Incluso a quienes no están familiarizados con el mundo de la moda es difícil que el nombre del maestro Manuel Pertegaz les sea ajeno. El diseñador turolense (1918-2014) es para la historia de España una figura que ha trascendido el propio sector. Ahora, la biografía El hombre que rozó la perfección (editada por el Gobierno de Aragón), traída de la mano de Javier Hernández, presenta su personaje desde el ojo poliédrico que ayuda a entenderlo también como una pieza clave de la política y la sociedad en el periodo más negro del siglo XX en España.
Desde que se iniciara con solo 23 años en el mundo de la Alta Costura, allá por la década de los cuarenta, la obra de Pertegaz fue configurándose en sí misma como genuina y vanguardista. Pero también como una puerta abierta al exterior para un país relegado por la comunidad internacional a causa de su situación interna, marcada por la dictadura franquista. Porque el diseñador no solo fue capaz de llevar a lo más alto, y motu proprio, sus colecciones en ciudades como París o Nueva York, sino que su firma llegó a ser utilizada por el propio Ministerio de Turismo, comandado entonces por Manuel Fraga, como instrumento para trasladar hacia fuera el espejismo de una España preparada para convertirse en un país de progreso.
Así, mientras que otras disciplinas artísticas sufrían aún los efectos de la censura, el modisto contribuía a que la moda consiguiese burlar todos los límites, afianzándose como parte de la cultura autóctona. Promovida, fomentada y exportada, la moda española se abría paso y reclamaba su condición de referente internacional. Sin embargo, en los años que siguieron a la llegada de la Transición, el sector atravesó una dura crisis que llevó a Pertegaz a reinventarse en el universo de las prendas de boutique. Desarrolló paralelamente ambas líneas siempre fiel a su esencia y a la elegancia que le había caracterizado desde sus comienzos. Y culminó en un reconocimiento museístico y multitud de galardones a comienzos del XXI que consagraron del todo a Manuel Pertegaz como el modisto que resistió al siglo de los vaivenes.