Marcello Lippi mantuvo con Gennaro Gattuso la paciencia y el apoyo que Luis Enrique no ha tenido con José Luis Gayà, desconvocado del Mundial de Catar después de sufrir un esguince de pronóstico leve a una semana de debutar con la selección española contra Costa Rica, partido en el que iba a ser duda. El técnico del Valencia pasó por un trance similar al que está sufriendo el capitán blanquinegro, al verse casi fuera de un Mundial, el de Alemania 2006, después de lesionarse en el entrenamiento previo a partir hacia Duisburgo, a once días de debutar contra Ghana. Gattuso experimentó una recuperación en tiempo récord que le permitió volver para el segundo encuentro de la fase de grupos y ser un fijo desde entonces para Lippi en la conquista del título, en la final contra Francia.

«Si os vais sin mi, me ato al autobús con una cuerda», dijo Gattuso, nada más saltar las alarmas al sufrir una rotura en el cuádriceps en la última sesión de trabajo en Coverciano, cuartel general de la selección italiana. El pronóstico más optimista era de dos semanas de baja. El jefe médico de la combinado azzurro, Enrico Castellacci, se encontró con un gruñido del futbolista cuando pasó a visitarle a su habitación para examinarle. «¡No me pasa nada profesor!», reaccionó Rino, poco solícito para darle al doctor más detalles. «Al entrar en su habitación vi que escondía la pierna en la cama”, relataba Castellacci el pasado mes de agosto en exclusiva a Levante-EMV. «Cuando logré arrancarle la sábana encontré un muslo con una hinchazón enorme. Un derrame grandísimo». La resonancia posterior, por desgracia, confirmó los presagios con un desgarro «de 13 centímetros». Lo normal era dejarlo en casa, con un pronóstico bastante más grave que el ofrecido por la Federación Española respecto a Gayà. Al día siguiente partían hacia Alemania y la decisión lógica habría sido dejarlo en tierra. Gattuso, pieza sagrada en el centro del campo de la Nazionale junto a Andrea Pirlo, se opuso frontalmente y encontró la comprensión de Castellacci y Lippi.

Sesiones de 12 horas

El médico y el seleccionador concluyeron que «si había un solo jugador capaz de remontar plazos y llegar a tiempo, ese era Gattuso». Adquirieron un riesgo, contaba Castellacci, «enorme», pero Rino se puso manos a la obra. En un momento de dificultad, en una cita clave en su carrera (con 28 años, uno más de los que tiene hoy Gayà), Con sesiones de 12 horas al día, en constante colaboración con los fisios, Rino llegó a tiempo. «Solo se perdió el primer partido. Lo jugó todo después, hasta llegar a los penaltis en la final», señala el ‘professore’.

En efecto, Gattuso se perdió el primer partido, contra Ghana (2-0 favorable a Italia). Y todavía sin estar restablecido al 100%, empezó desde el banquillo en la segunda jornada, ante Estados Unidos. Pero la tarjeta roja a De Rossi alteró los planes de Lippi, que introdujo a Gattuso por Totti. Ya no se movería del once. Disputó los 90 minutos contra República Checa en el último partido del grupo y también el encuentro entero frente a Australia en octavos. Solo en cuartos contra Ucrania, con el partido resuelto por 3-0, Lippi le dio descanso en el minuto 77 para no sobrecargarlo. Y luego, el milanista Gattuso ya lo jugaría todo. Tanto las semifinales en Dortmund contra Alemania, como los 120 minutos de partido, prórroga y penaltis de la agónica final contra Francia. «Esperamos por él y fue clave en el título», remacha Castellacci. Italia esperó a Gattuso, mientras que España ha dejado en la estacada a Gayà.