Mariacarla Boscono

Pensar en Mariacarla Boscono es pensar en Givenchy y en su director creativo, Riccardo Tisci. Juntos forman una verdadera familia –ese es el hashtag que utilizan en sus respectivas cuentas de Instagram para referirse la una al otro y viceversa– que lleva trabajando junta desde que se encontraran hace ya varios años. “Nos llamamos a diario, vamos de vacaciones y tratamos de estar la mayor parte del tiempo juntos”, cuenta Boscono. Pocas veces se ha visto un tándem más sólido entre una marca y una modelo, entre un diseñador y su musa.

Su amistad se remonta al inicio de sus carreras : “Riccardo y yo nos conocimos hace 15 años en Londres, en su último año en Central Saint Martins. Me pidió colaborar con él y hacer un photo shoot para la invitación de su show de graduación. Él vivía en un loft con muchos artistas y recuerdo llegar en la mañana a las 9:00am. Hicimos la fotografía, nos llevamos bien y desde ese momento, no pasamos ni un sólo día separados durante el tiempo que estamos en la misma ciudad”, narra la top. Mariacarla animó y apoyó a Riccardo en su debut en Milán y, en gran medida, fue responsable directa de su repercusión y su éxito.

Es probable que la buena conexión entre ambos se deba, en parte, a su origen. Mariacarla, como Tisci, nació en Italia. Vivió en África durante una temporada por motivos familiares y fue descubierta cuando era tan sólo una adolescente. Debutó con 17 años en la Pasarela de Milán y desde el comienzo la industria apostó fuerte por ella; le llovieron suculentos contratos publicitarios y un sinfín de editoriales y portadas en revistas de moda.

Ha trabajado, además de para Givenchy, para Dior , Prada , Loewe o Moschino y ha aparecido, retratada, entre otros por Steven Meisel, en la portada de Vogue Italia o de Vogue París. En el terreno personal, Boscono, casada y madre de un niño se define como “una mujer muy compleja. Fuerte y muy independiente, pero con una parte muy vulnerable en mi personalidad”.