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Malcolm X (1925-1965) sosteniendo billetes durante un discurso en una concentración de musulmanes negros en el U-line Arena, Washington, 25 de junio de 1961.

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Crímenes que cambiaron la historia: episodio 18

Malcolm X, el activista que defendió a los suyos hasta la muerte

Pasó a la historia como una de las figuras clave en la lucha por los derechos civiles y la defensa del nacionalismo negro, lo que le llevó a forjarse muchos enemigos.

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Malcolm X (1925-1965) sosteniendo billetes durante un discurso en una concentración de musulmanes negros en el U-line Arena, Washington, 25 de junio de 1961.

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TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

Hoy vamos a hablar del asesinato de Malcolm X, icono del movimiento nacionalista negro de Estados Unidos, que fue asesinado por la misma gente con la que un día había intentado cambiar el mundo…

En septiembre de 1964, el número mensual de la revista estadounidense Ebony publicó una de las fotografías más icónicas de la vida de Malcolm X. En la imagen, en blanco y negro, se le ve a él, vestido de traje, camisa blanca y corbata oscura. Está en el interior de su casa, de pie junto a la ventana.

Con la mano izquierda, aparta la cortina hacia un lado discretamente, lo justo para echar una mirada furtiva hacia el exterior; con la mano derecha, sostiene una carabina semiautomática M1, un arma utilizada en el ejército americano, y que era muy popular también entre la población civil.

Su figura es alta y esbelta; su pose, segura, desafiante. La fotografía era una dramatización, pero buscaba dar respuesta a una amenaza muy real. Desde su ruptura con Nación del Islam, la organización que había liderado, Malcolm X empezó a temer por su vida. Varios miembros de este grupo habían hecho declaraciones en las que le habían deseado la muerte más o menos implícitamente.

 

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Malcolm X (1925-1965).

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Su esposa, Betty, recibió una llamada telefónica en la que alguien le dijo que su marido estaba “prácticamente muerto”. El mismísimo FBI tenía indicios de que se estaba preparando un atentado contra él, y le habían ofrecido escolta, en vano. Malcolm X nunca se había dejado intimidar, y no iba a empezar a hacerlo ahora. La fotografía suya publicada en la revista Ebony tenía una finalidad clara: transmitir el mensaje de que Malcolm X no tenía miedo de sus enemigos, y estaba dispuesto a defender a los suyos matando… o muriendo.

UN LÍDER DETERMINADO Y CONTROVERTIDO

Malcolm X pasó a la historia como una de las figuras clave en la lucha por los derechos civiles y la defensa del nacionalismo negro. Sus ideas sobre el orgullo racial, la superioridad de la raza negra, y el derecho de sus conciudadanos a defenderse de los abusos de los blancos hicieron de él una figura controvertida. Pero lo cierto es que Malcolm X sufrió la pobreza y la desesperación causadas por el racismo desde su más tierna infancia.

Malcolm Little nació en Nebraska en 1925. Sus padres, Louise y Earl, eran seguidores del líder panafricanista Marcus Garvey, y estaban implicados en actividades de mejora de la vida de la comunidad negra. Este activismo trajo muchos problemas a la familia Little.

El Ku Klux Klan y otros grupos supremacistas blancos empezaron a amenazarles, así que tuvieron que cambiar de domicilio y de estado varias veces. Pero esto no fue todo. Cuando Malcolm tenía solo seis años, su padre murió tras ser atropellado por un coche. Las autoridades registraron la muerte como un accidente, pero todo indica a que fue un asesinato racista para castigar a la familia por sus ideas sobre el orgullo negro.

 

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Malcolm X, hablando en una concentración al aire libre en Harlem en 1963.

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La muerte del padre de Malcolm condenó a la familia a la miseria.  Louise Little intentó cobrar las prestaciones que le correspondían, pero las autoridades se lo pusieron muy difícil. Desesperada, Louise llegó a alimentar a sus hijos con dientes de león que recogía en la calle y cocinaba.

Esta situación hizo estragos en su salud mental, y poco después tuvo que ser ingresada en un hospital psiquiátrico. Malcolm y sus seis hermanas y hermanos pasaron el resto de su infancia en casas de acogida o con familiares. Louise permaneció internada en el psiquiátrico durante los veinticuatro años siguientes.

Malcolm Little era un chico muy inteligente, y un estudiante brillante, pero cuando tenía unos catorce años dejó el instituto. El motivo fue que cuando le comentó a uno de sus profesores, un hombre blanco, que de mayor quería ser abogado, el profesor le contestó que aquella no era “una aspiración realista para un negro”, y que haría mejor en hacerse carpintero.

ENTRE REJAS, EL NACIMIENTO DE SUS IDEAS 

Una vez más, el racismo estructural de la sociedad americana le dejó claro que era un ciudadano de segunda clase. En aquel momento, Malcolm sintió que el mundo blanco nunca permitiría a un hombre negro florecer, por más talento que tuviese. Así, que, desmotivado, dejó los estudios y empezó a meterse en líos.

El joven y rebelde Malcolm dejó la casa de acogida donde vivía y se mudó a Boston con su medio hermana mayor. Allí empezó su carrera delictiva. Más tarde se fue a Nueva York, al barrio de Harlem, donde unos trescientos mil negros vivían hacinados, intentando buscarse la vida.

En esta época, Malcolm tuvo distintos trabajos, y se ganaba un sobresueldo como traficante de droga, proxeneta, y líder de una banda de ladrones y extorsionadores. Su apodo era “Detroit Red”, por su pelo rojizo. A los veintiún años, y después de cometer una serie de robos a familias ricas blancas, fue detenido y condenado a entre ocho y diez años de cárcel. Fue allí, entre rejas, donde la vida de aquel delincuente juvenil dio un giro inesperado.

Durante sus años en prisión, Malcolm empezó a interesarse por las enseñanzas de Elijah Muhammad, el líder de Nación del Islam. Nación del Islam era un movimiento afroamericano que combinaba elementos del islam con ideas sobre el nacionalismo negro.

Uno de los hermanos de Malcolm, Reginald, se había unido a esta especie de secta, y en sus visitas a la cárcel le hablaba de su doctrina, que identificaba a los blancos con el demonio. Reflexionando sobre esto, Malcolm se dio cuenta de que todas sus experiencias con el mundo blanco habían estado marcadas por la mentira, la injusticia, la avaricia, o el odio.

Así, Malcolm, que había detestado la religión hasta entonces, empezó a acercarse al mensaje de Nación del Islam. Entonces comenzó su conversión. Malcolm dejó de fumar, de apostar, y de comer cerdo, tal y como exigían los mandatos de Nación del Islam. También empezó a cultivarse por su cuenta, y pasaba horas leyendo libros en la biblioteca de la cárcel. En su afán por aprender, incluso llegó a memorizar un diccionario, y participó en clases de debate en las que afinó sus dotes como orador.

LA CONSTRUCCIÓN DE SU NUEVA Y CARISMÁICA IDENTIDAD

Como los demás miembros de Nación del Islam, Malcolm sustituyó su apellido (Little), por una “X” que simbolizaba el apellido familiar que sus ancestros habían perdido al ser esclavizados, y que él nunca conocería. Así lo explicó él mismo:

“Para mí, mi ‘X’ sustituyó al apellido del amo blanco, ‘Little’, que algún diablo de ojos azules impuso a mis antepasados”.

El renacido Malcolm X salió de la cárcel en 1952, tras seis años encerrado. Entonces, se dedicó en cuerpo y alma a trabajar por y para Nación del Islam. Conoció al líder, Elijah Muhammad, y empezó a organizar templos para la organización en Nueva York, Philadelphia, Boston, y varias ciudades del sur de Estados Unidos.

Fundó Muhammad Speaks, el periódico del movimiento, que imprimía en su propia casa, y estableció la norma de que los hombres de Nación del Islam vendiesen el periódico en la calle; así recaudarían fondos y también reclutarían a nuevos miembros.

Esta publicación servía como vía de comunicación de la doctrina de la secta, que incluía ideas sobre la maldad inherente de los blancos y la superioridad natural de los negros. Elijah Muhammad, que tenía predilección por Malcolm X, premió su esfuerzo convirtiéndolo en ministro de varios templos, y representante nacional de Nación del Islam. Esto lo colocaba como la segunda persona más poderosa del movimiento, solo por debajo del propio Muhammad.

Malcolm X tenía todas las cualidades de un líder carismático: era elocuente, inteligente, apasionado; era capaz de expresar la amargura y la frustración reprimida del pueblo afroamericano en un momento clave de la lucha por los derechos civiles.

Sus sermones sobre el orgullo negro y el derecho a la autodefensa tocaron la fibra de muchos de sus compatriotas, y esto se reflejó en las cifras de Nación del Islam: en 1952, la organización tenía solo cuatrocientos miembros; en 1960, había crecido hasta los cuarenta mil.

DE HARLEM A LA MECA

Malcolm X predicaba en las calles de Harlem y participaba en conferencias en universidades como Harvard y Oxford. Y es que su intelecto, su ingenio y su radicalismo le permitían hacer una crítica extraordinariamente mordaz y acertada de la sociedad americana. Por todo ello, Malcolm X se ganó incontables admiradores; uno de ellos era el boxeador Muhammad Ali.

 

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Martin Luther King (1929-1968) y Malcolm X (Malcolm Little - 1925-1965) esperando para una rueda de prensa, 26 de marzo de 1964.

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Pero no todos sus compatriotas negros estaban de acuerdo con el discurso de Malcolm X. Los seguidores de Martin Luther King Jr., una figura clave del movimiento por los derechos civiles, veían a Malcolm X como el extremo opuesto a su líder, que creía en la protesta no-violenta y en la integración como métodos para cambiar la sociedad.

Malcolm X criticó al movimiento pacifista de King y a su estrategia de desobediencia civil y sufrimiento redentor, y urgió a sus seguidores a defenderse “por todos los medios”. Tras el famoso discurso de King que empezaba con la frase I Have a Dream (“Tengo un sueño”), Malcolm declaró:

“¿Quién ha oído hablar de revolucionarios furiosos cantando himnos y cogiéndose del brazo de la misma gente contra la que se deberían estar rebelando?”

Las ideas radicales de Malcolm X también lo pusieron en el punto de mira del FBI, que lo tuvo vigilado desde que salió de la cárcel hasta su muerte.

En 1963, las cosas se empezaron a torcer entre Malcolm X y Nación del Islam. Malcolm quería que la organización se involucrase en el movimiento por los derechos civiles, en vez de limitarse a criticarlo. En esta misma época, se descubrió que el líder del movimiento, Elijah Muhammad, había engañado a su esposa y había tenido hijos ilegítimos con seis de sus secretarias personales, que le pusieron demandas de paternidad.

Esta violación del código moral del movimiento por parte del líder fue una enorme decepción para Malcolm. Por si la situación no era lo bastante delicada, Malcolm atrajo críticas hacia Nación del Islam con su reacción ante el asesinato de Kennedy: dijo algo así como que “a cada cerdo le llega su San Martín”.

Este comentario desató una ola de indignación, y obligó a Elijah Muhammad a imponer a Malcolm un castigo de noventa días de silencio. La relación entre los dos líderes era ya irreparable, y, poco después, en marzo de 1964, Malcolm X dejó Nación del Islam para siempre.

Malcolm X ya no creía en Nación del Islam, pero sus principios continuaban intactos, así que al cabo de un mes de dejar la secta fundó la Muslim Mosque, o Asociación de la Mezquita Musulmana. Unos meses después, Malcolm peregrinó a la Meca, y allí experimentó su segunda transformación espiritual.

En su peregrinación, Malcolm vio a hombres de todos los colores -“desde rubios de ojos azules hasta africanos de piel oscura”-, tratándose unos a otros como a iguales, y compartiendo un objetivo espiritual. Así describió lo que sintió:

“La verdadera hermandad que vi allí me ayudó a reconocer que la ira puede cegar la visión humana”.

Igual que había hecho en su primer despertar religioso, Malcolm X se cambió de nombre; esta vez adoptó uno musulmán: el-Hajj Malik el-Shabazz. A su vuelta a Estados Unidos, el nuevo Malcolm transmitió su revelación: ya no creía en las ideas separatistas de Nación del Islam; la paz fraternal que había conocido en la Meca lo habían convencido de que la solución a los problemas raciales de su país pasaba por abrazar el islam ortodoxo.

La nueva filosofía de Malcolm, mucho más moderada y orientada a la unión y la integración, fue muy influyente; sobre todo entre grupos pacifistas de defensa de los derechos civiles. Durante el último año de su vida, Malcolm estuvo muy ocupado promulgando su nueva visión. Viajó a países africanos, a Francia, y al Reino Unido, y se puso en contacto con grupos que promocionaban la unidad africana, la cooperación internacional y el desarrollo económico.

LA LUCHA QUE LO LLEVÓ A LA MUERTE

En 1965 fundó la Organización de la Unidad Afroamericana, una entidad no-religiosa creada para difundir la lucha de los negros americanos y hacer un frente común con comunidades de países pobres; en otras palabras, Malcolm quería luchar no solo por los derechos civiles, sino por los derechos humanos. Sus objetivos eran más importantes y ambiciosos que nunca, pero sus viejos enemigos no los compartían, y empezaron a conspirar contra él.

El 21 de febrero de 1965, Malcolm estaba en el Audubon Ballroom, un teatro y salón de baile de Broadway (Nueva York), en un acto de la Organización de la Unidad Afroamericana. Eran cerca de las dos y media de la tarde, y Malcolm se preparaba para dirigirse a las cuatrocientas personas que habían acudido a escucharle.

Según un periodista que estaba en la sala, una vez empezado el acto, Malcolm se acercó al micrófono colocado el centro del escenario y saludó al público con el tradicional “Salaam Aleikum”. La multitud respondió “Aleikum Salaam”, y entonces, se oyó un alboroto entre los asientos del público. Segundos más tarde, sonó un disparo, y Malcolm cayó de espaldas. Después, otro disparo; y otro. Según la policía, fueron unos ocho; según algunos testigos, hasta treinta.

Hombres, mujeres y niños se escondieron bajo las mesas de la sala, se tumbaron boca abajo en el suelo, o corrieron hacia la salida. El caos se apoderó de la sala. Algunas de las personas sentadas entre el público corrieron al escenario. Una de ellas era Betty, la esposa de Malcolm, que gritaba horrorizada.

Una mujer anónima declaró haber visto a dos hombres acercándose al escenario mientras disparaban armas ocultas en sus abrigos. La mujer corrió al escenario, dispuesta a proteger a Malcolm con su propio cuerpo. Cuando llegó a él, los tiros habían terminado. Intentó reanimarlo con respiración artificial, pero fue inútil.

Según la policía, Malcolm recibió seis disparos en el pecho y uno en la barbilla. Tras el ataque fue trasladado inmediatamente a un hospital cercano. Los médicos le abrieron el pecho para masajear su corazón y reactivarlo. Pero no había nada que hacer. Quince minutos después, se dieron por vencidos. El portavoz del hospital dio la noticia así:

“La persona que conocéis como Malcolm X ha muerto”.

Más de medio siglo después, el asesinato de Malcolm X continúa rodeado de misterioy polémica. Aunque Nación del Islam negó tener relación con el crimen, tras el atentado la policía detuvo a tres de sus miembros. Uno de ellos, conocido como Mujahid Abdul Halim, confesó haber cometido el crimen, pero declaró que los otros dos acusados -Muhammad Aziz y Khalim Islam- eran inocentes.

Aun así, los tres fueron declarados culpables de asesinato y encarcelados. Las dudas sobre la culpabilidad de Aziz e Islam no desaparecieron nunca, y en 2021 fueron exonerados. Halim recibió la libertad condicional en 2010.

Tal y como él había predicho, tras su muerte, la figura de Malcolm X adquirió una relevancia y una fuerza que nunca había llegado a tener en vida. Muchas de las ideas que defendió se convirtieron en los pilares del movimiento Black Power (“Poder Negro”), que actuó en los años sesenta y setenta del siglo pasado, y contribuyeron a popularizar principios de autonomía e independencia entre la población afroamericana.

El libro La autobiografía de Malcolm X se publicó póstumamente el mismo año de su muerte, y se convirtió en un gran éxito de ventas. En su sección de crítica literaria, el New York Times lo calificó como un libro “extraordinario, brillante, doloroso” e “importante”. Ahora sí, Malcolm X había alcanzado el estatus de leyenda y mártir.