperanzas de los hombres. [...]
Porque la actualidad del evangelio pasa a través de los problemas del hombre”36.
Ortopraxis, en el marco de una teología de la encarnación, indica “no solo un lugar de
verificación de la verdad cristiana (ortodoxia) sino un lugar de inteligibilidad para
renovar la interpretación del cristianismo en función de los cambios de la historia y de
la cultura.”37 Por tanto, para Chenu la teología se construye partiendo de una comunión
consciente con la fe vivida del pueblo de Dios (sensus fidei). Si la fe es “una verdadera
encarnación de la luz divina en mi espíritu”38, la teología es «la fe in statu scientiae»,
«emana de la fe», y «no es otra cosa que la fe solidaria con el tiempo»39 Lo cual le hace
pensar que hay que introducir nuevas ciencias de apoyo en la teología: “Tenemos hoy un
problema muy grave: el de introducir las ciencias humanas en teología. Santo Tomás
introdujo, como Alberto Magno, las ciencias de la naturaleza. Sería una operación
maravillosa hacer lo mismo con las ciencias humanas: la psicología, el psicoanálisis, la
historia, la sociología, la etnología, la lingüística... Pero es un trabajo enorme”40 Puesto
que tiene influencias desde la sociología con Mounier, Manifeste sur la révolution
personnaliste et communataire41, y desde la política con Maritain y su obra Humanisme
intégral42
El tema de la ortopraxis, está relacionado con la reflexión del trabajo, como hemos
visto su intención de buscar líneas de pensamiento para una teología del trabajo (Cf.
Hacia una Teología del trabajo, 1955)
La verdad para Chenu dentro de la lógica de la encarnación, y por tanto, del
advenimiento de la Palabra de Dios, se trata de entrar en el admirable movimiento de una
verdad que se hace, y que solo sigue siendo en la medida en que se experimenta como
esperanza y trata de realizarse a sí misma. Por todo ello, el tema de la encarnación es
M. –D. Chenu, Liberté et engagement du chrétein, en: ET, 352-355. Citado en: A. Franco, op. cit.
Cf. Id., Les signes des temps en: (Nouvelle Revue Théologique 87), 1965, 36.
35 M.-D. Chenu, El evangelio en el tiempo, Barcelona: Estela, 1966, 5-7. Citado en R. Gibellini, La teología…, 218.
36 Id., “Los signos de la tiempos”, en: La Iglesia en el mundo actual. Constitución «Gaudium et Spes».Comentarios al
Esquema XIII, Bilbao: Desclée de Brouwer, 1968, 112. Citado en R. Gibellini, La teología…., 218.
37 C. Geffré, Le réalisme de l'incarnation dans la théologie du Père M.-D. Chenu, en: (Revue de Sciences
Philosophiques et Théologiques 69), París, 1985, 389-399; 396.
38 M.-D. Chenu, La fe en la inteligencia, Barcelona: Estela, 1966, 13.
39 Ibíd, 233, 238, 239.
40 Id., “La fede dell'intellígenza e il Vangelo nel tempo o la teología nel secolo XIII”, en: I. Biffi y C. Maiabelli (eds.),
Invito al Medioevo, Milano: Jaca Book, 1982, 42.
41 Cf. J. Duquesne, op. cit., 109.
42 En el solo volumen de L'Evangile dans le temps (Trad: El evangelio en el tiempo) cita a Maritain 33 veces.
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central en la teología de Chenu, como ha destacado Christophe F. Potworowski 43, en
su obra Contemplation and incarnation. The Theology of Marie-Dominique
Chenu 44.
Conclusión:
El paso, o más bien, la perspectiva que le hizo ir desde la escolástica, un estudio del
doctor de Aquitania cerrado en su propia sistematización, concebida como una estática
‘metafísica sagrada’, a una teología que tiene como objeto material la realidad obrera y
los acontecimientos del presente, fue situar a sto. Tomás en su tiempo (en el siglo XIII).
Ello le permitió recuperar su vida y su obra para el siglo XX, desde una perspectiva
teológica, eclesial y social. Comprendiendo la historia de la Iglesia como un proceso vivo,
vinculado al despliegue de las realidades terrestres, dentro de una sociedad como la
francesa, que se estaba convirtiendo en tierra de misión.45
Esta mirada hacia la realidad del momento y la preocupación de encarnar el Evangelio
en el mundo actual le hizo reflexionar sobre el trabajo y la historia. Temas cruciales en el
momento, haciendo que su teología no se quede en lo abstracto sino que este impregnados
de las circunstancias del hombre de hoy. Aunque esta mirada al presente no le hace
olvidarse del pasado, puesto que su método de reflexión consiste en iluminar la actualidad
con situaciones del pasado, lo que se conoce como analogía historiae.
En palabras de M. Gelabert Ballester:
“(Chenu considera que) el cristianismo no es una doctrina, es un acontecimiento: Dios
mismo ha entrado en la historia, de modo que es imposible pensar el cristianismo fuera de la
historia. Por otra parte, el ser humano va a Dios, realizándose en el mundo, en la totalidad de
su ser. Buscando expresamente prolongar a Santo Tomás, el programa de Chenu es claro: contra
todos los espiritualismos, el ser total de la persona; contra todos los individualismos, el ser
social; contra la huida del mundo, el hombre dueño del mundo.”46
Reflexiona la participación del hombre en la historia para la encarnación del Evangelio
en ella, descubriendo desde su realidad, donde encuentra los signos de los tiempos, la
verdad y la forma de hacer a través del trabajo, una labor para la salvación del hombre.
Su teología se caracteriza por ser una teología en libertad (J. Duquesne) pues considera
que la fe es un conocimiento libre47 y por consiguiente el trabajo de la razón debe ser
también libre, manteniendo una actitud constante de búsqueda.48 Esta postura en su
reflexión le produce un rasgo de asistematicidad. Otro rasgo que aparece en su discurso
es su excesivo optimismo en su posición frente al trabajo y a la ‘civilización del trabajo’.49
Optimismo que también se observa en la constitución Gaudium et spes.
43
Teólogo que ocupa la Cátedra Kennedy Smith de Estudios Católicos en la Universidad McGill en Montreal
C. F. Potworowski, Contemplation and incarnation. The Theology of Marie-Dominique Chenu, Montreal:
McGill-Queen's University Press, 2001.
45 Cf. X, Pikaza, “Chenu, Marie-Dominique”, en: id., Diccionario de pensadores cristianos, Verbo Divino: Estella
(Navarra), 2012, 195 -196.
46 M. Gelabert Ballester, “Marie-Dominique Chenu” en: Antes que nosotros, 2012. (Visualizado el 02/11/2022):
https://ser.dominicos.org/blog/antes-que-nosotros/marie-dominique-chenu/
47 Cf. J. Duquesne, op. cit., 43; ibíd., 83: La mayor parte de los hombres prefieren la seguridad a la libertad. Yo por mi
parte, prefiero la libertad. (Trad.: La plupart des hommes préfèrent la sécurité à la liberté. Moi, je préfère la liberté.)
48 Cf. L. A. Gallo, op. cit., 37.
49 El mismo lo ha reconocido en su obra Hacia una Teología del trabajo. Cf. J. Duquesne, op. cit. 115.
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Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
Podemos pensar que su teología cae en una dependencia de la historia, puesto que es
el peligro del historicismo pero tiene presente en todo momento el dato revelado, y busca
como en el don profético se vislumbra la voluntad de Dios, el paso de Dios en el mundo
mirando hacia el futuro. Otro peligro que puede tener, como ocurre con algunas “teologías
de genitivo”, es quedarse en una perspectiva mundana y terrenal sin dar el paso a la
transcendencia, dando un valor exacerbado a la actividad humana y su responsabilidad y
no a la acción de Dios. Centrarse tanto en la encarnación que pueda quedar atrapado en
la inmanencia. Como se puede ver en la siguiente cita:
“El mundo existe de ahora en adelante, y todo problema que no es planteado a la medida
de este mundo, es un problema mal planteado y, por consiguiente, sin solución”50.
No olvida la dimensión descendente de la soteriología puesto que, mantiene esa
tensión escatológica, esa perspectiva de salvación incoada y salvación consumada.
Podemos confrontar con la siguiente cita:
“Este Reino viene de arriba y está más allá de todo acontecimiento humano; es, como se
suele decir, trascendente. Pero su trascendencia misma implica una encarnación sin reservas y
sin confusión y sin confusión”51.
A pesar de toda la censura y el descredito de su obra, el p. Chenu siguió trabajando
para poder dar respuesta científica y de esperanza a la realidad obrera y al mundo social.
Reflexión que daría sus frutos tras el Concilio Vaticano II. Prueba de esta dureza y
posterior aceptación es la anécdota siguiente que muestra el carácter de nuestro teólogo:
“El cardenal Feltin de París, en una breve alocución, dijo: «Tengo que rendir homenaje
a la obediencia que usted ha manifestado en las dificultades que ha tenido que afrontar». El
teólogo parisino, aunque honrado y emocionado por la presencia del cardenal, contestó con toda
sencillez:
«Eminencia y querido padre, no ha sido la obediencia, porque la obediencia es una
mediocre virtud moral. Es que tenía fe en la Palabra de Dios, frente a la cual los obstáculos y los
incidentes del camino no son nada»”52
Todo ello, nos muestra un teólogo que con el dato revelado en una mano y la historia
de mentalidades en la otra tiene los pies en el suelo, en la realidad concreta, para seguir
buscando a Dios en los hombres y en los acontecimientos del hoy.
M.-D. Chenu, “Vie conciliaire de l'Eglise et sociologie de la foi”, en: La foi dans l'intelligence (Espirit [1940-] 301,
12), 1961, 681.
51 M.-D. Chenu, “Les événements et le royaume de Dieu”, en: (Informations catholiques internationales 250), París,
1965, 19. (Trad.: [...] ce Royaume vient d'en haut et au-delà de tout événement humain; il est, comme on dit,
transcendant. Mais sa transcandance même implique une incarnation sans réserve, comme sans confusion).
52 J. Duquense, op. cit., 122
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Marie-Dominique Chenu
Alberto Janusz Kasprzykowski Esteban
Bibliografía
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