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Esc�ndalo
La ruina tambi�n para Sargent

Madame X: la dama que fue defenestrada por la sociedad y abandonada por su marido por su retrato demasiado sensual

La exposici�n de Sargent en la Tate recupera uno de sus cuadros m�s c�lebres, Madame x, que por su sensualidad fue un esc�ndalo.

'Madame X' cuelga de las paredes del Metropolitan de Nueva York pero se ver� en la Tate.
'Madame X' cuelga de las paredes del Metropolitan de Nueva York pero se ver� en la Tate.EM
Actualizado

El morbo est� servido. Hasta el pr�ximo 7 de julio, la Tate Britain ofrece una original exposici�n denominada Sargent and Fashion. A simple vista parece algo soso, pero todo lo contrario. Estamos ante la primera gran exposici�n del retratista John Singer Sargent que combina su obra con parte de los delicados vestuarios y complementos de �poca de sus clientes. Para �l la vestimenta era fundamental para reflejar la sociedad y elaborar la composici�n pict�rica. El artista estadounidense se convirti� en el favoriro de arist�cratas y nuevos ricos de la sociedad parisina y londinense. Su estilo no ten�a parang�n, ya que hab�a estudiado concienzudamente a Vel�zquez.

John Singer Sangent fue el retratista preferido de las grandes pero el esc�ndalo tambi�n le afect�. EM
John Singer Sangent fue el retratista preferido de las grandes pero el esc�ndalo tambi�n le afect�. EMEM

Entre todos los cuadros destaca Madame X, que supuso un esc�ndalo en la Belle �poque parisina, ya que era la primera vez que una dama con una belleza at�pica posaba de manera sensual. La protagonista en cuesti�n era Virginie Am�lie Avegno Gautreau, una criolla blanca adinerada de Nueva Orleans que tras la muerte de su padre en la Guerra de Secesi�n se instal� en Par�s con ocho a�os. Su madre era una experta arribista social que consigui� que su ni�a se casara a los 18 a�os con un rico banquero: Pierre-Louis Gautreau, dos d�cadas mayor y con quien tuvo una hija, Louise.

Cuando el retrato de Mimi, como as� la llamaban familiarmente, se exhibi� en el Sal�n de Par�s de 1884 se produjo un pandemonio. El esc�ndalo fue tan sonado que el artista se march� a Londres.

Madame X, de Sargent
Madame X, de Sargent

El motivo para tanta escandalera fue que Sargent pint� a Virginie destacando el aspecto sexual de una mujer casada con un vestido de noche ce�ido de sat�n negro con un escote pronunciado y uno de los tirantes resbal�ndole sensualmente del hombro derecho. Los brazos estaban desnudos y el anillo de casada en su mano izquierda. Para la puritana sociedad francesa ser infiel no estaba mal visto -Virginie era famosa por su belleza pero tambi�n por sus infidelidades-, pero que una mujer posara de aquella manera no era aceptable. Adem�s, el retrato destaca por la extrema palidez de la piel de Virginie, blanqueada con lavanda molida y polvos de arroz, as� como por el pelo te�ido con henna y las cejas perfiladas. Ni el maquillaje ni el tinte eran aceptados por la alta sociedad de la �poca.

Para saber m�s

Su forma de posar, mirando de lado, con la mirada perdida en el infinitivo y con el pelo recogido en un mo�o aderezado con una media luna de diamantes, tampoco gustaron. Demasiado altiva y desafiante para los c�nones de la �poca. A Virginie le gustaba posar como las diosas de la mitolog�a griega y romana y tambi�n se inspir� en la emperatriz Josefina Bonaparte, a la que admiraba profundamente.

Encerrada en su residencia

Considerada una de las mujeres m�s elegantes, era toda una socialite cuyo estilo se lo deb�a a la Maison F�lix y a las joyas de inspiraci�n cl�sica que sol�a lucir en fiestas y bailes. Todos los artistas de la �poca quer�an retratarla pero el cuadro de Sargent fue su ruina.

Las cr�ticas en el Sal�n de Par�s de 1884 fueron destructivas tambi�n para el pintor. El cr�tico del New York Times escribi� que el retrato "es una caricatura. La pose de la figura es absurda y el color azulado, atroz", y el artista Ralph Curtis afirm� que "parec�a estar descomponi�ndose como un cad�ver". "Mi hija est� perdida", resumi� su madre ante el esc�ndalo. Un a�o m�s tarde, Sargent retoc� una parte del cuadro colocando el tirante en su lugar. Pero ya era demasiado tarde. La algarab�a con la que hab�a empezado todo en el invierno de 1883, cuando Sargent realiz� 30 dibujos a l�piz, �leo y acuarela en el castillo de Les Ch�nes del matrimonio Gautreu, se torn� en hiel. Aquella exposici�n del cuadro supuso el fin para ambos. El artista se mud� a Londres definitivamente, su obra colg� en su estudio y la socialite acab� defenestrada.

Sus �ltimos a�os fueron aciagos. Dicen que su marido la abandon� y que vagaba sin rumbo por las playas de Cannes. Vivi� pr�cticamente enclaustrada en su residencia, donde dio la orden de que se cerraran todas las persianas y se retiraran todos los espejos. No quer�a verse. Y de tanto en tanto solo sal�a de noche.

Falleci� en 1915 los 56 a�os. Cuando Sargent se enter� de su muerte decidi� vender el cuadro por 1.000 d�lares al Metropolitan de Nueva York con la condici�n de que no se desvelara el nombre de la dama. "Creo que es lo mejor que he hecho", asegur�. As� naci� Madame X.